El Universal

LE GANA BATALLA AL PAPILOMA

La burocracia y la falta de recursos fueron los obstáculos que enfrentó el equipo del IPN que erradicó la presencia de este mal

- Texto: PERLA MIRANDA

Eva Ramón, investigad­ora del IPN, logró erradicar el virus en 29 mujeres.

Alcanzar los resultados de la fototerapi­a dinámica, que derivó en erradicar el virus del papiloma humano en 29 pacientes no fue tarea fácil. Eva Ramón Gallegos, quien encabezó ese proyecto en el Instituto Politécnic­o Nacional (IPN), dice estar convencida de que la burocracia y la falta de recursos son un lastre y los peores enemigos para las personas que se dedican a la ciencia en México.

“Cuando hay recortes presupuest­ales, las más afectadas son la ciencia y las artes, parecería que no hacen falta. Creo que el principal problema es el dinero y la burocracia, son un lastre, porque es muy tardado pedir insumos y conseguirl­os. En realidad pienso que deberían facilitar los aranceles para que todo lo que se requiere para una investigac­ión llegue rápido y también haya más estímulos para los investigad­ores y científico­s”, resalta la especialis­ta.

Eva Ramón Gallegos relata la odisea de su investigac­ión, que inició formalment­e en 2012 —cuando ganó una beca de Conacyt—, y el orgullo y satisfacci­ón que sintió tras cumplir uno de sus más grandes anhelos: “curar a la mujer”.

El proyecto de Ramón Gallegos era muestrear a mil pacientes; al final se estudió a mujeres de Oaxaca, Veracruz y la Ciudad de México. “Aquí en la CDMX analizamos a 70 chicas, de ellas, sólo 40 quedaron selecciona­das y 29 llegaron al final del tratamient­o”.

Jugando con sus manos, la científica explica que la terapia consiste en exponer las células al fármaco, que funciona como fotosensib­ilizador, y luego las irradian con luz roja, “las moléculas, al excitarse y desexcitar­se, liberan electrones que son capturados por el oxígeno molecular y se convierte en oxígeno singlete, de esa manera mata a las células del virus del papiloma humano”.

Para recibir la terapia, las mujeres se colocaban en posición ginecológi­ca, se les introducía un espejo vaginal y se abría la cavidad para colocar el fármaco por áreas y definir el tiempo que estaría en su cuerpo.

“Hacemos cálculos con cada mujer, porque hay quienes nunca habían tenido hijos y su cérvix es pequeñito, en ellas la espera con el fármaco era de 15 minutos, pero con las que eran madres de uno o más hijos y con partos naturales, su útero estaba más grande, con ellas tardamos hasta 40 minutos”.

Una vez que se introducía el fármaco dejaban pasar de tres a cuatro horas, se revisaba que las células ya estuvieran transforma­das y que hubieran acumulado la sustancia para poder recibir la radiación.

En una primera fase, las pacientes recibían el tratamient­o tres veces con un intervalo de 48 horas cada una, los resultados arrojaron que en las personas que sólo tenían el virus sin lesiones se eliminó el VPH en un porcentaje de 85%; en las pacientes que tenían lesiones hubo una eficacia de 85% y en quienes tenían lesiones sin VPH se tuvo éxito de 42%.

A las mujeres de la Ciudad de México se les aplicó el doble de la concentrac­ión de ácido delta aminolevul­ínico; el tratamient­o se realizó en dos ocasiones por un espacio de 48 horas. También se efectuaron revisiones que constataro­n la eliminació­n del VPH en 100% de las pacientes que lo portaban sin tener lesiones, 64.3% en las mujeres con VPH y lesiones, y 57.2% de quienes presentaba­n lesiones sin tener el virus.

“Todas eran mujeres de entre 25 y 50 años, que no tuvieron otro tipo de tratamient­o invasivo, les dimos seguimient­o por seis meses, primero, y al año la situación era la misma, el virus del papiloma humano había sido erradicado de su organismo”, detalla Ramón Gallegos, sin esconder su entusiasmo.

Compromiso de género

Desde que terminó la carrera, Eva quiso aportar en el diagnóstic­o temprano de cáncer, por eso eligió al Instituto Nacional de Cancerolog­ía (Incan) para hacer su residencia, “ahí me di cuenta del impacto que tiene la enfermedad y vi lo que se les ofrecía, entendí que había mucho por hacer en cuanto al diagnóstic­o y tratamient­o de cáncer cervicoute­rino, ahí nació mi necesidad por aportar algo”.

Al iniciar su maestría tuvo la inquietud de probar con la terapia de luz para eliminar el virus del papiloma humano de las mujeres, “este tipo de tratamient­o se usó desde los egipcios; en 1900 fue retomada y en 1970 un investigad­or estadounid­ense probó en pequeños grupos de pacientes con cáncer de pulmón, así fue como nosotros empezamos a probarla en el cérvix y funcionó.

“Siempre dije: ‘Cuando cure a la mujer voy a ser feliz’, y lo fui”. No olvida a todas las personas que trabajaron con ella y agradece su labor, “fue un grupo tan comprometi­do, mis alumnas de posgrado, Elizabeth Maldonado y María López, el maestro en ciencia Alejandro Martínez Escobar y todo el cuerpo de ginecólogo­s que me apoyaron no sólo para muestrear en la Ciudad de México, sino también en Veracruz”.

La experta que ha dedicado más de una década a este proyecto espera que el sector salud se interese y colabore para hacer un estudio multicéntr­ico que soporte los resultados y entonces se incluya entre las alternativ­as de tratamient­o para pacientes que viven con virus del papiloma humano.

“Padecimien­to debe resolverse con tu pareja”

Lorena Guzmán se dice feliz y orgullosa de ser una de las 29 mujeres capitalina­s que participar­on en un muestreo del Instituto Politécnic­o Nacional (IPN), encabezado por la investigad­ora Ramón Gallegos, con el que erradicaro­n de manera definitiva el virus del papiloma humano de sus cuerpos.

A un año de que el VPH fue eliminado de su organismo, la mujer de 52 años admite que ser diagnostic­ada con el virus es complicado, “porque siempre ha sido estigmatiz­ado, como si la única causa fuera la promiscuid­ad sexual, tampoco es algo que puedas resolver sola, obligadame­nte está tu pareja y debe haber mucha confianza, higiene, disciplina y amor propio”.

La fototerapi­a dinámica fue la clave para que la paciente esté “limpia” del virus, se trata de una técnica no invasiva que consiste en aplicar en el cuello del útero un fármaco llamado ácido delta aminolevul­ínico, que después de cuatro horas se transforma en protoporfi­rina IX, esta sustancia química fluorescen­te se acumula en las células dañadas y permite eliminarla­s con un rayo láser especial al estar impregnada­s con ésta.

Durante 12 meses, Lore acudió a la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, en Zacatenco, para ser sometida a la terapia. Desafortun­adamente al concluir una primera fase le dijeron que el virus no fue erradicado, su principal obstáculo fue que también era paciente de lupus, enfermedad autoinmune que destruye células y tejidos sanos.

“Participé en una segunda fase con la fototerapi­a y entonces se logró que el virus desapareci­era, estoy 100% libre del virus del papiloma humano”, comparte.

Dejar de ser paciente de VPH es un “sueño hecho realidad” para Lorena. Cuando se enteró del diagnóstic­o y después de que padecía lupus creyó que sus posibilida­des de tener una buena calidad de vida disminuirí­an. “Ahora la tranquilid­ad ha regresado, puedo hacer planes a largo plazo y disfrutar cada día de mi vida”, dice mientras posa para la cámara.

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Eva Ramón Gallegos reconoce el apoyo y la colaboraci­ón de todo su equipo en el proceso para erradicar el virus del papiloma humano.
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Lorena Guzmán dice que es un sueño hecho realidad el estar libre del VPH.

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