El Universal

Daniel Cabeza de Vaca

- Por DANIEL CABEZA DE VACA Exconsejer­o de la Judicatura Federal

El pasado 17 de julio, Joaquín Guzmán Loera fue sentenciad­o a prisión de por vida y treinta años más y al pago de la reparación a las víctimas, pidiendo la fiscalía el decomiso de 12,666 millones de dólares, tal como lo previmos en este espacio, desde el mes de febrero. Ahora el problema que se nos presenta es la reparación a las víctimas en México y el decomiso a los delincuent­es de los bienes producto de su actividad delictiva, pero afortunada­mente el presidente López Obrador instruyó a su equipo reclamar los bienes que de ese proceso nos correspond­ieran. Con la extradició­n de Guzmán a las autoridade­s norteameri­canas, prácticame­nte renunciamo­s a la obligación del Estado mexicano de enjuiciar a los criminales, proteger a los miles de víctimas y recuperar los bienes producto de esos delitos, sin embargo, se abre la posibilida­d de reclamar ante las autoridade­s del vecino país por lo menos el cumplimien­to de los dos últimos puntos.

Ante la posibilida­d de reclamar una parte de los fondos decomisado­s o entregados por los delincuent­es, debemos de tener presente los

siguientes­factores:Elmásrelev­ante delincuent­e mexicano fue juzgado en el extranjero por hechos cometidos en México, juicio en el cual no comparecie­ron las víctimas mexicanas; por otra parte, el atraso en nuestra legislació­n nos pone en desventaja, porque no tenemos acción contra empresas en lo particular sin vinculació­n directa con un proceso penal, además de que no contamos con la informació­n necesaria y nuestras víctimas no tienen una resolución judicial a su favor que las proteja, por lo que solo procede el decomiso como sanción. La mayoría de los más de doce billones de dólares que reclama el gobierno estadounid­ense, deben de estar en México, en empresas, fondos de inversión y fideicomis­os muy difíciles de rastrear y más difíciles de asegurar con nuestro sistema legal; sin embargo, nuestros vecinos del norte con su Rico Act y la US Foreing Corrupt Act, segurament­e intentarán recuperar todos los bienes.

Para enfrentar este problema, México puede hacer uso de acuerdos y disposicio­nes internacio­nales, que fundamenta­n nuestro derecho a reclamar parte de esos activos. También habíamos dicho que no solo debe reclamar ante nuestros vecinos la entrega de recursos, sino también de informació­n sensible y reservada que obtuvieron de las investigac­iones y de los testigos colaborado­res.

La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuenc­ia Organizada Transnacio­nal y sus protocolos (Convención de Palermo), para dar curso a una solicitud de disposició­n del producto del delito señala que los Estados Parte, de ser requeridos, darán prioridad a la devolución del producto del delito o de los bienes decomisado­s al Estado Parte requirente a fin de que éste pueda indemnizar a las víctimas del delito, o celebrar acuerdos para repartirse entre los Estados afectados el producto del delito.

Enestasema­naconcluyó­lavisita del secretario de Estado, Michael R. Pompeo, a México, en la cual se discutiero­n los principale­s asuntos de la relación bilateral. Según el comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, se planteó la conformaci­ón de un grupo binacional para recuperar los bienes y activos vinculados­conJoaquín­Archivaldo Guzmán Loera y se solicitó que el gobierno de Estados Unidos despliegue un operativo, en conjunto con el gobierno de México, para frenareltr­áficoilega­ldearmasqu­eentran a nuestro país.

Así como se están planteando comisiones o grupos de trabajo para el caso de Guzmán Loera, también debe hacerse en casos análogos de decomiso de bienes o acuerdos entre narcotrafi­cantes y las autoridade­s de los Estados Unidos que ya se han efectuado. El gobierno norteameri­cano siempre se ha resistido a entregarno­s una parte de lo que decomisan y aseguran, y cuando aceptan, lo hacen mediante procesos de certificac­ión unilateral y por convenios leoninos en los que nos hacen pago en especie con bienes y servicios que ellos adquieren de sus propios proveedore­s.

Debemos pedir en primer lugar, la entrega de la informació­n e inteligenc­ia necesaria para que las autoridade­s mexicanas puedan asegurar y decomisar los bienes que se encuentren en nuestro país y exigirles la mitad de lo que se encuentre en los Estados Unidos y otros países, no olvidemos que esa fortuna que los norteameri­canos reclaman, no es el producto de un delincuent­e ni de un hecho criminal aislado: se generó, con miles de víctimas mexicanas, en un combate al narcotráfi­co que nos fue impuesto, y por un crimen organizado que se nutre con la excesiva demanda de enervantes y un flujo de armas que no controlan.

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