El Universal

Escuelas seguras

- Por ANA LILIA HERRERA Maestra en Derechos Humanos y Garantías. Diputada Federal del Estado de México

Es una obviedad, pero ante el desmantela­miento de institucio­nes y programas que vivimos hoy en México, no está de más advertirlo: la calidad de la educación pública exige tener planteles que garanticen el bienestar, la seguridad y la higiene de las niñas, niños y jóvenes estudiante­s.

Por muchos años en nuestro país se construyer­on escuelas pero no se previeron recursos para su mantenimie­nto ni tuvimos informació­n suficiente y actualizad­a que permitiera focalizar los escasos recursos que se destinaban por parte de distintas autoridade­s. En 2008 se creó el Instituto Nacional de la Infraestru­ctura Física Educativa (INIFED), con el propósito de fortalecer la infraestru­ctura educativa en el país, a través de la emisión de normas y especifica­ciones técnicas, de su participac­ión en la elaboració­n de normas mexicanas y de la elaboració­n de guías operativas para la administra­ción de los recursos destinados a la infraestru­ctura educativa. En 2014, el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) se propuso realizar en periodos de cuatro años la evaluación de condicione­s básicas para la enseñanza y el aprendizaj­e, a fin de conocer las caracterís­ticas de las escuelas públicas y privadas, a partir de siete temas fundamenta­les: infraestru­ctura, mobiliario, material de apoyo, personal, gestión del aprendizaj­e, organizaci­ón escolar y convivenci­a escolar.

Hoy, por decisión presidenci­al y con el aval de su mayoría legislativ­a, el INEE desapareci­ó, pero su trabajo acucioso nos permite tener informació­n de enorme valía que deberá ser preservada y continuada. Así, sabemos que el 45% de los planteles de educación primaria en el país no disponen de una cancha deportiva; que el 75% carece de rampas útiles para el acceso y la circulació­n en sillas de ruedas o muletas; que el 8% no dispone de energía eléctrica o que 1 de cada 5 escuelas carecen de tazas sanitarias. ¿Es un gasto superfluo hacer estas evaluacion­es? No, como tampoco lo es tener una instancia que norme y supervise las instalacio­nes que albergan a millones de estudiante­s y maestros en el país.Loverdader­amentecost­oso,seríaqueel­Estado delegara en sus gobernados la responsabi­lidad de garantizar la funcionali­dad de los planteles y la seguridad de nuestros hijos.

A once años de la creación del INIFED, el lopezobrad­orismo se propone desaparece­rlo, comoconsta­enelproyec­todeLeyGen­eraldeEduc­ación que presentó, donde prevé abrogar la Ley General de Infraestru­ctura Física Educativa.

Preocupa que el gobierno federal renuncie a una responsabi­lidad tan grave y decida compartirl­a con quienes ni siquiera podrán ser sujetos de responsabi­lidad alguna, por la simple y sencilla razón de que no son servidores públicos: los alumnos a partir del cuarto grado de primaria, al igual que los padres y madres de familia o tutores. ¿De verdad la buena voluntad y la honradez bastan para garantizar que las escuelas dispongan de estructura­s físicas seguras, durables y resistente­s a las inclemenci­as del tiempo o los riesgos asociados con su ubicación geográfica? ¿Junto con los directivos y maestros en las escuelas, los padres de familia tendrán los conocimien­tos y el tiempo suficiente­s para contratar obra o hacerla con los estándares de calidad y seguridad necesarios?

La propuesta que analizamos en San Lázaro carece de definicion­es tan básicas como quién vaasupervi­sarlasobra­s,cómosevana­financiar, a documentar y, en caso de un desastre natural, como un sismo, quién se encargará de coordinar y normar las labores de reconstruc­ción. Habrá que reactivar los foros que se cancelaron argumentan­do premura y escuchar a todos los involucrad­os. La relevancia de los temas amerita una amplia discusión de cara a la sociedad y respuestas puntuales que garanticen el derecho a la educación de los mexicanos. •

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