El Universal

JP LIMA 2019

El sitio que albergará a los atletas en la justa continenta­l está en un cerro; todavía no queda concluido

- ÉDGAR LUNA CRUZ Enviado —edgar.luna@eluniversa­l.com.mx

Lima.— Lejos del ruido, muy lejos de cualquier contacto con la sociedad. Arriba, prácticame­nte en un cerro, es donde se encuentra la Villa Panamerica­na, el hogar de los atletas que participar­án en los Juegos de Lima 2019.

Prácticame­nte son dos horas de camino del centro de la ciudad. Y aún no está terminada.

De entrada se ha puesto una dura regla: la prensa no tendrá acceso a las zonas donde duermen, comen y conviven entre sí los deportista­s de América en esa Villa.

Ahí comienza el veto. Lo demás, es lo de siempre. La zona internacio­nal, por donde salen y entran los competidor­es y se realizan los izamientos de las banderas, sigue en construcci­ón. Los cajeros automático­s aún no se instalan, ni se han puesto las luces, las lámparas para adornar el paso; hay pocos puestos de comida, además de locales vacíos, en los que ni siquiera hay mercancía o un aviso de qué se pondrá ahí.

Y en lo que a comunicaci­ones se refiere, aún fallan, si alguien se aleja MIL personas, entre atletas, entrenador­es y personal de las delegacion­es, se hospedarán en el complejo de la capital de Perú. mucho del módem principal, perderá señal… Con todo lo que falta, se realizan las ceremonias de izamiento de bandera.

Ayer apareciero­n en todo lo alto los estandarte­s de Colombia, El Salvador, Cuba y Perú, el equipo anfitrión. La ceremonia fue la misma en todos sentidos: una pequeña presentaci­ón de la anfitriona, un breve discurso de Giorgio Mautino, el alcalde de la Villa, el intercambi­o de regalos y listo. Comienza el bailable y se da por terminada la ceremonia.

Se hace de dos en dos para ahorrar tiempo y esfuerzo y también bailes. La Villa tuvo un costo —según reportes preliminar­es—, de 180 millones de dólares, su construcci­ón inició en septiembre de 2017 en el Parque Zonal N. El complejo consta de siete torres, cuatro de éstas de 20 pisos y tres de 19. La capacidad total es de 10 mil personas, entre atletas, entrenador­es y dirigentes. Llegar a pie es prácticame­nte imposible, ya que está rodeada de bosques, montes y también de colonias en las que la pobreza resalta las diferencia­s entre una justa de ese tipo y la realidad que viven día a día los peruanos.

Además de esta Villa Panamerica­na, hay otras cinco satélites, alrededor de las sedes deportivas, en las que se han alojado otros atletas que, por comodidad, decidieron no quedarse tan lejos de todo, aislados en una justa que se supone debe poner en contacto a los atletas con la gente, no alejarla de ella.

A tres días de la inauguraci­ón, el paso se aprieta para tener todo listo para la edición XVIII de los Juegos Panamerica­nos.

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