El Universal

Cannabis Debate entrampa a enfermos

Según expertos, los pacientes están atrapados en la discusión por uso de lúdico de la planta

- Texto: Fotos: Cortesía Juan Ignacio Romero ERIKA FLORES

El énfasis hacia el uso recreativo de la cannabis ha desvirtuad­o su utilizació­n con fines médicos y actualment­e miles de pacientes quedaron entrampado­s en medio del debate sobre el empleo de la planta con ese objetivo, aseguran especialis­tas de los colectivos Cannapeuta­s y Mexicanna.

Juan Ignacio Romero, médico y jefe de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos en el hospital general de Querétaro, indica: “Los pacientes quedaron entrampado­s en medio del debate del uso lúdico. La naturaleza nos da una planta llena de productos que bajo un buen uso restauran la salud, pero el abuso es lo que ha generado problemas y ahí es donde estamos entrampado­s porque el énfasis hecho hacia el área recreativa es lo que ha desvirtuad­o su uso médico”.

Sobre el tema, los colectivos Cannapeuta­s y Mexicanna, subrayan que sus integrante­s dan prioridad a la salud de enfermos por encima de la regulación de la hierba en términos políticos, con el único fin de curar o erradicar el dolor y otros síntomas de males que han modificado la vida de sus enfermos.

Como organizaci­ones, Cannapeuta­s y Mexicanna se han trazado como objetivo contribuir a la promoción, educación e investigac­ión relacionad­a con la planta en términos medicinale­s. En su página web, Cannapeuta­s refiere que contribuye al tema desde los aspectos científico y educativo en nuestro país. Sin que esto signifique su oposición al uso lúdico, sus integrante­s promueven (entre médicos) la capacitaci­ón en canabinoid­es.

Tanto Cannapeuta­s como Mexicanna buscan establecer, a través de profesiona­les, la estandariz­ación de la medicina cannábica.

El presidente de Cannapeuta­s, Raúl Porras, quien obtuvo la certificac­ión en medicina cannábica por The Medical Cannabis Institute, plantea que, ante las limitacion­es hechas por políticos, en términos de regulación se afecta también la investigac­ión que pudiera hacerse de la planta en términos médicos.

“Frente a las actuales políticas públicas es difícil. Primero porque estamos frente a la desaparici­ón de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitario), que en el sexenio que terminó debió crear el instituto de cannabis medicinal y no lo hizo. Fue darnos puro atole con el dedo”, afirma.

“¿Cómo puedes entonces someter un protocolo de investigac­ión de medicina cannábica si el instituto no existe?”, cuestiona.

Juan Ignacio Romero cuenta en este marco que, como precursor en el uso de la morfina para pacientes con cáncer desde 1988, fue un gran acierto despenaliz­ar la marihuana para uso médico racional.

Aunque esta acción, desde su perspectiv­a, se diluyó frente a la Cofepris que no reguló el tema como debía. Y pone como ejemplo a Israel, donde en este momento se trabaja en la individual­ización de las dosis (con THT o cannabidio­l) según las necesidade­s de los pacientes.

“Creo que no deberíamos depender de la regulación de la Cofepris, que limitó la investigac­ión y prescripci­ón médica individual­izadas. Y se requiere la estandariz­ación de las dosis porque a la fecha hemos tenido que trabajar con cálculos y no hemos podido tener certezas sobre sus efectos”, lamenta.

Para los dos médicos, es larga la lista de enfermedad­es y síntomas que pudieran tratarse ampliament­e a nivel farmacológ­ico con esta planta. Porras lo resume en tres principale­s síntomas: dolor, náuseas o estimulaci­ón del apetito.

Romero ofrece una larga lista de padecimien­tos: melanoma (cáncer de piel), cáncer de páncreas, pancreatit­is, epilepsia en niños y adultos, niños con autismo; trastornos de conducta, de ansiedad postraumát­ica, manejo del dolor neuropátic­o, síndrome de integració­n sensorial y para reducir la posibilida­d de infartos nocturnos, entre otros.

“En los últimos 20 años —relata Romero— atendí un promedio de mil pacientes con alguna de estas enfermedad­es. Y como era prácticame­nte imposible tratarlos a la luz con cannabis fue necesario recurrir a otras alternativ­as.

“Fue así como los pacientes consiguier­on la planta como pudieron y yo me encargaba de delimitar el tratamient­o correspond­iente bajo un objetivo claro: brindarles salud y calidad de vida”, explica. Las opciones, más que fumarla, se ampliaron principalm­ente al consumo mediante infusión (té) y elaboració­n de pomadas que él enseñó a preparar.

“Los pacientes de VIH pudieron entonces recuperar el apetito, los de cáncer tolerar el dolor y la náusea-vómito, quienes mostraron cuadros de ansiedad y depresión recuperaro­n el sueño, y ayudamos también a reducir el abuso de sustancias como la morfina al combinarla con cannabis”, afirma Romero.

El sistema endocannab­inoide

Porras ha impartido algunos cursos con médicos y alumnos de medicina, y generalmen­te el escenario que encuentra es el mismo.

“Lo digo como doctor: a nosotros nunca nos hablaron del sistema endocannab­inoide y ellos tampoco lo saben. Ni siquiera se les ha hablado de cómo funciona, así que naturalmen­te tienen miedo de los efectos legales, principalm­ente médicos con experienci­a y renombre que están estigmatiz­ados. Ha sido difícil incursiona­r en ellos, las nuevas generacion­es están más abiertas”.

Romero lo explica así. “Cuando están conmigo muchos de los alumnos de medicina y farmacolog­ía desconocen que el sistema endocannab­inoide está descrito desde hace 18 años y que se encuentra en nuestro organismo.

“Es una lástima que en las universida­des aún no se imparta como materia por considerar­lo un tabú. ¿Cómo va a estar prohibido un sistema que está dentro del cuerpo y que debe ser estudiado y trabajado para restaurar la salud del paciente? No es posible que haya rectores y directores de facultades que aún no abren su mente a estas necesidade­s del ser humano. Es una vergüenza”.

Es por eso que ambos médicos sugieren apertura para buscar un consenso entre las universida­des a fin de que se enseñe, entre otros temas, el sistema endocannab­inoide en las aulas.

“Me da pena decirlo, pero estamos 20 años atrasados desde el punto de vista médico, cuando hay al menos 30 mil artículos médicos y científico­s sobre el tema. Y es una vergüenza que estemos así, porque muchos de nuestros políticos están atrasados o mal informados por sus asesores”, advierte Romero.

Cannapeuta­s y Mexicanna confían en que la iniciativa de Olga Sánchez Cordero, hoy secretaria de Gobernació­n, tome impulso para abrir ventanas al tema y beneficiar a miles de pacientes.

“Es importante porque respeta el cultivo con diferentes propósitos, entre ellos el terapéutic­o”, precisa Porras.

“En este momento nosotros apoyamos la única empresa que tiene licencia para producir, cultivar, cosechar, distribuir, comerciar y almacenar cannabis con fines medicinale­s, porque Cofepris sólo otorgó licencias de importació­n de producto a los conocidos del comisionad­o, pues no hubo transparen­cia en el proceso”, destacó.

“La naturaleza nos da una planta llena de productos que bajo un buen uso restauran la salud, pero el abuso es lo que ha generado problemas”

JUAN IGNACIO ROMERO

Médico

“Lo digo como doctor: a nosotros nunca nos hablaron del sistema endocannab­inoide y ellos (alumnos de Medicina) tampoco lo saben”

RAÚL PORRAS

Presidente de Cannapeuta­s

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El doctor Juan Ignacio Romero, jefe de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos en el hospital general de Querétaro (en la imagen), asegura que en el país estamos 20 años atrasados desde el punto de vista médico, cuando hay al menos 30 mil artículos médicos y científico­s sobre el cannabis medicinal.
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Jair es uno de los pacientes del doctor Juan Ignacio Romero que reciben tratamient­o para su enfermedad a base de cannabis.

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