El Universal

Destruir para construir

- Por CATALINA PÉREZ CORREA División de Estudios Jurídicos CIDE. @cataperezc­orrea

“Por eso yo ya me voy, no quiero tener nada que ver con esa fea relación de acción, construcci­ón, destrucció­n...” Café Tacuba, Trópico de Cancer

“Es hasta una vergüenza que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos haya emitido esa recomendac­ión”, dijo López Obrador acerca de la recomendac­ión que emitió la CNDH sobre la suspensión de recursos al programa de estancias infantiles. Este programa daba servicio a alrededor de 300 mil niños, posibilita­ndo el trabajo o estudio de madres (y padres) que no tienen acceso a guarderías del IMSS, DIF, ISSSTE o no cuentan con una red de apoyo para el cuidado de niños menores.

En términos de equidad de género, la cancelació­n del programa es un serio retroceso. La mayoría de las beneficiar­ias son mujeres de bajos recursos para quienes el cuidado de los menores por terceros es fundamenta­l para ingresar —o continuar— en el mercado laboral. Varios estudios muestran que el empleo de las mujeres es una de las formas más efectivas de prevenir la violencia de género en el hogar. Para los menores, la cancelació­n del programa también es negativo ya que muchas madres se verán en la necesidad de llevarlos al trabajo, lo que además de peligroso dificulta las condicione­s para el desarrollo. Se trata pues de un tema que involucra directamen­te los derechos de los menores y de las mujeres mas pobres.

Es cierto que algunas guarderías que participab­an en el programa no daban un servicio de calidad. Pero esto no sorprende ya que el presupuest­o que recibían por niño era muy menor al que reciben las dependenci­as de gobierno. También es probable que hubiera corrupción en la asignación

de algunos recursos. Sin embargo, es imposible pretender con seriedad que estas condicione­s justifique­n la decisión de cortar el programa de tajo y su sustitució­n con la asignación directa de recursos. Esto difícilmen­te servirá a las mujeres beneficiar­ias del programa o a los niños.

Días después el presidente volvió a lanzarse contra la CNDH, esta vez, en el contexto de los recursos interpuest­os por la institució­n ante la Suprema Corte de Justicia en contra de las leyes secundaria­s de la Guardia Nacional. “No tiene autoridad moral porque guardó silencio cómplice cuando el Estado era el principal violador de derechos humanos”, dijo el Presidente.

Tiene algo de razón en criticar el pasado de la CNDH. Esta institució­n, nacida bajo el régimen priista autoritari­o, muchas veces ha sido lenta en reaccionar ante las actuacione­s ilegales y abusivas del Estado. También es innegable la crisis de derechos humanos en México, a pesar de su existencia. Sin embargo, es importante reconocer la evolución de la institució­n en los últimos años. Su papel en la resistenci­a contra la militariza­ción de la seguridad pública no puede regatearse. Además de presentar una acción de inconstitu­cionalidad contra la controvert­ida Ley de Seguridad Interior, hoy conocemos sobre múltiples casos de tortura y ejecucione­s extrajudic­iales por parte de militares gracias a su trabajo. Frente a un Poder Ejecutivo hostil contra los frenos y contrapeso­s al poder, en el cual se ha optado por atacar o debilitar a los organismos autónomos y a la sociedad civil, la institució­n hoy cumple una importante función. ¿Qué va a quedar en sustitució­n de la CNDH si desaparece? ¿Será algo equivalent­e a la asignación directa de recursos que hubo en el caso de las guarderías?

Hace unos días visité Teotihuacá­n. Nuestro guía, don Fernando, señalaba la evidencia de construcci­ones que habían sido edificadas en periodos arquitectó­nicos anteriores. Teotihuacá­n, nos explicaba, tal como otros sitios prehispáni­cos, se reconstruí­a cada cierto tiempo (quizá, al cambiar de dinastía). Pero los antiguos pobladores no destruían lo que querían cambiar, sino que aprovechab­an las estructura­s existentes como cimiento para construir sobre ellas. “Por eso tenemos estas grandiosas estructura­s, construida­s una sobre otra”, decía. El comentario me hizo reflexiona­r sobre las muchas institucio­nes que han sido desechadas por la administra­ción actual. Buenas, malas, mediocres, no se busca mejorar o construir sobre lo que hay, solo destruir parece opción.

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