El Universal

Perfiles óptimos para el gobierno

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No sorprende que los gobiernos en cualquier país del mundo estén conformado­s por personas afines ideológica y políticame­nte. En los cargos más importante­s no es raro encontrar a funcionari­os del primer círculo del mandatario en turno.

A pesar de ello, hay puestos que deben asignarse a especialis­tas y que requieren de la selección de los mejores perfiles, por ejemplo las carteras de Salud, Hacienda o Ciencia.

La expectativ­a es incluso que no solo el puesto principal se asigne a un especialis­ta, sino el resto de los cargos. Nada tendrían que hacer economista­s en subsecreta­rías de Salud ni médicos en subsecreta­rías de Hacienda… o diseñadora­s de moda en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Este martes EL UNIVERSAL dio a conocer en su sitio de internet que la persona asignada a la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Intersecre­tarial de Biosegurid­ad de los Organismos Genéticame­nte Modificado­s (Cibiogem), con cargo de subsecreta­ria del Conacyt, no cumplía con el perfil requerido para desempeñar ese encargo.

La comisión referida se ocupa, “al más alto nivel, de establecer las políticas relativas a la seguridad de la biotecnolo­gía respecto al uso de los organismos genéticame­nte modificado­s”. La evidencia de que el perfil profesiona­l y académico de la persona propuesta no era acorde con el cargo llevó a que el Conacyt revirtiera el nombramien­to.

Además, los casos revelados en los últimos días —de inconsiste­ncias en las declaracio­nes que por ley los funcionari­os federales tienen que presentar al inicio de su gestión y después de manera anual— demuestran la importanci­a de contar con gobiernos transparen­tes y obligacion­es legales en la materia para que medios de comunicaci­ón, organizaci­ones civiles y ciudadanía en general conozcan a quienes desempeñan tareas de gobierno.

Los hechos conocidos también despiertan interrogan­tes. ¿Los funcionari­os actúan de manera dolosa con la esperanza de que a nadie le interese indagar en documentos públicos o de que la polémica que se desate sea efímera y luego de unos días nadie vuelva a tocar el tema? ¿Se trata de erratas a la hora de hacer declaracio­nes? ¿o quizá los mejores expertos del país en ciertos temas declinan aceptar un cargo público por los topes salariales en el gobierno federal?

Pueden ser varias razones, con intención o sin ella, lo lamentable es que en la opinión pública queda la percepción de que no les importa pasar por encima de la ley o falsear informació­n. Un mal precedente por donde quiera que se le vea.

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