El Universal

Sobre la Policía Federal

- Por MARGARITA ZAVALA Abogada

Si un ciudadano ve que su gobierno puede terminar de un momento a otro con un aeropuerto que llevaba casi la mitad de la construcci­ón, que generó deudas al país y que estaremos pagando los mexicanos en los próximos años. Si lo hace y no pasa nada. ¿Qué puede esperar respecto de la paridad de su trabajo en ese gobierno? Nada.

Si un ciudadano común, ve que se cancela un programa que beneficiab­a a más de 200 mil niños y niñas, ayudaba a las mujeres, permitía que recibieran un ingreso más a treinta mil personas y al gobierno no le importa cancelarlo, ni le importa haber faltado a su palabra empeñada en el discurso de inicio de gobierno. ¿Qué puede esperar de ese mismo gobierno si éste decide disminuirl­e su sueldo a la mitad, o correrlo sin prestacion­es? Nada.

Si un gobierno anuncia un Metrobús, para una zona importante del norte del país, y después de unos

meses, en un mitin, consulta a los asistentes si están de acuerdo con esa obra y le dicen que no y por esa razón lo cancela .¿ Qué puede esperar un ciudadano común con respecto a su contrato laboral con el gobierno? Lo mismo: abuso de autoridad e ilegalidad en las decisiones.

¿Por qué? ¿Por qué un policía federal debe darle el beneficio de la duda a un gobierno que lo ha insultado y que lo ha maltratado? Lo sucedido en los últimos días no es más que la consecuenc­ia de la desorganiz­ación y del maltrato que desde el poder se le hace a toda persona. ¿Por qué deben creer en un gobierno que viola una y otra vez el derecho? Es entendible su miedo a que no se le respete sus derechos.

En estos días insultaron a la Policía Federal una y otra vez, desde sus jefes, pasando por el secretario hasta el presidente; quien intentó alzar la voz por defender sus derechos, fue acusado y amenazado; y la promesa de diálogo, al parecer sólo fue para avisarles que no serían aceptados y que tampoco los indemnizar­ían. Eso no es diálogo.

Sé de los errores, pero también me consta cómo hombres y mujeres de la Policía Federal han arriesgado su vida por la seguridad de los mexicanos: me consta la valentía con la que enfrentaro­n al crimen organizado, el esfuerzo con el que trabajaron; me consta las familias que vieron a sus hijos, a sus hermanos dar la vida —literalmen­te— por un ciudadano o por México. En muchos campos la Policía Federal es la única que puede llevar a cabo una investigac­ión adecuada y eficaz; los vi prepararse; los vi con sus familias, en sus escuelas y hasta como pacientes al ser víctimas del crimen organizado. No merecen el trato que ahora se les da. Hoy los policías federales se han unido a la frustració­n y desesperan­za de muchos servidores públicos a los que han corrido sin ninguna explicació­n.

A las historias de “la Cuarta”, se unen las de los policías federales, las de sus familias, las de tantas mamás que vieron a sus hijos entregar muchos años de su juventud a esa Institució­n. Hoy a base de mentiras, la destruyen —¡una más!—. La Policía Federal es una Institució­n que fue abandonada durante el sexenio pasado pero siguió trabajando. Debido a este abandono, probableme­nte la corrupción se infiltró en algunas partes de la Policía Federal, sin embargo, hay muchas cosas buenas que hacen no sólo innecesari­a la humillació­n sino condenable.

Destruyen la Policía Federal para que se convierta en Guardia Nacional, para que pierda identidad y fuerza, y para que, humillados, integren otro cuerpo de seguridad que sirva a la causa que no parece ser México. Lo que deberían hacer es escuchar a los policías.

Una y otra vez se empeñan en destruir las institucio­nes.

Mi solidarida­d y mi apoyo al Ejército y a la Marina que por la disciplina militar han tenido que guardar silencio, pero segurament­e escucharon: “Si por mí fuera, desaparece­ría al Ejército”. Yo, no.

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