Las primeras luchas libres en la capital
Hoy recordamos la historia del deporte que llevó a la fama a personajes como el Perro Aguayo y El Santo. Esta disciplina proviene de la antigua Grecia y la primera función de lucha libre oficial en la Ciudad fue en 1933
Durante años, la lucha libre ha representado a México ante el mundo. Es uno de los deportes más espectaculares y populares en nuestra nación.
Nombres como El Santo, Blue Demon y el Perro Aguayo vienen a nuestra mente cuando escuchamos “lucha libre”, pero hay que saber que no fueron los primeros en practicar este deporte declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de México en 2018.
Para entender la lucha libre se tiene que hablar de su origen, que data de los Antiguos Juegos Olímpicos en Grecia. Entonces se le llamaba pankrátion:
pan es todo y kratos fuerza o poder. Significaba “todo fuerza”.
El pancracio se adaptó de distintas maneras en ciertas regiones del mundo, como Japón, Estados Unidos y México. Al estilo desarrollado en éste último se le conoce como lucha libre mexicana y se caracteriza por las llaves a ras de lona, piruetas aéreas y por las muy famosas máscaras.
Este tipo de lucha se desarrolló durante la década de los años 40.
Durante la intervención francesa, los europeos hacían demostraciones de lucha grecorromana y olímpica para mostrar su fuerza. La primera de ellas fue en 1865 en el Palacio de Buenavista (hoy Museo de San Carlos). Esto de acuerdo a la tesis de licenciatura en antropología de Lucía Gutiérrez.
La lucha libre empezó a ser aceptada poco a poco por la sociedad mexicana después de estallada la Revolución, aunque, más que deporte, era un espectáculo circense, según Gutiérrez.
Durante la primera década del siglo pasado los principales promotores del pancracio eran los extranjeros Giovanni Relesevitch y Antonio Fournier, quienes presentaban en teatros a luchadores provenientes de otros países. Años después, se les unió el belga Constant Le Marine.
En las páginas deportivas de El Universal Ilustrado en 1922 se leía que “la lucha libre tal vez sea nuestra salvación, y en vez de que la pistola arregle las dificultades, una tremenda llave del brazo pondrá fin a su lío”.
A principios de 1931 inició una temporada oficial de pancracio en la Arena Nacional (luego cine Palacio Chino) organizada por los promotores de boxeo Carlos Lavergne y Jimmy Fitten.
Según se refiere en las páginas de este diario, el público mexicano todavía no estaba listo para este deporte y la temporada fracasó en unos cuantos meses.
El nacimiento de la EMLL. Tan sólo un par de años después de estos fracasos, un exmilitar de la Revolución Mexicana, quien luchó en las filas de Obregón, logró introducir definitivamente este deporte al país.
Su nombre era Salvador Lutteroth, quien actualmente es considerado el padre de la lucha libre mexicana.
En 1929 se mudó a Ciudad Juárez, Chihuahua, y la primera vez que presenció el espectáculo, el cual sería su pasión de por vida, fue en El Paso, Texas, por invitación de sus amigos.
Lutteroth en ese tiempo se dedicaba al negocio de los muebles, por lo que tenía pocos ingresos, y se dio cuenta que la lucha libre podría ser una buena fuente para ganar dinero.
De acuerdo con el sitio oficial del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), Lutteroth negoció con promotores norteamericanos para introducir este deporte en nuestro país.
El otrora soldado revolucionario se alió con Francisco Ahumada y Mike Corona para fundar la Empresa Mexicana de Lucha Libre (EMLL), lo que actualmente conocemos como CMLL.
Tras fallidas negociaciones con los promotores de boxeo para usar la Arena Nacional, en la Ciudad de México, Lutteroth decidió rentar la Arena Modelo, que tenía una capacidad menor y se encontraba en pésimas condiciones, relató Salvador Lutteroth hijo en una entrevista en los años 80.
Como los luchadores mexicanos estaban suspendidos en las arenas estadounidenses, se les dio la oportunidad de presentarse en la lucha inaugural de la otrora EMLL.
De acuerdo con el libro
365 días para
conocer la historia de México, el 21 de septiembre de 1933 nació la Empresa Mexicana de Lucha Libre con la primera lucha institucional en el país.
El espectáculo se presentó en la Arena Modelo, que pronto fue renombrada como Arena México.
Entre los luchadores que inauguraron esta empresa se encontraban el irlandés Ciclón Mackey y el asiático Leong Tin Kit, también conocido popularmente como El Chino Achio.
La lucha estelar fue protagonizada por Yaqui Joe, entonces campeón Mundial de Peso Ligero, quien se enfrentó y ganó a Bobby Sampson, campeón californiano de la Marina.
Ya que el inicio de esta nueva temporada tuvo gran impacto, un par de funciones después aquellos que le habían negado el apoyo, visitaron a Lutteroth para amenazarlo con quitarle a sus luchadores si no llevaba el espectáculo a la Arena Nacional.
La EMLL no tuvo otra opción que aceptar las condiciones, siempre y cuando sus funciones fueran los domingos en la Arena Nacional y los jueves seguirían en la Arena Modelo.
Tan sólo tres meses después de la lucha inaugural de la EMLL, Mike Corona se separó de la empresa que había creado con sus compañeros para hacer funciones independientes en el Teatro Esperanza Iris.
La rivalidad entre las empresas era notoria, pero la EMLL innovó con la fundación de su propia escuela de luchadores para crear talentos mexicanos y ya no importar contendientes.
Por un golpe de suerte, Salvador Lutteroth se ganó un premio de 40 mil pesos de la Lotería Nacional justo en el primer aniversario de la EMLL, por lo que decidió pagar un enganche para comprar la Arena Modelo y renombrarla como Arena México.
En la celebración de ese aniversario se presentó el primer luchador que cubrió su rostro: La Maravilla Enmascarada, como ya se le conocía a Ciclón Mackey, según investigaciones actuales publicadas en este diario.
En una entrevista realizada por EL UNIVERSAL al señor Salvador Lutteroth González en 1937, éste afirmó que su empresa trajo al país a alrededor de 250 luchadores extranjeros “de lo mejor del mundo”. Además, dio trabajo a más de 100 combatientes locales y aproximadamente a 200 promotores y trabajadores de la Arena México.
Las temporadas de lucha libre seguían desarrollándose con regularidad y ya dentro del gusto de los habitantes de nuestro país, pero en 1937, la Arena Nacional se incendió.
Este siniestro fue la razón por la que Lutteroth decidió construir la Arena Coliseo, inaugurada en 1943 en la calle de República de Perú.
Más tarde Salvador tuvo un segundo golpe de suerte ganando en aquella ocasión la mitad de un sorteo de la lotería. Con el premio construyó la Nueva Arena México, inaugurada en 1956, que hoy vemos en la colonia Doctores.
Así fue como la lucha libre mexicana tuvo su apogeo en los años 40 y 50 con leyendas como El Santo, Blue Demon, Huracán Ramírez, El Cavernario, entre otros. El relato continuará.
“La lucha libre tal vez sea nuestra salvación... en vez de que la pistola arregle las dificultades, una llave del brazo pondrá fin a su lío”
FRAY KEMPIS
Cronista deportivo