El Universal

DESCONOCEN A LA MÁQUINA

Jugar en el Azteca ya no pesa; poca asistencia y ensordeced­or abucheo

- RAMÓN TREVIÑO —ramon,treviño@clabsa.com.mx

“La manera de respaldar a un entrenador es dentro de la cancha, partiéndot­e el alma en cada jugada y por la camiseta” JESÚS CORONA Portero de Cruz Azul “Tengo tanto compromiso [con Cruz Azul], que en este momento están enterrando a mi abuela en Portugal” PEDRO CAIXINHA Entrenador de La Máquina

El Estadio Azteca dejó de beneficiar al Cruz Azul; la gente ya no va y La Máquina ya no gana.

El Santos se llevó el triunfo 1-2 sobre un cuadro cementero que se estanca en el torneo. Hasta es irrespetuo­so que uno de los recintos más emblemátic­os del futbol mundial luzca con tantas gradas desocupada­s en lo que parecía un entrenamie­nto a puertas abiertas. La mala asistencia ya es de preocupar. Ayer, se presentaro­n 12 mil 331 espectador­es. La zona de la porra, ubicada sobre el escudo del América, estuvo prácticame­nte vacía, con más vivos en amarillo que azul. De promediar casi 36 mil aficionado­s durante el torneo anterior, La Máquina apenas puede juntar poco más de 12 mil personas en el inmueble

¿La razón principal? El paupérrimo futbol cementero. El Cruz Azul no juega bien, sus llegadas de peligro son mínimas y su ataque es chato. La defensa era el punto fuerte, pero ayer se equivocó Pablo Aguilar, su mejor hombre, en el segundo gol del Santos. Lo único positivo que se vio de los celestes fue que un delantero ya pudo anotar. Lo demás, asusta.

Después de seis partidos, Caixinha entendió que la fórmula de Martín Cauterucci­o —714 minutos sin gol— como titular no daba resultados, por lo que mandó a Caraglio desde el inicio del cotejo. Tampoco es que el argentino haya respondido siempre, ya que tenía 310 minutos sin marcar. Sin embargo, al minuto 23, Milton encontró un balón en el área chica del rival y lo empujó al fondo. Algo tuvo el risotto que el entrenador les cocinó a sus delanteros durante la semana. Caraglio puso fin a una sequía de 333 minutos sin gol y habría logrado quedarse con el puesto estelar un par de cotejos más.

El gusto duró poco tras el gol de Martín Nervo (30’), con la participac­ión de Julio César Domínguez, quien le desvió el esférico a José de Jesús Corona.

El partido fue aburrido de principio a fin y no durará mucho en la memoria de la Liga MX. Pablo Aguilar, la roca de Pedro Caixinha y encargado de mantener el orden defensivo, tuvo su primera gran equivocaci­ón como cementero. Un tremendo rebanón, al intentar despejar un centro de Javier Abella, le permitió a Ayrton Preciado definir para el segundo de los Guerreros. Cuando el árbitro Eduardo Galván pitó el final, los abucheos estremecie­ron al Cruz Azul como si el Azteca se hubiera llenado.

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La defensiva cruzazulin­a ha perdido la solvencia que le caracteriz­ó el torneo anterior.

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