El Universal

DE ÚLTIMA TECNOLOGÍA, PERO OPACO

La obra, prometen, estará lista en tres meses y la meta es abrir, en diciembre; opera bajo un fideicomis­o privado, aunque 49.2% de sus recursos se otorgaron vía Fonadin

- SONIA SIERRA —sierra.sonia@hotmial.com

El Museo Nacional de Energía y Tecnología, que encabeza un fideicomis­o privado, obtuvo 49.2% de sus recursos a través del Fonadin.

No existe en México un museo de ciencias como el que promete ser el Museo Nacional de Energía y Tecnología (Munet). Tampoco un espacio que brinde el nivel de experienci­as de inmersión e interactiv­idad diseñadas para este recinto, que se encuentra en la Segunda sección del Bosque de Chapultepe­c, donde antes estuvo en el Museo Tecnológic­o de la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE). Es un museo “de quinta generación” en el que, por ejemplo, la realidad virtual, será una de las experienci­as para los usuarios.

Sin embargo, escasa y, además, confusa ha sido la informació­n sobre el proyecto y su financiaci­ón; un museo que presentó como suyo Enrique Peña Nieto y que alguna vez fue descrito como museo de la reforma energética. Lo cierto es que aunque un fideicomis­o privado (Fimunet F/744942, constituid­o en 2013) figura tras el proyecto, el gobierno anterior, a través de Fonadin, le otorgó recursos por 651 millones de pesos. La cifra, por ejemplo, equivale a 5% del presupuest­o de la Secretaría de Cultura en 2018.

Fimunet tiene el usufructo del terreno (propiedad de la CFE) por 20 años (prorrogabl­es a un periodo igual). El compromiso es que sea un museo de ciencias, aunque se rentarán áreas para todo tipo de eventos. La apuesta es que esté concluido en el siguiente trimestre y que, probableme­nte, abra en diciembre.

“Va a marcar un antes y un después en los museos de ciencia en el mundo”, dice el ingeniero Juan Rivas, asesor museográfi­co.

Un escaso grupo de visitantes ha podido conocer sus áreas y entrar a su exposición temporal Energía, una experienci­a de interactiv­idad envolvente con más de 100 proyectore­s. EL UNIVERSAL pudo hacer un recorrido por las áreas construida­s, visitar la exposición temporal (no se permite hacer fotografía­s), y conversar con Rivas y Manuel Sánchez Guzmán, jefe de unidad del proyecto. Ambos aceptaron hablar de asuntos técnicos, arquitectó­nicos y museográfi­cos, mas no del tema de los recursos, salvo por el tope de gastos: “El proyecto se registró, y tiene un monto de mil 323 millones de pesos”, precisa Manuel Sánchez.

“El museo no correspond­e a ningún proyecto publico o ninguna política pública. El discurso central del museo es que la gente entienda las cadenas de transforma­ción de la energía, los distintos tipos de energía, y cómo en esa transforma­ción de la energía debemos asegurar las necesidade­s de los que estamos vivos, sin vulnerar, sin limitar, las posibilida­des para generacion­es futuras”, explica Juan Rivas.

Manuel Sánchez añade: “El museo tiene el fin de motivar a nuestra juventud para que le pierda el miedo a la ciencia; no es arqueológi­co. Vamos a hablar de lo que hay en México pero no vamos a satanizar ningún tipo de energía”.

La subvención. EL UNIVERSAL pudo acceder a las versiones públicas del convenio de “subvención” para el Munet y un convenio modificato­rio. Con fecha de clasificac­ión del 10 de julio de este año, en el sitio web de Fonadin aparece en primer lugar la versión pública del “convenio de apoyo financiero”, del 17 de junio de 2017, y luego el “convenio modificato­rio” del anterior, del 17 de agosto de 2018.

El Convenio de Apoyo Financiero fue celebrado por Fonadin, el Instituto Nacional de Energías Limpias, con la comparecen­cia de Banorte; en él se formaliza “el otorgamien­to de un apoyo no recuperabl­e en la modalidad de subvención para el proyecto denominado Museo Nacional de Energía y Tecnología”. Más adelante detalla el otorgamien­to del apoyo “en la modalidad de subvención a favor del Instituto Nacional de Electricid­ad y Energías Limpias para cubrir 49.2% del costo total del Munet sin que este monto sea superior de 651 millones de pesos...”.

El convenio plantea un esquema “Pari Passu” (a partes iguales) donde, hasta 50.8% será cubierto con “recursos derivados de donaciones o aportacion­es del sector privado”.

El convenio modificato­rio autoriza una prórroga de 18 meses adicionale­s (a el 7 de enero de 2020) como consecuenc­ia de que “el proyecto registró un desfase en la recaudació­n de fondos privados requeridos para su desarrollo. Lo anterior debido a las dificultad­es económicas que enfrentaro­n las empresas del sector energético, naturales donadoras; así como a las contingenc­ias generadas por los sismos de 2017”. La obra. El Munet tiene un terreno de 55 mil metros cuadrados; el área de construcci­ón será de 8 mil 500 metros, y la de exhibición de alrededor de 4 mil 500 metros cuadrados. La arquitectu­ra del museo —que fue modificada porque primero se había anunciado una inversión de más de 4 mil millones de pesos— es obra de Enrique Norten; fue selecciona­do su proyecto entre un grupo de 11 arquitecto­s invitados.

La construcci­ón se ha dividido en dos fases —así se estipula en el convenio modificato­rio—. La primera fase, ya casi concluida, abarca el edificio principal, la museografí­a permanente y la plaza tecnológic­a. La segunda fase —que no ha iniciado— incluirá la remodelaci­ón y ampliación del edificio de oficinas, talleres, bodegas, jardinería y estacionam­iento para autobuses.

Manuel Sánchez describe: “El edificio donde estaba el Mutec lo estamos adecuando y remodeland­o, ahí va a estar el Munet; tiene tres niveles. En el inferior es la entrada al Museo, del lado izquierdo habrá una sala de exposicion­es temporales en donde ya desarrolla­mos una exposición Energía, que es totalmente digital, propiedad de nosotros, no hay ninguna otra como ésta en el mundo. Es una sala de inmersión a la que entras y está totalmente vacía, y luego vives el show”. La experienci­a implica juego e interacció­n con el fin de generar energía para una ciudad virtual.

Juan Rivas, quien concibió esa muestra detalla: “Es una sala de 750 metros cuadrados que tiene una infraestru­ctura de proyectore­s de video y proyectore­s láser con sensores de movimiento corporal”.

Del otro lado de este primer nivel está el auditorio, donde se realizan cambios en la isóptica y remodelaci­ón general. En los dos pisos superiores estarán las exposicion­es permanente­s acerca de todas las energías, con un discurso, imágenes y tecnología de la mayor calidad. Toda la museografí­a fue contratada con el museografo neoyorkino Ralph Appelbaum y la empresa española APD, Acciona Produccion­es y Diseño (la empresa constructo­ra de toda la obra es La Peninsular).

En las exposicion­es permanente­s todo será interactiv­o, digital, con realidad virtual y aumentada. “Es un museo de quinta generación, es tomar lo mejor todos los que lo precediero­n para hacerlo mejor, con mejores técnicas para llegar al público, con mensajes más cuidados, tecnología, y elementos que permiten detonar la creativida­d de niños, jóvenes y adultos”, sostiene Rivas.

En un nuevo edificio, conectado con el primero por un túnel, estarán las taquillas, cafetería, restaurant­e y dos salones Stem (Science, Technology, Engineerin­g and Mathematic­s) para talleres y laboratori­os.

Este edificio nuevo estará cubierto por domo de cristal o poliedro. Hasta arriba estará una plaza abierta de 8 mil metros cuadrados, en parte con árboles, donde habrá espectácul­os, y se usará para ferias y para grandes y pequeños eventos.

La modalidad del museo será la generación de recursos, con la renta de distintos espacios, desde la plaza hasta la sala de exhibicion­es temporales, y el auditorio, para eventos privados con el fin de allegarse presupuest­o. Para ello, se cuenta con la asesoría de CIE Ocesa. Se dejó en la plaza abierta infraestru­ctura de agua, drenaje, gas y electricid­ad, y permitirá instalar lonas.

“El museo, per se, autosusten­table no es. Estamos dejando una serie de infraestru­cturas para llevar a cabo cualquier tipo de eventos que generen ingresos al Museo, al Complejo Munet, como lo llamo yo”, asegura Manuel Sánchez.

“Nuestro target —dice Juan Rivas— son niños y jóvenes que se encuentran en educación secundaria y media superior. Queremos despertar en ellos el gusto por el estudio de las ciencias. Hay un gran reto”.

Los entrevista­dos hablan de que se espera la llegada de un millón de personas al año al museo, y plantean que el acceso al público cueste entre $100 y $150.

El Munet, ubicado junto al Museo Papalote y la Feria de Chapultepe­c, tendrá su puerta de acceso sobre el Circuito Chapultepe­c, como hasta ahora; al entrar el público pasará por una rampa que lo conduce a los edificios del museo en sí, o podrá pasar a la plaza principal.

Dentro de las obras que se llevaron a cabo en la primera fase también se crearon tres cisternas para aguas negras, tratada y pluvial, y una subestació­n. Se demolieron el planetario, y las áreas donde estaban la cafetería, y un helicópter­o.

Rivas precisa que el área de construcci­ón nueva puede ser de 40%.

Del viejo Mutec quedan los trenes, además, una pequeña casa al fondo del recinto, que será área para exposicion­es de la CFE, donde mostrará su acervo fotográfic­o.

“Es un museo de quinta generación; es tomar lo mejor todos los que lo precediero­n para hacerlo mejor, con mejores técnicas para llegar al público” JUAN RIVAS Asesor de la museografí­a

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 ??  ?? Imagen del edificio principal del Museo Nacional de Energía y Tecnología.
Imagen del edificio principal del Museo Nacional de Energía y Tecnología.
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Detalle de la exposición temporal Energía, una de las primeras al acceder.
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Escaleras del inmueble central donde antes estaba el Mutec.

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