Guerra de mafias israelíes y mexicanas, tras asesinatos
• Esperanza, detenida por el doble homicidio en Artz, dijo que es gatillera y cobra $5 mil
Las investigaciones sobre el asesinato de dos israelíes en Plaza Artz dieron un giro, al pasar de ser considerado un crimen pasional a un ajuste de cuentas entre mafias.
En esta última línea de investigación se manejan dos hipótesis: una, que el Cártel Jalisco Nueva
Generación (CJNG) ordenó el doble homicidio y, la otra, que se trata de una lucha entre mafias de Israel.
La primera se sustenta en las declaraciones de Esperanza “N”, quien fue detenida tras asesinar a Benjamín Yeshurun Sutchi y al escolta Alon Azulay. Dijo ser gatillera y que por cada “jale” cobraba 5 mil pesos. Indicó haber sido contratada por el CJNG y que quienes realizaron los disparos en el estacionamiento eran de Jalisco.
También se menciona que Sutchi habría traicionado a Erez Akrishevsky, con quien realizó varios negocios con cárteles de la droga mexicanos y colombianos. Akrishevsky fue capturado hace unos días en Cancún, Quintana Roo, y deportado a su país.
De acuerdo con el historial delictivo de Sutchi, llegó a México a principios de la década de los 90, como parte de un grupo del Mossad (agencia de inteligencia de Israel) para atender casos de secuestros en el país. De ahí pasó a ser operador de empresarios, encargado de cobrar adeudos.
Las autoridades lo señalan como uno de los principales proveedores de armas a narcotraficantes.
A principios de la década de los años 90 el delito de secuestro registró un repunte preocupante en México y una de las comunidades más afectadas fue la israelí.
Por aquellos días los empresarios asentados en las colonias de clase alta Lomas de Tecamachalco, Echegaray y La Herradura, en el Estado de México, eran blanco constante de plagios.
Fue por ello que este sector de la población decidió traer a un grupo de especialistas del Mossad, entre ellos un joven de apenas 20 años, Benjamín Yeshurun Sutchi, quien la tarde del miércoles fue asesinado en el restaurante Hunan, en la Plaza Artz, junto con su guardaespaldas Alon Azoulay.
La estrategia de seguridad dio buenos resultados y este grupo, en conjunto con autoridades federales, lograron desactivar a diversas bandas de secuestradores.
Sutchi decidió quedarse en el país y no sólo hacía trabajo para rastrear a plagiarios, sino también fue utilizado por algunos empresarios de la comunidad para que fuera a cobrarles añejas deudas. El israelí entendió el negocio y pronto se dedicó a la venta de droga y la extorsión.
A finales de esa década regresó a su país de origen, donde lo detuvieron por estar involucrado en el homicidio del hijo del delincuente israelí Ezequiel Asalan.
Según el portal judío YNET, a Benjamín lo sentenciaron a 17 años de prisión; sin embargo, en 2001, al poco tiempo de ingresar, escapó de prisión con ayuda de “un policía corrupto”, Ezer Akrishevsky, como lo calificó el medio Enlace Judío, y huyeron hacia México.
Ambos se establecieron en el país, Sutchi bajo el nombre de Ricardo López.
Los dos personajes forjaron una fuerte amistad y establecieron lazos con grupos criminales. Para 2004 la policía israelí alertó a las autoridades sobre la estancia de Sutchi en la Ciudad de México y su relación con operaciones ilícitas, las cuales fueron reportadas por EL UNIVERSAL en 2005.
En ese año elementos de la Secretaría de Seguridad Pública montaron un operativo en la zona de Polanco y lo detuvieron en posesión de 43 grapas de cocaína junto a una mujer identificada como Karina Pardavé.
Acciones. Autoridades de ese entonces refirieron que la captura ocurrió poco después del mediodía, cuando Sutchi se dirigía a uno de los antros que operaba en esa zona de la hoy alcaldía Miguel Hidalgo a través de prestanombres.
Aseguraron que en la detención el hombre les ofreció un millón de dólares en efectivo. En ese entonces se le acusó de nexos con el narcotráfico, secuestro exprés y contrabando de armas.
Se sabe que en febrero pasado salió de prisión tras cubrir una larga condena y regresó a México, donde presumen que tiene una hija.
Su historial delictivo terminó el miércoles cuando fue sorprendido por Esperanza “N”, quien lo asesinó de por lo menos cinco balazos. •