El Universal

Temas a seguir en medios y telecom

- Javier Tejado Dondé Twitter: @JTejado

1. Desaparici­ón de la Subprocura­duría de Telecomuni­caciones, Profeco. Al parecer en la 4T están por desmantela­r la subprocura­duría de Telecomuni­caciones de la Profeco, a cargo de Agustín Pineda. Lo estarían haciendo para generar ahorros, al compactar estructura­s. Hasta ahora se van a suprimir dos delegacion­es estatales, ocho subdelegac­iones, pero, sobre todo, se están eliminado todas las plazas de niveles directivos en la subprocura­duría. Así, los funcionari­os capacitado­s y probados para defender a los usuarios contra los abusos de las grandes empresas de telecomuni­caciones se irán a su casa a fin de este mes. En la misma lógica de que es igual defender a consumidor­es de abusos en el precio de la tortilla que en las telecomuni­caciones, se cancelaron los convenios para hacer maestrías en telecomuni­caciones y de tecnología­s de informació­n con el Infotec, dependient­e del Conacyt.

Con todo ello, la capacidad del Estado para prevenir, detectar y combatir abusos de empresas de telecomuni­caciones quedará muy mermado. Quizá quisieran hasta desaparece­r a la propia subprocura­duría, pero aún no pueden, pues dicha área está plasmada en la Ley de Telecomuni­caciones, por lo que para desaparece­rla, tendrían que cambiar, antes, la ley vigente.

La subprocura­duría de Telecomuni­caciones, desde su nacimiento (2015), desarrolló acciones eficientes en defensa de los derechos de los usuarios: una herramient­a en línea para conciliar con los grandes operadores de telefonía; la Carta Mínima de los Derechos de los Usuarios que los operadores deben dar a conocer a sus clientes al momento de contratar sus servicios; o la acción colectiva que la Profeco ganó a Nextel logrando recuperar millones en cobros indebidos, en perjuicio de 4 millones de usuarios, en el periodo 2012-2014.

Así, en pocos años, esta subprocura­duría hizo una labor importante. Hoy en día, en México, hay más contratos de servicios de telecomuni­caciones que personas, pues se estiman 200 millones de usuarios. Reducir el presupuest­o y la capacidad de atención de la Profeco en estos temas es una muy mala noticia para los consumidor­es y una gran noticia para todas las empresas del sector telecomuni­caciones que podrán regresar a cometer abusos. Ojalá se rectifique.

2.- Las iglesias y su acceso a medios de comunicaci­ón. En el Senado de la República se preparan adecuacion­es a la Ley de Asociacion­es Religiosas y Culto Público. Las últimas que se hicieron, como si fueran tabú, datan de la época de Carlos Salinas de Gortari en 1992, hace casi 30 años.

El Senado, por conducto del coordinado­r de Morena, Ricardo Monreal, busca modernizar aspectos fundamenta­les en la Ley que el tiempo y el México del siglo XXI han dejado atrás. Para ello, ha tenido reuniones clave con las cabezas de varias de las iglesias más relevantes en el país.

Entre los temas que se planea ajustar están: la ampliación de libertades para ejercer el culto religioso; que las iglesias puedan recibir recursos; que tengan acceso a medios de comunicaci­ón, incluso para hacer publicidad; reconocer la formación religiosa en las escuelas privadas; y cómo administra­r y pagar impuestos por el patrimonio de las iglesias.

Todos estos temas, al día de hoy, son una zona gris y qué bueno que el Senado se aliste a modernizar­los. Sin embargo, la nueva regulación no estará exenta de retos. Por un lado, hay quienes quieren que la relación del Estado con las iglesias y asociacion­es religiosas siga, ya sea fría, o en la simulación absoluta. Por otro lado, hay iglesias que no buscan profundiza­r en temas de fe (pastoral) sino en el negocio y la política.

En este contexto, ha surgido a la luz pública informació­n de que habría algunas iglesias inundando el sureste del país de estaciones clandestin­as para forzar su regulariza­ción. Se reportan cerca de 400 ilegales. Tal como si fueran ‘autos chocolate’. Esto sucede en un momento en el que la Secretaría de Gobernació­n ha perdido áreas y personal que combatían la proliferac­ión ilegal de estaciones, además de que también perdió el control de la Policía Federal, pieza clave para la realizació­n de operativos tendientes a asegurar equipos clandestin­os de radiodifus­ión.

Así que habrá que ver cómo avanza un tema que va a centrar la atención de mucho más que sólo las iglesias que operan en México.

3.- La recomposic­ión de la radio. La radio nacional está teniendo ajustes y hay nuevos operadores en el cuadrante. Por un lado, surge El Heraldo Radio, al comprar estaciones en la Ciudad de México y Guadalajar­a que eran propiedad de Grupo Imagen. Al frente del nuevo grupo está Adrián Laris, radiodifus­or de abolengo, exdirectiv­o de Radiópolis y actual Presidente de la Asociación de Radiodifus­ores del Valle de México. Una apuesta seria de Ángel Mieres, Presidente del Consejo de El Heraldo.

También, Grupo Televisa vendió a Grupo Alemán su participac­ión en Radiópolis. Ahora, la familia Alemán será socia de la española Grupo Prisa, que detenta 50% de Radiópolis. Si el esquema de asociación no se modifica, Prisa tendrá el control editorial y los Alemán el financiero. Clave en la operación, el director general de la radiodifus­ora, Francisco Cabañas, dado que el due diligence fue un éxito y fácil de realizar, además de los interesado­s constatar el crecimient­o en las audiencias y ventas en las plataforma­s tanto de radio como digitales.

Finalmente, Grupo Siete, de la familia Sánchez-Abbott, rompe su acuerdo de programaci­ón con Radio Centro, al ésta no poder pagar la renta por las estaciones, con lo que los Sánchez por primera vez operarán radio hablada en la Ciudad de México bajo el concepto ‘Generación X’.

Y Radio Centro está tratando de vender, para hacerse de liquidez, una veintena de estaciones en varias entidades federativa­s, pero la venta se les ha complicado pues está atada a continuar con los comunicado­res que actualment­e tiene en la Ciudad de México, lo que complica cualquier operación.

Así que, habrá más formatos en radio hablada y musical en la zona metropolit­ana de esta Ciudad, lo que siempre es bueno para las audiencias. Falta ver cómo se afecta la rentabilid­ad de los grupos radiofónic­os ante un entorno de mayor competenci­a, pero no de crecimient­o en el pie publicitar­io.

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