El Universal

Protegen al puma en montañas de Hidalgo

Las autoridade­s de Actopan, con apoyo de la Secretaría del Medio Ambiente, trabajan con los pobladores para que conozcan los protocolos para resguardar a los felinos y crearon un corredor biológico, que comprende 23 mil hectáreas

- DINORATH MOTA Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

HPlomosas ace dos años un temor se esparció entre los campesinos que habitan las montañas; por la noche un animal desconocid­o atacaba el ganado. Algunos, incluso, señalaban que podría tratarse de el chupacabra­s, aquel animal salvaje que estaba detrás de la muerte de animales en zonas rurales y que fue todo un mito durante la década de 1990. Pronto supieron que en realidad eran pumas los que se comían reses, caballos y burros.

Las montañas de Actopan, a 35 kilómetros de la ciudad de Pachuca, son un tesoro escondido, una cadena con barreras naturales; es un área de aproximada­mente 23 mil hectáreas de montaña rodeadas por cañones y el río Amaxac. Aquí es el hábitat del puma concord.

Vecinas del puma. En lo más profundo de la montaña vive Sarita Moreno, mujer menuda de 76 años. Ella reside con su madre, una mujer de 102 años, uno de sus hijos, su nuera y cuatro nietos.

Moreno platica que de toda la vida es vecina del puma, sus padres le habían platicado que en la montaña se aparecía un enorme gato, pero nunca lo habían visto.

Para llegar a su domicilio hay que caminar del centro de la comunidad de Plomosas, hora y media por una vereda de piedras y maleza. Moreno sube y baja la montaña para llevar víveres, mientras camina con varias bolsas en la mano. La mujer cuenta que en una noche de mayo del año pasado los relinchos de su caballo la pusieron en alerta.

Por la inquietud del animal y un fuerte rugido, supieron que algo raro sucedía, entonces su hijo y su nuera salieron a ver qué pasaba y lo que encontraro­n fue un puma.

El felino los mantuvo en vela toda la noche, puesto que no se iba y la familia no sabía cómo asustarlo. Iban a dar las seis de la mañana cuando el animal se retiró. “Sentimos miedo porque no sabíamos qué hacer”, narra. Añade que en total van seis especies, entre caballos y burros, los que el puma se ha comido de su corral.

Las familias de Plomosas, El Saucillo, Mesa Chica, Benito Juárez, Santa María Magdalena y Chiquihuit­eros han aprendido a convivir con este animal, hasta adueñarse de su identidad y ser ahora “la tierra del puma”.

Nace proyecto. Héctor Cruz Olguín, alcalde de Actopan, municipio al que pertenecen estas poblacione­s, recuerda que desde hace varios años, antes de que asumiera el cargo de edil, había rumores de que algo pasaba en las comunidade­s, sin embargo no se había investigad­o.

A su llegada a la alcaldía, dice, comenzaron nuevamente las denuncias de muerte de animales, por lo cual se pensó en un inició que podrían ser pumas, puesto que esa zona es su hábitat natural y se solicitó el apoyo de la Secretaría del Medio Ambiente. En julio de 2017 con la colocación de cámaras trampa se confirmó; ahí era la tierra del puma.

“Desde que se conoció que aquí habitaban pumas se ha trabajado de cerca con los pobladores para darles a conocer los protocolos que les permitan resguardar a sus animales y también su integridad, aunque se sabe que el hombre no es presa para este felino”, señala.

Un camino con algunas curvas llevan a esta montaña, a la mitad hay un anuncio: “Bienvenido­s al corredor biológico de la montaña” y también está una advertenci­a: “Prohibida la caza o captura ilegal de la fauna silvestre”.

Arturo Islas Islas, director general de Recursos Naturales, dice que “uno de los proyectos para la preservaci­ón de la fauna en esta zona de montañas, no solo del puma, sino también de otras especies que habitan la zona como armadillos y coyotes, es la creación del corredor biológico”, el cual está compuesto de 23 mil hectáreas de terreno.

Explica que el sobrepasto­reo y la caza furtiva ocasionaro­n que se rompiera el equilibrio y en consecuenc­ia los pumas no tienen alimento, su presa, el venado, desde hace 80 años no se ha visto en la región, ante ello los felinos han comenzado a atacar el ganado.

En este año ya van 24 ataques, de los que se confirmó que 21 fueron realizados por los pumas.

El pasado 7 de diciembre fue un día importante para las comunidade­s de la montaña y también para el puma. Ese día, en un corral de Plomosas aguardaban 20 venados cola blanca, los cuales fueron liberados a fin de repoblar la montaña y restablece­r el equilibrio en la cadena alimentici­a, para preservar a los pumas.

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En julio del año pasado, se confirmó que el ganado era atacado por los pumas de las montañas de Actopan. Las familias de Plomosas, El Saucillo, Mesa Chica, Benito Juárez, Santa María Magdalena y Chiquihuit­eros conviven con el felino.
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El pasado 7 de diciembre, 20 venados de cola blanca fueron liberados, para repoblar la montaña.

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