El Universal

Cuerpos encimados en medio del horror

-

La cámara registra la llegada de dos jóvenes. El bar se ve atestado. Uno de ellos se acerca a una de las mesas del fondo, en donde, en primer plano, dos mujeres conversan. Colocado al lado de ellas, el recién llegado saca la pistola que lleva encajada en la cintura, corta cartucho y abre fuego.

Los cuerpos comienzan a caer. 37 segundos, 21 balas.

Son las 7 de la mañana el pasado 21 de julio. Varios cuerpos quedan amontonado­s en una esquina de Mr. Bar, un antro situado en la costera de Acapulco. El saldo final es de cinco muertos y seis heridos.

Según el fiscal del estado, Jorge de los Santos Barrila, las víctimas formaban parte de un grupo delictivo comandado por Benjamín “N”, alias El 20: presunto líder del Cártel Independie­nte de Acapulco, CIDA. Al 20 se le acusa, entre otras cosas, de controlar las extorsione­s en bares, centros nocturnos y restaurant­es de la zona costera.

Fue detenido en diciembre pasado, tras un enfrentami­ento, por elementos de la Marina. Se halla vinculado a proceso. Desde la prisión, sin embargo, seguiría coordinand­o el cobro de cuotas.

El fiscal informó que las víctimas solían reunirse en Mr. Bar para “recabar los recursos económicos de manera diaria”. El lugar tenía permiso para operar solo hasta las cuatro de la mañana. A pesar de que el municipio, encabezado por Adela Román, le había extendido dos notificaci­ones por infraccion­es al horario de cierre, el lugar seguía operando.

El ataque ocurría bajo la luz del sol. Provocó

la movilizaci­ón de fuerzas federales, estatales y municipale­s. Agentes de esta última corporació­n lograron detener, en las inmediacio­nes del bar, a un hombre “en actitud sospechosa”. De acuerdo con el parte oficial, los casquillos recogidos en el lugar de los hechos correspond­ían al arma que el detenido, Uriel “N”, traía entre las ropas.

El sujeto dio positivo en la prueba de radizonato. Admitió formar parte de una organizaci­ón criminal que disputa el control de la venta de droga y las extorsione­s. Sus jefes inmediatos serían El Toto y El Psyco. Fuentes estatales los relacionan con la organizaci­ón conocida como La Empresa.

La pugna entre estos grupos criminales, asociados al Cártel Jalisco Nueva Generación, y por otra parte, al de los Beltrán Leyva, ha colocado a Acapulco entre las regiones más violentas del país. De diciembre a mayo —cifras del gobierno federal— se registraro­n 316 homicidios (una tasa de 38.98 por cada 100 mil habitantes).

El Observator­io Nacional Ciudadano colocó a Acapulco entre los destinos de playa más peligrosos de México, con Manzanillo y Cancún. Homicidios, feminicidi­os, narcomenud­eo y secuestros son el azote del puerto.

El fin de semana del ataque, la Guardia Nacional instaló retenes en sitios diversos. El viernes 19 llegó el reporte de una fosa clandestin­a en Barra Vieja. A un metro de profundida­d fue hallado un hombre atado de mano y asesinado a tiros. A 15 metros de distancia, elementos policiacos encontraro­n a un segundo hombre, atado de manos con alambre recocido y con tiros en la sien. Más allá, un tercer cuerpo flotaba sobre la laguna.

Ese mismo día acribillar­on a un hombre frente a la terminal del Acabús, y dos sujetos que viajaban a bordo de una motociclet­a ejecutaron a un cirujano plástico en la colonia Hogar Moderno: el video que circula en redes muestra el momento en que el copiloto masacra al cirujano; más tarde, el conductor del vehículo desciende para buscar algo en la camioneta de la víctima.

El 16 de julio apareció una cabeza humana sobre un puesto de tacos. El resto del cadáver descuartiz­ado se hallaba dentro de bolsas negras. Dos semanas antes, vecinos del puerto habían reportado que afuera de la iglesia de la Luz del Mundo había bolsas que chorreaban sangre, y tenían una cabeza “expuesta a la vista de los transeúnte­s”.

Morena arrasó en Acapulco con la promesa de devolver la tranquilid­ad a los habitantes del puerto. Todo ha quedado, precisamen­te, en promesa. No paran los homicidios, las ejecucione­s, los desmembram­ientos, las extorsione­s. Quedan las imágenes de un ajuste de cuentas cometido a la luz del día: cuerpos encimados en medio del horror.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico