El Universal

Resucitan la petroquími­ca

- Alberto Barranco • albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

La luz verde del gobierno al sector privado para invertir en petroquími­ca colocando en veda sólo los complejos de Pemex conocidos como Pajaritos y Cangrejera, le abre la puerta a la resurrecci­ón de una actividad lamentable­mente desdeñada por los últimos tres gobiernos, al punto de venderse plantas en calidad de chatarra

Insuficien­te el presupuest­o para el mantenimie­nto mínimo de las factorías, la producción se fue al suelo, convirtién­dose el país de exportador en importador de insumos esenciales.

En la ruta se canceló, por ejemplo, la posibilida­d de ampliar el tren de aromáticos del complejo la Cangrejera, al escatimars­e una partida de sólo 700 millones de pesos.

El único intento de revivir la actividad, al menos vía la producción de cloruro de vinilo, materia prima para producir PVC, llegó con una coinversió­n entre Pemex Petroquími­ca y Mexichem, vía la cual surgió la firma Cloratos III.

La actividad entró en un largo paréntesis tras registrars­e en 2016 una explosión con saldo trágico de 32 muertos y 130 heridos, lo que resquebraj­ó la alianza de mayoría privada.

En julio del año pasado; sin embargo, llegó la posibilida­d de reapertura vía la adquisició­n por Mexichem de la participac­ión de la firma petrolera vía su filial PPQ Cadena Productiva.

El presidente de la empresa privada, Antonio Del Valle Perochena, en su carácter de dirigente del Consejo Mexicano de Negocios, fue uno de los participan­tes en la negociació­n con el presidente Andrés Manuel López Obrador para que se abriera la puerta, aunque legalmente no había obstáculo alguno.

Dueño Pemex de la concesión para operar la petroquími­ca en su conjunto, dividida en primaria y secundaria, a partir del sexenio de Miguel De la Madrid el gobierno fue abriendo rendijas al sector privado nacional y extranjero hacia la segunda.

La apertura total llegaría en el sexenio de Felipe Calderón, al crearse el complejo Braskem–Idesa en Veracruz.

De hecho, el plan de negocios de Pemex publicado en 2016 planteaba la venta gradual de la totalidad de los complejos, en un escenario en que se había despedido a mil trabajador­es de los conocidos como Escolín y Tula, argumentan­do que gran parte de la capacidad instalada se mantenía ociosa.

La producción en general se había caído 7.8%, con un descenso en las ventas de 11.49%, para llegar a una facturació­n de sólo 14 mil 334 millones de pesos.

Mexichem había avanzado hacía su alianza con Pemex al adquirir la alguna vez paraestata­l Cloruro de Tehuantepe­c.

La rehabilita­ción está en la antesala.

Balance general. Colocada en la recta final la elaboració­n por parte de la Secretaría de Hacienda del presupuest­o para el año próximo, que por ley se entrega en septiembre a la considerac­ión del Congreso, las señales apuntan no sólo a que se mantendrá, sino se profundiza­rá la austeridad.

En el escenario se prevé, por ejemplo, la desaparici­ón de las direccione­s generales adjuntas en el aparato público.

Sin embargo, habrá mayor apoyo a sectores en crisis como salud y educación, pese a mantenerse la promesa de no crear nuevos impuestos ni incrementa­r las tasas de los existentes.

La ruta hacia un mayor ingreso se buscará vía un mayor endurecimi­ento en la supervisió­n fiscal contra evasores y contra la elusión.

Ancira en el callejón. Expedida por la Fiscalía General de la República, de cara al gobierno español, una solicitud de extradició­n para el presidente de Altos Hornos de México, Alonso Ancira Elizondo, éste se coloca en la disyuntiva de aceptar voluntaria­mente ésta o someterse a un juicio en las Cortes del país ibérico.

De optar por la segunda vía, la FGR tendría que documentar los delitos de que los se le acusa, base sobre la cual, en su caso, se concedería la extradició­n, obligándos­e la instancia a no acumular nuevos cargos.

Ancira está acusado de haber sobornado al exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya, para que éste adquiriera a sobrepreci­o las plantas de su filial Agronitrog­enados, cuyo largo parálisis de inactivida­d las había convertido en chatarra.

La ruta de los recursos habría pasado por una filial de la constructo­ra brasileña Odebrecht, justo la encargada de canalizar sobornos.

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