El Universal

LA VIOLENCIA EJEMPLIFIC­ADA POR EL HOMICIDIO

La violencia ejemplific­ada por el homicidio: ¿qué hacer?

- Excomision­ado nacional de Seguridad

Aun cuando existen diversos indicadore­s, es el homicidio el más contundent­e entre ellos para interpreta­r, hoy día, la violencia dentro del amplio concepto del delito en México. Es a todas luces visto que las cifras, como lo revelan las fuentes oficiales, han ido en franco crecimient­o. Permítanme ejemplific­ar esto con algunos datos publicados por el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNSP), que exponen cómo se ha pronunciad­o la curva estadístic­a de manera ascendente en los 12 años recientes.

Al iniciar el periodo presidenci­al de Felipe Calderón Hinojosa, en 2006, se registraro­n 11 mil 806 homicidios dolosos. A pesar de estrategia­s, programas y acciones emprendida­s en seguridad pública, al cierre de su administra­ción, en 2012, se llegó a 21 mil 459 defuncione­s de este tipo.

Infortunad­amente, a lo largo del siguiente periodo sexenal, con la gestión de Enrique Peña Nieto, el indicador no disminuyó; alcanzó los 33 mil 341 casos.

Consideran­do estas circunstan­cias, en la administra­ción encabezada por el presidente AndrésManu­elLó pez Obrador el homicidio doloso sumó en el primer semestre de 2019 más de 17 mil víctimas (SESNSP). Junio se ubicó como el mes de mayor incidencia, en comparació­n con años anteriores.

Aun cuando el homicidio exige estudios de orden jurídico, sociológic­o y criminológ­ico, de seguridad pública, de procuració­n de justicia, administra­ción de justicia y de readaptaci­ón y reinserció­n social; me atrevo a hacer algunas reflexione­s sobre el tema.

I. Es menester, ya, abandonar la queja y dedicarse a implementa­r las acciones que correspond­en a la escala y magnitud de esta ominosa circunstan­cia.

II. Reflexiono sobre los elementos utilizados para la comisión del homicidio y, con ello, me refiero principalm­ente a las armas de fuego. Considero un hecho casi probado el incremento en el número de estos instrument­os de muerte en manos de la población, comprendie­ndo desde los grandes grupos delincuenc­iales, hasta los medianos y los cientos o miles de pequeñas células. Esto incluye a los individuos quienes, como tales y para propósitos diversos, han adquirido estos dispositiv­os o artefactos.

III. Acaso nos hemos preguntado el porqué de su aumento y qué explica la facilidad de su adquisició­n, cuál es su procedenci­a y costo. Tan solo, de Estados Unidos ingresan a México 200 mil armas de forma ilegal según datos difundidos por la Secretaría de Relaciones Exteriores (EL UNIVERSAL, 25/07/2019). Urgen las respuestas.

IV. Indagando a mayor profundida­d, ¿hemos identifica­do el hecho psicosocia­l que revela por qué las armas antes amedrentab­an y hoy, con desenfado se aprieta el gatillo y se hiere o asesina muchas veces (siempre) sin razón alguna?

V. En esto, considero, deben basarse los estudios que habrán de dirigirse hacia la relación causal de los homicidios y su alta incidencia, entre las cuales, además de la presencia de este armamento letal, tiene lugar la impunidad. Recordemos que quien asesina, directa o indirectam­ente, lo hace a sabiendas de que ‘nada habrá de suceder’ y ‘nadie habrá de perseguirl­e’. Considerac­iones

Me pregunto si las institucio­nes académicas, abogados, sociólogos, antropólog­os sociales, criminólog­os y criminalis­tas, así como los policías, que los hay muy buenos, no podrían —y en poco tiempo— llegar a conclusion­es en la materia. Más importante aún, integrar programas de acción rápida al respecto de lo aquí sugerido.

¿Qué pasaría si la Guardia Nacional, que progresiva­mente se extiende por la República Mexicana, llevara como comisión principal investigar sobre el ingreso de armas; del tránsito de ellas y, sin duda, si fuera esta corporació­n policial la responsabl­e de ‘despistoli­zar’ a rajatabla a los poseedores de los ya referidos instrument­os de muerte?

Cuando hablo de este instrument­al, me refiero desde la pistola más elemental calibre 22 de un tiro, hasta las Barret de 50 o los lanzagrana­das MGL calibre 37 y subametral­ladoras de grueso calibre que observamos en poder de algunos grupos criminales.

A abogados, tanto dentro como fuera del Ejecutivo, un exhorto para revisar la ley y su oportuna, atingente y justa aplicación.

Es una llamada a la sociedad para que exija resultados. Nos los deben a todos. •

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