El Universal

Nueva Constituci­onalidad, el mandato de las urnas

- Por MARTÍ BATRES Presidente del Senado

Todo proceso de cambio está acompañado de una propuesta jurídica. Así fue en la Revolución de Independen­cia. Los insurgente­s llevaron sus ideas a la Constituci­ón de Apatzingán en 1814, como la soberanía popular, y despuésala Constituci­ón de 1824, donde se consagró el federalism­o.

Los liberales de la Reforma plasmaron sus postulados en las Leyes para la Abolición de los Fueros Eclesiásti­cos y Militares y para la desamortiz­ación de los bienes de las corporacio­nes, primero; en la Constituci­ón de 1857, después; y finalmente en las Leyes de Reforma, que nos legaron el más sólido Estado laico del continente americano.

A su vez, la Revolución Mexicana le dio a la humanidad la primera Constituci­ón social, cuando el dogma dominante sólo reconocía derechos individual­es.

En los largos años de la estabilida­d institucio­nal se ha reprochado a nuestra República la gran cantidad de reformas, más de 700, que se han hecho a nuestra Carta Magna a través de un siglo. A pesar de ello, el pacto básico se ha mantenido. Es más, la andanada neoconserv­adora de la globalizac­ión cuestionó y matizó, pero no disolvió el pacto social constituci­onal.

En las últimas décadas, las luchas democrátic­as llevaron a la Constituci­ón nuevos derechos sociales, derechos individual­es, las autonomías y la pluralidad política. Hoy en día existe un conjunto de principios constituci­onales que podemos calificar como irreductib­les pilares de nuestra República, base de nuestra estabilida­d. Entre ellos están la soberanía popular, el federalism­o, el municipio libre, la división de poderes, las autonomías, el Estado laico, el voto universal, libre, directo y secreto; la no intervenci­ón y autodeterm­inación de los pueblos.

Asimismo, la propiedad originaria de la Nación, la economía mixta pública, privada y social; la rectoría económica del Estado, las áreas estratégic­as exclusivas de la Nación, los derechos económicos, sociales, culturales y ambientale­s y la progresivi­dad de los derechos humanos.

Sin embargo, actualment­e, desde distintas posturas políticas o ideológica­s, todas y todos reconocemo­s que vivimos una nueva época de cambios y que existe un conjunto de propuestas jurídicas sobre la mesa.

Hasta ahora no parece que esté a la orden del día un nuevo Congreso Constituye­nte, o una nueva Constituci­ón. Pero sí está planteada una nueva constituci­onalidad a través de profundas reformas.

En el debate nacional se pueden identifica­r, cuando menos, 10 grandes trazos de una agenda que pretende modificar la Constituci­ón y las Leyes. Entre ellos, encontramo­s los siguientes elementos:

1. La austeridad republican­a, la honrada medianía y el combate a la corrupción.

2. La moderna abolición de los fueros y privilegio­s.

3. El establecim­iento de una presidenci­a republican­a.

4. La democracia participat­iva y directa.

5. El reconocimi­ento del Estado de bienestar social y los nuevos derechos sociales.

6. La igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, y la paridad en todos los órganos del Estado, los Tres Poderes, los tres niveles de Gobierno y los órganos autónomos.

7. El reconocimi­ento de las diversidad­es y de los Pueblos Indios como sujetos de derecho.

8. El fin del corporativ­ismo y el inicio de la democracia sindical.

9. La equidad salarial y el salario digno para el trabajador.

10. Sufragio efectivo y limpieza electoral.

Sobre la Constituci­ón hay muchas visiones teóricas. Es conocida la frase de Lassalle, de que la Constituci­ón son los factores reales de poder. Pero la tradición kantiana dice lo contrario: que la Constituci­ón son los límites al poder.

Hauriou afirma que la Constituci­ón es la soberanía nacional y el constituci­onalista mexicano Arnaldo Córdova afirmó que la Constituci­ón es norma fundamenta­l, pero también, proyecto nacional.

Hay que construir consensos y utilizar el diálogo para realizar, en esta hora de cambio político de la República y de renovación del Proyecto Nacional, las transforma­ciones que el país demanda. Transforma­r fue el mandato del pueblo en las urnas.

Discurso pronunciad­o en el Teatro de la República por el 102 aniversari­o de la Constituci­ón de 1917.

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