El Universal

Mafia israelí al descubiert­o

- Raúl Rodríguez Cortés

La novedad, ahora, es que una mafia israelí también opera en México. No se sabía o muy poco se había mencionado. Sabíamos de la estadounid­ense, que es la que parte el pastel y que se encubre con cara de agentes antidrogas, financiero­s y abogados. También de la italiana, origen de casi todas; la francesa, discreta pero pujante; y la japonesa, la china o la coreana, tan misteriosa­s como violentas. Todas relacionad­as con los cárteles mexicanos, principalm­ente para lavar el dinero de sus ilícitas actividade­s: narcotráfi­co, trasiego de armas, trata, apuestas y más.

Pero ¿mafia israelí? Pues ya quedó al descubiert­oconlaejec­ucióndedos­desus presuntos integrante­s en la Plaza Artz, al sur de la Ciudad de México, un probable ajuste de cuentas que puso los pelos de punta a los visitantes frecuentes del exclusivo centro comercial y atizó los miedos de la ciudadanía en general.

El secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Jesús Orta, con una premura que lo llevó al resbalón, dijo primero que se trató de un crimen pasional. Se basó en las primeras declaracio­nes de Esperanza Gutiérrez Rojano, de 33 años, autora material del doble asesinato, detenida mientras huía del lugar del crimen despojándo­se de una peluca rubia y del arma homicida. Había dicho que uno de los muertos era su pareja y que lo mató por una infidelida­d. Para hacerlo compró en el mercado negro una pistola de alto calibre, unaGlock9m­ilímetros.Pagóporell­asiete mil pesos y la adquirió en Tláhuac, alcaldía que le da nombre a uno de los cárteles criminales de la Ciudad de México.

La versión, puesta en duda por quienes siempre piensan maliciosam­ente para acertar, se volvió inverosími­l cuando se supo que la ejecución fue producto de una acción concertada. Minutos antes del asesinato, otros dos hombres se enfrentaro­n a policías auxiliares en el estacionam­iento de la plaza: balearon una patrulla e hirieron a un agente. Distrajero­n así a la seguridad del centro comercial.

Fue entonces que la mujer detenida y un cómplice descargaro­n sus armas sobre los dos israelíes que comían en el restaurant­e Hunan. Testigos aseguran que ahí mismo tenían comunicaci­ón vía radio con otro hombre.

Conforme avanzó el interrogat­orio a Esperanza Gutiérrez Rojano, ella aceptó que la habían contratado para la ejecución. ¿Quién o quiénes? Si ya lo dijo, no se ha informado.

¿Quiénes son los ejecutados? Alon Azulay, de 41 años, y Benjamín Yeshurun Sutchi, de 44. El Instituto Nacional de Migración confirmó que ambos tenían permisos de trabajo en México con vigencia hasta 2022. La embajada de Israel en México confirmó que eran nacionales de ese país y que tenía antecedent­es criminales tanto en Israel como en nuestro país.

Del que más pistas se tiene es de Benjamín Yeshurun Sutchi a quien algunas fuentes en México lo identifica­n como el principal introducto­r de cocaína en Polanco, un exconvicto prófugo de la justicia por casi diez años.

A finales de los 90 fue encarcelad­o en Israel por haberse involucrad­o en el asesinato del hijo de Ezequiel Aslan, otro mafioso israelí. Escapó de prisión en 2001 junto con otro delincuent­e, Erez Akrishevsk­y. Estuvieron en México hasta 2003 pero huyeron al enterarse que la policía israelí les pisaba los pasos. En 2004, la Interpol emitió una ficha roja para su detención pues estuvieron relacionad­os con el asesinato de un narcotrafi­cante colombiano. Viajaron a Venezuela y en 2005 regresaron a México. Benjamín Yeshurun Sutchi entró con una identifica­ción falsa a nombre de Ben Sutchi Bini Amin, pero ese mismo año fue detenido en Polanco con 43 grapas de cocaína según consta en la averiguaci­ón previa 1461/A/ZR1/2005.

El 29 de junio de 2005,EL UNIVERSAL informó de su extradició­n a Israel. Salió de prisión apenas en febrero pasado y regresó a México para morir ejecutado en Plaza Artz. •

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