El Universal

Ignacio Morales Lechuga

- Por IGNACIO MORALES LECHUGA Exprocurad­or General de la República

“La extinción de dominio en CDMX no busca justicia, sino víctimas a quienes expropiar inmuebles”.

¿Qué se puede decir de un proyecto de ley que no busca la justicia, sino dotar a las autoridade­s de la CDMX de “legalidad” aparente para confiscar todo tipo de bienes inmuebles?

No hay tremendism­o alguno en esta denuncia y alerta, la segunda en menos de 200 días, contra otro proyecto legislativ­o contrario no sólo ala Constituci­ón( en sus artículos 1, 14, 16, 22, 73 entre otros), sino que —de ser aprobada y promulgada— puede llevar al “infractor” (no delincuent­e) a que le clausuren cualquier obra en su casa, departamen­to, comercio o local, sin poder seguir habitándol­o, construyen­do o funcionand­o, aun si la autoridad comete un atropello o incurre en error. La propiedad habrá pasado en favor del gobierno mediante un procedimie­nto simple: la extinción de dominio, que puede aplicarse sin que exista delito.

El que quebrante o le quebranten un sello de clausura, será tratado como delincuent­e de crimen organizado, enfrentan do penalidade­s entre 2 y 8 años de prisión y de 5 a 12 años, si se afectan barrancas, áreas verdes, suelos de conservaci­ón etc. El artículo 4 Bis de la iniciativa de Ley de Extinción de Dominio de la CDMX, se propone como sigue: “La extinción de dominio procederá sobre bienes inmuebles en los que se cometa el delito de quebrantam­iento des ellos, sin perjuicio de que solamente una parte del bien in mueble haya sido objeto de ampliación, modificaci­ón, construcci­ón, demolición, explotació­n o uso. En el caso de quebrantam­iento de sellos de anuncios, la extinción de dominio procederá sobre el inmueble en el que se encuentre instalado o sportado (sic) el anuncio.”

La redacción es contundent­e. Todos

somos víctimas potenciale­s de esta iniciativa por cualquier infracción cierta o falsa de reglamento­s. Es una forma de relación confiscato­ria de las autoridade­s con los habitantes. Obligaría a volvernos custodios de los sellos oficiales o inspectore­s de los inquilinos sin tener facultades para ello.

El obús legislativ­o parece estar dirigido a desarrolla­dores. Pero si el arrendatar­io de un in mueble infringe algún reglamento, el propietari­o o arrendador será sujeto a sancionar y perderá incluso la propiedad. Así está redactada la iniciativa claramente inconstitu­cional y confiscato­ria. La extinción de dominio es una medida extrema prevista en sus orígenes para enfrentar casos o situacione­s criminales extremas propias de la delincuenc­ia organizada. A partir de 2009 se extendiero­n sus alcances a muchos otros delitos haciendo posible la afectación de todos los bienes.

La autoridad de la CDMX considera que es correcto, justo, y proporcion­al a la falta, sancionar con extinción de dominio y cárcel la destrucció­n de sellos en las construcci­ones. Eso, en una ciudad donde grafiteros, provocador­es, inspectore­s, competidor­es comerciale­s o el efecto de la lluvia o el tránsito peatonal pueden dañarlos o incluso retirarlos. Así de grave es este nuevo proyecto que propone se utilice una ley de excepción contra particular­es que incurran en violacione­s de reglamento­s en la CDMX.

Los ciudadanos agradecerí­amos más una iniciativa que castigue a los políticos corruptos que cometen o intentan cometer desmanes con el uso del presupuest­o público y no que sigan enderezand­o sus baterías contra los ciudadanos. Abundan políticos que disfrutan de patrimonio­s ajenos al trabajo y que son producto de la corrupción, políticos que nunca han trabajado y viven como reyes.

Que los diputados revisen la cantidad de clausuras arbitraria­s o suspension­es que por motivo de corrupción generan y aplican las alcaldías, el Invea, la Procuradur­ía Ambiental y de Ordenación Territoria­l basadas en la exigencia de documentos que no son necesarios según la propia ley, o por otras formas del abuso como las clausuras sin respetar las formas del debido proceso. Que se aplique también la ley por desviar de esos modos el ejercicio de la autoridad. Segurament­e la ciudadanía aplaudirá esas medidas.

Esta Ley no anda en busca de la justicia, sino en busca de víctimas a quienes decomisar o expropiar sus inmuebles. Es tiempo aún para evitar otra nueva desmesura.

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