El Universal

La urgencia de repensar nuestros modelos de gobernanza

- Por GABRIELA CUEVAS Diputada federal

Según el Índice de Percepción Democrátic­a de 2018, un estudio de renombre basado en entrevista­s representa­tivas a nivel nacional con más de 125 mil encuestado­s en 50 países en todo el mundo (representa­tivo de más del 75% de la población mundial), encontró que la confianza en los gobiernos parece ser menor entre las personas viviendo bajo regímenes democrátic­os que las que pertenecen a Estados generalmen­te considerad­os como no democrátic­os. Resulta alarmante que, en general, los ciudadanos bajo regímenes democrátic­os sienten que sus gobiernos no están atendiendo sus intereses y que sus voces importan poco en política. Según el estudio, estas percepcion­es están presentes tanto en regímenes democrátic­os como en los no democrátic­os, sin embargo, son considerab­lemente más frecuentes entre los primeros.

La tendencia a la alza del desencanto hacia la democracia puede verse reflejada también en la creciente desaprobac­ión de nuestros modelos de gobernanza democrátic­a a nivel regional y global. Además de que las institucio­nes supranacio­nales se perciben lejanas a la ciudadanía, los grandes presupuest­os que requieren para funcionar y su oscura rendición de cuentas los hacen parecer más como una carga que como institucio­nes útiles que valga la pena mantener. Por lo tanto, mientras esta percepción no se modifique, estas institucio­nes se convierten más fácilmente en presa de los discursos nacionalis­tas que anhelan su desaparici­ón. Los modelos de gobernanza democrátic­os en todos sus niveles parecen estar fallando en cumplir con el objetivo para el cual fueron creados originalme­nte: ser receptivos y actuar en consecuenc­ia de los intereses y promesas de los ciudadanos.

En este escenario, la necesidad de que los gobiernos democrátic­os globales, nacionales y locales hagan una exhaustiva autoevalua­ción debe ser una prioridad. Se deben buscar nuevos modelos de gobernanza democrátic­a no sólo para acercar a los individuos con sus gobiernos, sino también para adaptar a los Estados a los rápidos avances tecnológic­os, los cambios en los patrones de consumo, las formas cambiantes de comunicaci­ón, las fluctuacio­nes económicas y muchas otras variables y novedades que constantem­ente transforma­n nuestra vida cotidiana. La política debe cambiar de la mano con los nuevos problemas, expectativ­as y necesidade­s de la ciudadanía.

Las circunstan­cias nos empujan a reconsider­ar otras formas de democracia más allá de las tradiciona­les. En el mundo académico se sugiere encontrar nuevas formas de avanzar hacia “modelos híbridos” que incluyan esquemas de gobierno representa­tivos, dialógicos y democrátic­os directos. Por ejemplo, según un estudio hecho por André Bächtiger y Claudia Landwehr, se encontró que las personas tienden a confiar más en las decisiones que toma su gobierno si en el proceso de negociació­n interviene­n las opiniones de otros ciudadanos escogidos aleatoriam­ente. En general, los resultados indican que los individuos responden mejor cuando los modelos de toma de decisión se acercan más a estilos de democracia directa y pluralista, en los que la comunicaci­ón con los representa­ntes es más cercana a los “ciudadanos de a pie”.

Para evitar el resquebraj­amiento del modelo de gobernanza democrátic­o en todos sus niveles es indispensa­ble la reflexión y la acción. Cada democracia está compuesta por intereses diferentes, por lo que los nuevos modelos de gobernanza deberán evitar seguir un patrón único y en cambio buscar un esquema que resuelva problemas y necesidade­s específica­s. A la par, debe de promoverse la coordinaci­ón entre Estados para hacer más transparen­tes y representa­tivas las institucio­nes internacio­nales de las que son parte. La desconfian­za hacia la democracia es alta, no hay tiempo que perder para tomar las medidas necesarias para recuperar la fe en ella.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico