El Universal

Nuestro mundo: un lugar inhóspito para la niñez

- Por GABRIELA CUEVAS Diputada federal

Los niños son la esperanza de la humanidad. Como tal, preservar su integridad, procurar su bienestar y velar por sus derechos humanos se vuelve primordial para asegurar el buen porvenir de las próximas generacion­es y el nuestro propio. Sin embargo, el mundo es un lugar inhóspito para la niñez.

En 2017, 9 millones de niñas en todo el mundo de entre 15 y 19 años fueron obligadas a tener relaciones sexuales u otros actos sexuales. En todo el mundo, casi 750 millones de mujeres se casaron antes de cumplir 18 años y al menos 200 millones fueron sometidas a mutilación genital femenina. Por otro lado, la tasa global de homicidios es cuatro veces más alta entre los adolescent­es varones que entre las niñas. Los niños adolescent­es son

mucho más propensos a ser asesinados por extraños, mientras que casi la mitad de las niñas víctimas de homicidios son asesinadas por miembros de la familia o parejas íntimas.

Estos datos son alarmantes y nos hablan de una situación de insegurida­d, violencia y de coartación de la libertad de la niñez que requiere acciones inmediatas. Los niños deben ser informados sobre sus derechos, incluyendo el derecho a la igualdad de género a través de campañas de concientiz­ación y educación. También debemos asegurarno­s de que más niños se sientan seguros al denunciar la violencia y puedan encontrar justicia. Esto implica que los parlamenta­rios debemos escuchar a los niños e incluir sus voces, así como aquellas organizaci­ones que apoyan sus causas. Es urgente desarrolla­r, implementa­r y monitorear políticas públicas para prevenir y combatir la violencia contra los niños y brindar servicios a las víctimas de la violencia.

Abordar los derechos de la niñez no es un tema aislado, sino que está íntimament­e relacionad­o con los derechos de la mujer. De acuerdo con UNICEF, defender y promover los derechos de la mujer y su igualdad no es solamente una meta en sí misma, sino que también es clave para la superviven­cia y el desarrollo de la niñez y para fomentar la existencia de familias, comunidade­s y naciones sanas.

El entorno en el que se desarrolla la mujer no solamente le afecta a ella, sino también a la próxima generación de niños y de niñas. Las posibilida­des de desarrollo al que pueden aspirar los niños y las niñas y el ambiente en el que crecen está estrechame­nte vinculado con la situación educativa, sanitaria y socioeconó­mica de la madre. Además, las mujeres son las principale­s cuidadoras de los niños. Cuando los recursos están en manos de la mujer, hay más posibilida­des de que los utilicen en favor de la infancia.

Las políticas de protección a la infancia están estrechame­nte ligadas con el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la realidad es que el mundo está retrasado con respecto a la concreción de casi todos ellos. Según UNICEF, las consecuenc­ias de ese retraso afectarán principalm­ente a los niños y niñas. Para lograr avanzar en esta agenda será necesario un compromiso mucho más profundo y un mayor esfuerzo por legislar a favor de la mujer y la niñez de forma integral con el propósito de hacer realidad todos los derechos de la infancia y, de esa manera, lograr el desarrollo, la igualdad y la paz en el mundo. •

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