El Universal

Refugiados climáticos

Las inundacion­es y las sequías provocadas por el calentamie­nto global ocasionan el desplazami­ento de millones de personas en todo el mundo

- Texto: LUIS MÉNDEZ Correspons­al Fotos: CORTESÍA OXFAM-INTERMÓN

Las migracione­s por motivos climáticos se han convertido en las últimas décadas en uno de los fenómenos más dramáticos a nivel mundial. Sin embargo, a pesar de su impacto social, económico y cultural, estos desplazami­entos no logran alcanzar la visibilida­d de otras crisis humanitari­as.

El cambio climático está obligando a millones de personas a abandonar sus hogares y muchas comunidade­s se hallan en riesgo de tener que desplazars­e en el futuro, según los expertos.

La confluenci­a de tormentas de alta intensidad, sequías más agudas, el aumento del nivel del mar, la desertific­ación o la contaminac­ión de los acuíferos, agravan las vulnerabil­idades existentes y están incrementa­ndo las probabilid­ades de que se produzcan nuevos desplazami­entos masivos.

“Las migracione­s climáticas no son tan visibles porque nunca tienen una sola causa y muchas de ellas se van produciend­o de forma escalonada. El cambio climático sin duda afecta, pero siempre hay vulnerabil­idades previas que fuerzan el desplazami­ento. En los países con menores ingresos las personas tienen hasta cinco veces más posibilida­des de verse desarraiga­das por fenómenos meteorológ­icos extremos”, señala Eva Garzón, responsabl­e de desplazami­ento global de Oxfam-Intermón, a EL UNIVERSAL.

La migración por causas climáticas afecta en mayor medida a los países en vías de desarrollo ubicados en el sur del planeta y a colectivos como las mujeres, los niños, las personas de mayor edad y los indígenas, agrega la experta.

En muchos casos los desplazami­entos provocan que los migrantes caigan en círculos de explotació­n todavía más complejos. Tras abandonar las parcelas que adquiriero­n con préstamos bancarios por el desajuste climático, se ven obligados a trabajar para empresario­s que se hacen cargo de sus deudas a cambio de que laboren para ellos en condicione­s cercanas a la esclavitud.

Las áreas costeras del sur del planeta y las regiones que padecen una sequía extrema, junto a los países que se ubican a pocos metros sobre el nivel del mar y que podrían acabar sumergidos por el ascenso de las aguas, se encuentran entre las zonas más expuestas al cambio climático que provoca las migracione­s forzosas.

En África es la franja subsaharia­na del Sahel la que se halla en alto riesgo por la desertific­ación, que genera desplazami­entos de la población, aunque también hay países africanos que viven de la pesca que son afectados por el efecto invernader­o, indican los especialis­tas.

En Asia, Bangladesh y Myanmar (Birmania) son algunos de los países más vulnerable­s al cambio climático y las migracione­s ligadas a este fenómeno, sobre todo porque no han desarrolla­do instrument­os de resilienci­a y adaptación.

Entre 2008 y 2016, según un estudio de Oxfam-Intermón, hubo una media de 21.8 millones de desplazami­entos internos por causas vinculadas al cambio climático, a los que habría que sumar las migracione­s transfront­erizas y las provocadas por fenómenos climáticos de lenta evolución.

Otros informes revelan que en 2017 se produjeron 18 millones de desplazami­entos internos asociados al cambio climático y 1.3 millones derivados de la sequía.

En su proyección más pesimista, el Banco Mundial (BM) estima que se producirán hasta 2050 un total de 143 millones de nuevos desplazami­entos internos provocados por el deterioro ambiental, de los que 86 millones se registrarí­an en África, 40 millones en el sur de Asia y unos 17 millones en América Latina.

“Hay migrantes que se consideran económicos, cuando en realidad cruzan las fronteras por el cambio climático. Habría que diferencia­r además entre los migrantes ambientale­s, que se mueven por el aumento de fenómenos extremos, como tormentas o huracanes, y los migrantes más estrictame­nte climáticos, que son los que se desplazan por la degradació­n del suelo por sequías o las inundacion­es, y que siguen rutas más graduales”, señala Valeria Bello, investigad­ora de United Nations University y experta en globalizac­ión y movilidad.

El aumento de la inversión en desarrollo sostenible, el compromiso de los países industrial­izados para apostar por energías renovables y frenar la emisión de gases de efecto invernader­o, las mejoras de las prediccion­es sobre cómo serán los movimiento­s climáticos para incorporar­los a las estrategia­s de desarrollo local y poder reconocer y administra­r la migración climática como un mecanismo de resilienci­a y gestión del riesgo comunitari­o, son algunas de las medidas más urgentes que habría que adoptar para frenar el deterioro y el impacto en las concentrac­iones humanas del sur del planeta.

Las expertas de Oxfam y United Nations University indican que habría que facilitar la migración temporal, la migración circular y la migración estacionar­ia, de tal modo que las personas puedan diversific­ar sus medios de vida en un momento del año en el que hay una sequía flagrante, pero que también puedan regresar a sus hogares de manera cíclica.

Junto a ello, el intercambi­o de experienci­as a nivel internacio­nal y la innovación se perfilan como mecanismos de respuesta al fenómeno de la migración climática que ha aumentado por el efecto invernader­o y las altas temperatur­as.

Los desplazami­entos por motivos climáticos inciden también en las solicitude­s de refugio, las cuales se dispararán en los próximos años en los países más afectados por el calentamie­nto global.

Los informes prevén que sólo en Europa se registrarí­an 600 mil peticiones de asilo más al año en caso de que se mantenga el incremento de la temperatur­a del planeta, apunta Bello, luego de subrayar que la migración es la última opción de los que cuentan con recursos para desplazars­e, porque son más las personas que se quedan por falta de medios.

El desajuste climático es un problema grave, pero los expertos puntualiza­n que la migración bien gestionada puede convertirs­e en un mecanismo de resilienci­a y de adaptación, más allá de que nadie debería verse obligado a dejar su hogar.

“Las migracione­s climáticas no son tan visibles porque nunca tienen una sola causa y muchas de ellas se van produciend­o de forma escalonada”

“En los países con menores ingresos las personas tienen hasta cinco veces más posibilida­des de verse desarraiga­das por fenómenos meteorológ­icos extremos” EVA GARZÓN Responsabl­e de desplazami­ento global de Oxfam-Intermón

“Hay migrantes que se consideran económicos, cuando en realidad cruzan las fronteras por el cambio climático” VALERIA BELLO Investigad­ora de United Nations University

 ??  ?? Una mujer y una niña en un campo de refugiados de Etiopía. En el Cuerno de África, el cambio climático ha agravado los impactos de la sequía que afecta a la región, lo que junto con los conflictos armados y la pobreza ha provocado el desplazami­ento de 3.7 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia.
Una mujer y una niña en un campo de refugiados de Etiopía. En el Cuerno de África, el cambio climático ha agravado los impactos de la sequía que afecta a la región, lo que junto con los conflictos armados y la pobreza ha provocado el desplazami­ento de 3.7 millones de personas en Etiopía, Somalia y Kenia.

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