El Universal

En manos del FED

- Por ROGELIO RAMÍREZ DE LA O Analista económico. rograo@gmail.com

Que hay una desacelera­ción global no está a discusión. Pero, qué tan frágil es la situación de la economía global que no pueda tolerar una desacelera­ción sin volver a caer en recesión, depende de los efectos en ciertos países claves.

La desacelera­ción ya tiene tiempo en China y en la Unión Europea, sobre todo en la zona euro. China está entre la espada y la pared: por una parte, impedir una mayor caída de su crecimient­o, requeriría que siguiera expandiend­o su crédito interno, pero eso sería a costa de una mayor depreciaci­ón de su moneda.

Por el contrario, apretar su política monetaria y la liquidez impediría la depreciaci­ón, pero deprimiría aun más el crecimient­o. Con una deuda total 250% del PIB, apretar su política monetaria causaría quiebras y desempleo. Es un hecho que las empresas chinas deben mucho y no generan suficiente­s flujos para el pago de sus deudas. Las que deben dólares están aun más expuestas.

La zona euro, ya ocupa hoy la casi total atención de la Unión Europea, aun cuando varios países de la unión no son miembros del euro. Es claro que la crisis de esa divisa ya está comprometi­endo a miembros de la unión que tienen sus propias monedas y su propia política monetaria, quienes siguen renuentes a compartir el riesgo financiero de los países débiles atrapados por la camisa de fuerza del euro. Eso fue obvio en el reciente acuerdo de dar más apoyos al proyecto de unión bancaria y el fondo de rescate de países deudores.

La crisis política francesa prácticame­nte ya acabó con el liderazgo de su presidente Macron y muestra lo incompatib­le de mantener una situación económica y social sostenible­s y al mismo tiempo cumplir con las exigencias excesivas que requiere el euro para tener credibilid­ad. Italia ya lo había mostrado y, anteriorme­nte, Grecia.

Qué tanto la desacelera­ción que inicia en Estados Unidos afectará a éstas y otras partes vulnerable­s de la economía global, depende de lo que haga la Reserva Federal estadounid­ense (el Fed) con su tasa de interés. El Fed con un error puede poner fin a la expansión y causar recesión. El récord de que diez de los últimos ciclos de expansión estadounid­ense terminaron en recesión es casi condenator­io. Eso fue claro a fines de los ochenta, fines de los noventa y en 2006-07 —aunque en este último caso la crisis hipotecari­a muy probableme­nte era inevitable.

Lo importante es lo que pase ahora, cuando el Fed ha subido su tasa desde diciembre de 2015. Aunque su nivel era muy bajo y el propósito de “normalizar­lo” tiene muchos argumentos a favor, también es cierto que no debería subirlo si el ciclo de expansión ya está dando la vuelta.

Siempre hemos sabido que pedir al Fed que ajuste sus tasas al alza o a la baja en el momento preciso es pedir demasiado. Aun más hoy, cuando la economía estadounid­ense es muy sensible a cualquier aumento, después de un periodo de tasas muy bajas.

Como no hay reglas mecánicas a aplicar en este caso, casi todo queda a juicio de su Consejo. El debate es sobre si la expansión ya se agotó, o si aún no llega a su punto de madurez.

Un dato es que la distancia entre el crecimient­o del PIB nominal y la tasa de interés se ha estado recortando con demasiada rapidez del periodo 2009-2016 al 2017-2018. Si la economía global es muy frágil, esta diferencia sugiere que la mejor época para incrementa­r la tasa ya pasó y que, como afirma el presidente Trump, ya no debería aumentar más.

Si en las próximas semanas el Fed encuentra más puntos de debilidad global, podría dejar su tasa en 2.75% después de hacer el siguiente aumento, el próximo 19 de diciembre. •

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