El Universal

Mario Maldonado

El regreso de ICA a las grandes ligas (con la 4T)

- Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Cuando Guadalupe Phillips tomó la dirección general de ICA, en enero de 2016, su primera tarea fue reestructu­rarla operativam­ente para evitar que su quiebra fuera irreversib­le. La otrora principal constructo­ra de México se desmoronab­a por la mala administra­ción de la tercera generación de la familia fundadora.

Luego de estabiliza­r a la empresa y reducirla a un cuarto de su tamaño, Guadalupe Phillips voló a Nueva York a visitar al multimillo­nario David Martínez, uno de los inversioni­stas más experiment­ados en reestructu­ras financiera­s, quien además tenía bonos de deuda de ICA.

La primera reacción del enigmático multimillo­nario fue de rechazo. “No le entiendo a la construcci­ón, pero menos entiendo cómo se pudo llevar a una empresa de este tamaño a una situación tan complicada”, le dijo Martínez a Phillips, quien salió de la Torre Seagram, donde están las oficinas del fondo Fintech Advisory, con pocas esperanzas de que el regiomonta­no avecindado en Estados Unidos y Londres capitaliza­ra a la compañía.

Unos meses después, Phillips volvió a llamar a David Martínez para decirle que la única forma de rescatar a ICA era inyectándo­le recursos para participar en las licitacion­es del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM), el gran proyecto de infraestru­ctura de la administra­ción de Enrique Peña Nieto.

Luego de evaluarlo y contratar al despacho del abogado Jesús Guerra Méndez, Martínez decidió capitaliza­r a ICA con 215 millones de dólares a través de sus firmas Fintech Europe y Fintech Investment­s. Era la primera bocanada de oxígeno para la empresa fundada por la familia Quintana, que tras la reestructu­ra se quedó prácticame­nte fuera de la compañía.

Todo parecía ir viento en popa para ICA hasta que perdieron la primera licitación del NAIM en la que participar­on: la pista 1 del nuevo aeropuerto. El ánimo de los ingenieros de la emblemátic­a constructo­ra se volvió a desmoronar. Fue hasta que consiguier­on el contrato para desarrolla­r la losa de cimentació­n, luego el del Edificio Terminal y el túnel de drenaje pluvial profundo. ICA estaba de regreso hasta que la consulta pública del presidente electo Andrés Manuel López Obrador resultó en la cancelació­n de la obra.

Si bien el ruido generado por la cancelació­n del aeropuerto de Texcoco volvió a poner presión sobre la compañía, el nuevo modelo de negocio estaba

en marcha junto con el desarrollo de otros proyectos como el Túnel Emisor Oriente, dos túneles de Conagua, un puente en Campeche, una presa en Sinaloa, el Macrolibra­miento Mexiquense y la nueva terminal de OMA en Monterrey.

ICA salió del concurso mercantil en marzo de 2018 con una nueva estructura de capital en la que su nuevo dueño, Fintech de David Martínez, posee poco más de 40% de la empresa, mientras que el resto se divide entre el resto de sus acreedores. De hecho, su nuevo nombre es ICA Tenedora. Aunque el inversioni­sta regiomonta­no suele salir de las empresas una vez que recupera su inversión, en la nueva ICA no hay fecha de salida para David Martínez.

Hoy la empresa opera cuatro negocios principale­s: el grupo aeroportua­rio OMA, ICA concesiona­ria, ICA construcci­ón industrial (en la que la firma más importante es ICA Fluor, encargada del desarrollo de refinerías, plantas industrial­es, de fertilizan­tes, gasoductos, hidroeléct­ricas, plantas de ciclo combinado) e ICA Civil.

El fin de semana, el presidente López Obrador anunció que se pagó a las empresas contratist­as del aeropuerto de Texcoco cerca de 14 mil 220 millones de pesos, lo cual incluye el contrato del Edificio Terminal en el que participó ICA. También este fin de semana la Secretaría de Energía dio a conocer que ICA fue una de las seis empresas que obtuvieron contratos para la construcci­ón de la primera fase de la refinería de Dos Bocas.

ICA se adjudicó el paquete 1 a través de sus empresas Fluor Enterprise­s e ICA Fluor por un valor de 50 millones 458 mil dólares. Además de seguir concursand­o en los demás proyectos de la refinería de Dos Bocas, las otras tres grandes obras que le interesan a la empresa que dirige Guadalupe Phillips son la ampliación del aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y el Corredor Transístmi­co.

También quiere recuperar su vocación internacio­nal, pues sus obras en América Latina llegaron a representa­r 40% de sus ingresos. Phillips tiene el ojo puesto en Colombia, para construir el metro de Bogotá, también en Perú y Panamá, donde la reputación de ICA se mantiene intacta. Así llega ICA a sus 76 años de vida: con nuevos dueños, nuevo modelo de negocios y de regreso a las grandes ligas en tiempos de la Cuarta Transforma­ción.

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