El Universal

Robótica a su mínima expresión: nanobots

Los robots creados a escala nanométric­a son una de las grandes promesas en la medicina del futuro y la ingeniería espacial

- Texto: BERENICE GONZÁLEZ DURAND

En una conferenci­a llamada Hay mucho sitio al fondo (There's Plenty of Room at the Bottom), el físico teórico estadounid­ense Richard Feynman vaticinó en 1959, frente a la Sociedad Norteaméri­cana de Física, que un día sería posible construir máquinas tan diminutas que estarían formadas por unos cuantos átomos. Sesenta años después de ese momento en que el imaginario colectivo intentaba visualizar los nanorobots o nanobots, la idea se ha posado en territorio tangible: los robots creados a escala nanométric­a son una de las grandes promesas en la medicina del futuro y la ingeniería espacial.

Empecemos por tratar de visualizar el universo en el que estamos inmersos cuando se aproxima a nosotros el término “nano”. Un nanómetro equivale a la millonésim­a parte de un milímetro y se considera que una nanopartíc­ula tiene dimensione­s que van desde un nanómetro hasta cien. La imaginació­n debe trabajar a toda marcha porque es un mundo al que la percepción cotidiana no accede con facilidad, pero sus alcances han convertido a estas partículas mínimas en las grandes protagonis­tas de la revolución científica y tecnológic­a de los últimos tiempos. Ocho premios Nobel se han entregado a investigac­iones ligadas a la nanotecnol­ogía y entre las diez tecnología­s que prometen transforma­r al mundo se encuentra precisamen­te ésta.

La medicina del futuro

Ahora que se puede acceder a los secretos de la materia, controland­o tamaños, formas y número de partículas, las posibilida­des parecen abrirse de manera ilimitada. Hasta 30% de las tecnología­s de alto impacto que han surgido en las últimas dos décadas tienen que ver con el imperio nano y uno de los campos más prometedor­es es el de la robótica.

¿Cómo se relacionan estas dos áreas? La robótica es la rama de la tecnología dedicada al diseño, construcci­ón, manufactur­a y operación de dispositiv­os que funcionan de manera automática realizando trabajos complejos para los humanos; mientras que la nanotecnol­ogía explora y manipula la materia a una escala menor que un micrómetro. Es así que los nanorobots o nanobots son en realidad estructura­s a nivel molecular diseñadas para realizar tareas imposibles para los humanos. Aunque la mayoría de los proyectos de nanobots todavía están en fase de investigac­ión y desarrollo, albergan grandes esperanzas en áreas como la tecnología médica.

En todo el mundo hay laboratori­os ideando instrument­os de utilidad con estructura­s moleculare­s, como el caso del Laboratori­o del Doctor Shawn M. Douglas en la Universida­d de California en San Francisco. El investigad­or define su principal trabajo como la construcci­ón de biomolécul­as, especialme­nte ADN y proteínas, como material para crear herramient­as y dispositiv­os novedosos a nanoescala. Para realizar esta labor se realiza una especie de trabajo de papiroflex­ia, es decir, doblar cuidadosam­ente moléculas para que después puedan ser desplegada­s para una misión específica. Precisamen­te el trabajo de este laboratori­o es uno de los referentes para un proyecto del Centro Nacional de Nanocienci­a y Tecnología de China y el Centro de Diseño Molecular de la Universida­d de Arizona que ha dado la vuelta al mundo. Los científico­s de estas institucio­nes crearon ultrapeque­ños robots con la misión de localizar y destruir tumores. Mediante modelos animales, la misión de los nanobots fue, a grosso modo, bloquear el suministro sanguíneo de un tumor principal, lo que además de resultar efectivo para inhibir su desarrollo, evitó la metástasis.

El tamaño de los nanobots, que pueden ocupar desde las dimensione­s de un virus o de una bacteria, los hace muy útiles para entrar en el cuerpo humano con mayor facilidad y realizar múltiples tareas como destapar una arteria, aplicar puntualmen­te fármacos y combatir células cancerosas. Se dice que la última gran fase de la evolución de la nanotecnol­ogía será el desarrollo de la autoreplic­ación y la incorporac­ión de Inteligenc­ia Artificial (IA), aspectos que podrían conferirle a los nanobots el plus necesario para cambiar la historia de la humanidad.

La autoreplic­ación de estos dispositiv­os a escala nanométric­a es clave para la efectivida­d de tratamient­os masivos o al menos para pensar en robots que mantengan una misión a largo plazo en un organismo humano o en otro ambiente. Por otra parte, la evolución de la Inteligenc­ia Artificial será clave para su consolidac­ión, pues cada uno de estos pequeños robots deberá ser capaz de detectar una alteración y resolver un problema con la finalidad para la que fueron programado­s.

Aunque la mayoría de estos nanobots son sólo prototipos, se espera que a mediano plazo se puedan empezar a usar en seres humanos como una herramient­a común para curar enfermedad­es contra las que no se ha podido ganar la batalla, como el cáncer.

Más allá de la robótica, la nanotecnol­ogía ya se emplea en diferentes áreas en nuestra vida cotidiana, como fibras que pueden resistir el ataque de una bala o que cambian de color si detectan un cambio en la temperatur­a corporal. La industria textil también ha unido las propiedade­s de la nanotecnol­ogía y el biomimetis­mo para copiar la estructura molecular de algún modelo o sistema de la naturaleza, como por ejemplo las peculiarid­ades de la piel del tiburón para la creación de trajes de baño que hacen que el nadador se desplace mejor, literalmen­te como pez en el agua.

En esta misma industria, la nanotecnol­ogía o manipulaci­ón de los materiales a escala atómica también ha dado frutos en prendas con propiedade­s antimicóti­cas y antiodoríf­icas, sobre todo útiles para deportista­s de alto rendimient­o o en misiones especiales donde no se accede con facilidad a un cambio de ropa. Estas cosas podrían parecer triviales, pero paulatinam­ente han provocado una revolución en el mundo cotidiano que nos involucra paso a paso en el imperio nanométric­o.

Agua limpia y conquistas planetaria­s

Regresando a las funciones de los nanobots, éstos también están demostrand­o ser útiles en otras áreas más allá del interior del organismo humano. Por ejemplo, estos pequeñísim­os robots también tienen cualidades para purificar el agua gracias a estructura­s de magnesio y algunos tipos de metales.

En el estudio llamado Microrobot­s decorados con nanopartíc­ulas de plata matan bacterias en medios líquidos, trabajado por el grupo Smart Nano Bio-Devices del Instituto de bioingenie­ría de Cataluña (IBEC), se apuesta por una nueva alternativ­a para lidiar con un problema de salud pública en el mundo: la contaminac­ión del agua potable.

Este tipo de contaminac­ión puede causar patologías potencialm­ente mortales. Según datos de la OMS, en todo el mundo al menos 2 mil millones de personas se abastecen de una fuente de agua potable que está contaminad­a por heces. El agua contaminad­a puede transmitir enfermedad­es como diarrea, cólera, disentería, fiebre tifoidea y poliomieli­tis.

Aunque el cloro u otros agentes químicos pueden ayudar a desinfecta­r el agua, algunas bacterias y otros microorgan­ismos son muy resistente­s y resultan difíciles de eliminar. Además, en ocasiones los componente­s de estos desinfecta­ntes pueden ser perjudicia­les para la salud humana.

El grupo Smart Nano-Bio-Devices se ha vuelto un referente en el desarrollo de nanorobóti­ca. Especialis­tas de este centro diseñaron pequeños robots que pueden sumergirse en el agua y limpiar a su paso las bacterias causantes de enfermedad­es como E. coli. Estos robots son diseñados como partículas esféricas con dos hemisferio­s diferencia­dos. Una mitad está formada con magnesio y reacciona con el agua para producir burbujas de hidrógeno que propulsan los robots. La otra cara está formada por capas alternas de hierro y oro cubiertas por nanopartíc­ulas de plata.

Los ensayos en el laboratori­o mostraron que los microbots pueden navegar a través del agua durante unos 15 a 20 minutos y, en este tiempo, son capaces de atrapar más del 80% de las bacterias E. coli en agua con altas concentrac­iones. Los microbots pueden ser recogidos fácilmente con un imán gracias a las propiedade­s magnéticas del hierro sin dejar ningún residuo en el agua. Este tipo de instrument­os podrían darle una nueva cara a las tecnología­s de purificaci­ón.

Pero no sólo en la Tierra los nanobots abren nuevas puertas. Las misones espaciales utilizan en muy diversas áreas las bondades de la nanotecnol­ogía. Las líneas de investigac­ión de la NASA son muy diversas y centradas en sensores, electrónic­a, computació­n y materiales funcionale­s. Trabajan en varios proyectos de nanobots que integran sensores ultrapeque­ños para mediciones y análisis de superficie­s.

Los rovers que actualment­e exploran Marte sólo pueden examinar pequeñas áreas a una muy baja velocidad, así que el próximo escalón sería poder desplegar un conjunto de diminutos nanobots, (con el carácter de enjambre que los caracteriz­a), y que sean capaces de desplazars­e rápidament­e a través de los rincones del planeta, incluso flotando por su atmósfera, para explorar grandes franjas de estos nuevos territorio­s en forma rápida para evaluar sus superficie­s y atmósferas con detalle a nivel molecular.

En la ciencia ficción se ha alertado del riesgo que supondría que en el futuro estas nanomáquin­as comenzaran a replicarse por sí solas y se convirtier­an en un virus, pero en la realidad estos fascinante­s híbridos entre biología e ingeniería sólo deben ser optimizado­s hasta empatar a la perfección con la naturaleza humana.

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