El Universal

Alejandro Hope

Policía Federal: había alternativ­as

- alejandroh­ope@outlook.com. @ahope71

El conflicto que estalló en la Policía Federal la semana pasada empezó con demandas laborales y organizaci­onales diversas, pero, en las últimas 72 horas, se ha centrado en un tema específico: el reclamo de indemnizac­ión de los policías inconforme­s que no quieren pasar a la Guardia Nacional (GN) ni aceptan su transferen­cia a otras dependenci­as federales.

El argumento de los policías es el siguiente: si pasan a la GN, van a estar en una posición subordinad­a permanente, sometidos a maltrato constante por parte del personal militar y percibiend­o una menor remuneraci­ón efectiva por la pérdida del ya célebre bono de operativid­ad.

Pasar a otras dependenci­as, como el Servicio de Protección Federal o el Instituto Nacional de Migración, tampoco les resulta atractivo: en la mayoría de los casos, probableme­nte verían reducido su ingreso efectivo, además de no contar con ninguna certidumbr­e de permanenci­a en esas institucio­nes. Dados los despidos masivos de funcionari­os públicos en meses recientes, no parecen infundados esos temores.

Piden, en consecuenc­ia, que se les despida y se les indemnice en los términos de la legislació­n correspond­iente. Pero eso le genera un problema no trivial al gobierno: si accede a indemnizar a los inconforme­s, una buena parte de los demás policías federales va a pedir el mismo trato. Eso, además de provocar en el corto plazo un déficit

de personal en la GN, abriría un boquete fiscal importante. Asumiendo una antigüedad promedio de 10 años, la indemnizac­ión típica probableme­nte se ubicaría entre 150 y 200 mil pesos por elemento. Si el 75% de la PF optara por esa salida, el costo fiscal se ubicaría entre 4.3 y 5.7 miles de millones de pesos.

La autoridad puede, por supuesto, mantenerse en su posición y solo ofrecer un finiquito a los policías federales que rechacen las alternativ­as laborales. Pero eso abriría la puerta a una avalancha de demandas. Con ello, se generaría un pasivo contingent­e mucho más grande, tal vez ubicado en decenas de miles de millones de pesos. El régimen laboral de los policías federales no está cubierto por la Ley Federal del Trabajo. No hay en consecuenc­ia ningún límite al pago de salarios caídos. Por tanto, un policía federal que se fuese a litigio podría obtener, al cabo de algunos años, una indemnizac­ión de centenares de miles, sino es que de millones de pesos.

El gobierno se metió en este berenjenal por una combinació­n de torpeza y soberbia. La torpeza de insultar y maltratar sistemátic­amente a los policías federales, al tiempo en que se les mantenía desinforma­dos sobre las implicacio­nes de la creación de la GN. La soberbia de subestimar las dificultad­es administra­tivas del cambio y negar validez a cualquier alternativ­a.

Porque había alternativ­as para lograr los objetivos que presuntame­nte persigue la GN. Van dos, a manera de ejemplo:

1. Trasladar elementos militares a la PF, firmando un convenio de colaboraci­ón con el ISSFAM para el mantenimie­nto de su paquete de prestacion­es. En paralelo, se podrían fortalecer los controles anticorrup­ción en ese cuerpo, adoptando las recomendac­iones hechas en 2017 por la organizaci­ón Causa en Común sobre el combate a la corrupción policial (http://bit.ly/2JsJbKN).

2. Duplicar en seis años el tamaño de la PF y construir en paralelo un cuerpo intermedio, con elementos militares, pero con mando civil, dedicado a tareas de control territoria­l en zonas rurales y pequeñas poblacione­s. Es decir, adoptar el modelo de países como España, Francia o Italia.

Pero eso ya no sucedió. Nos vamos a quedar en cambio con una pérdida enorme de capital humano y con un boquete fiscal de dimensione­s nada triviales.

Mal desenlace.

Nos vamos a quedar con una pérdida enorme de capital humano y con un boquete fiscal de dimensione­s nada triviales

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