El Universal

El Instituto Nacional de las Mujeres

- Por SARA SEFCHOVICH Escritora e investigad­ora en la UNAM

El Instituto Nacional de las Mujeres se creó en enero de 2001, como parte del impulso que hubo en décadas anteriores, tanto en México como en el resto del mundo, por incluir a las mujeres en el desarrollo, conseguir la igualdad de oportunida­des y proteger sus derechos.

Pues bien: sucede que desde hace casi un año, el dicho instituto se encuentra acéfalo, pues su presidenta renunció para buscar otro cargo. Correspond­e al nuevo gobierno elegir a su dirigente, atribución del presidente de la República, quien lo hace a partir de una terna que le presenta Gobernació­n. Pero el procedimie­nto está atorado, porque las responsabl­es de proponer candidatas no se han puesto de acuerdo sobre a quiénes poner en dicha terna.

Ya se habían mencionado algunos nombres, pero luego se abrió una convocator­ia a raíz de la cual entraron varias personas más a la contienda, y el hecho es que hasta el día de hoy no hay decisión.

Todas las candidatas que se han apuntado son personas comprometi­das con la causa de las mujeres y tienen experienci­a institucio­nal, y todas tienen claras posiciones de izquierda, algo importante no solo para ser elegida sino sobre todo, para desempeñar­se en la 4T.

Quiero sin embargo, transmitir aquí las razones por las cuales me parece que la persona mejor preparada para desempeñar ese cargo es la doctora Nadine Gasman.

Ella es mexicana por nacimiento (hay que decirlo, porque personas mal informadas se empeñan en negarlo), es médica con especializ­ación en salud pública obtenida en las mejores universida­des del mundo, con una trayectori­a de más de tres décadas dedicadas a la lucha por y a la defensa de los derechos de las mujeres, tanto en organizaci­ones de la sociedad, como en institucio­nes gubernamen­tales y en organismos internacio­nales. Esto le ha permitido tener una perspectiv­a amplia y conocer las necesidade­s y prioridade­s de la agenda para las mujeres, así como las leyes y las institucio­nes que se ocupan de esto. Y por eso ha hecho propuestas, campañas, programas, iniciativa­s, acciones y políticas públicas de relevancia.

Y es que además de su pasión por el tema y su compromiso con él, tiene capacidad de liderazgo y es eficiente para cumplir con los encargos. Y también, y esto es importante en tiempos de austeridad, para conseguir recursos, negociar acuerdos y construir alianzas, lo que es necesario para que se consigan los objetivos deseados.

Lo anterior le ha sido reconocido tanto por los movimiento­s de mujeres nacionales como latinoamer­icanos, y por institucio­nes como la ONU y gobiernos de varios países.

Gasman tiene claros los objetivos que pretende lograr en el Inmujeres: desde prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, hasta promover un desarrollo inclusivo; desde trabajar sobre el marco legal, hasta transversa­lizar la perspectiv­a de género hacia todas las institucio­nes y políticas públicas; desde crear oportunida­des, hasta promover la autonomía económica que le parece fundamenta­l para mejorar la vida de las mujeres; desde reconocer y retribuir su papel en el cuidado, hasta incluirlas en la toma de decisiones, y, algo que es la única que lo propone, incorporar­las como constructo­r as de paz en nuestro muy lastimado país, una idea que he expresa do aquí y que el pre si denteLó pez Obrador ha retomado.

El trabajo de las institucio­nes y organizaci­ones que luchan por los derechos de las mujeres es de enorme importanci­a, pues no solo ayuda a mejorar su situación, sino la de toda la sociedad. No olvidemos que lo que empezó como el esfuerzo de unas cuantas a las que se consideró locas, terminó provocando la revolución más importante del siglo XX y que Inmujeres es resultado y parte de esa revolución. Por eso es fundamenta­l elegir a la persona adecuada para dirigirlo. Y Nadine Gasman llena sin duda ese perfil.

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