América hizo bien en dejar ir a Marchesín

La directiva del América pasará esta etapa en la historia del futbol mexicano por ser la que más recursos consigue sin tener que estirar la mano para que el dueño del equipo les dé y les dé dinero. Solamente con las ventas de Diego Lainez, Edson Álvarez, Agustín Marchesín y Mateus Urube habrían ingresado a las arcas del club más de 60 millones de dólares, nada mal.

Además, nadie está forzado a quedarse; si el portero y el mediocampista tienen sus sueños, es válido hacerlos realidad, siempre y cuando, el equipo que los quiera adquirir pague el precio que los americanistas consideran justo para realizar la operación. Retenerlos sólo estaría creando un descontento que se puede generalizar, entre grillas y actitudes fuera de todo profesionalismo, como suele suceder en los grupos de grandes personalidades.

Aunque se estaba convirtiendo en un elemento importante para el equipo y cuyas atajadas, y hasta cobros de penalti, habían contribuido en gran medida a los últimos logros del América, con el portero argentino no hubo identidad y por eso la imagen de ayer en el entrenamiento, en la que se observa a Marchesín contrariado no se entiende, porque de querer quedarse lo hubiera hecho.

Así que no quiera que el americanismo crea que es un mártir, simplemente no pudo evitar ir a una liga de medio nivel europeo, pero que le daría la vitrina de jugar Champions League y poder posicionarse como el portero titular en la selección argentina. Si no es esa la idea, entonces es inentendible el cambio que ha decidido para su carrera como profesional del futbol.

Nadie lo obligó a irse; es más, a Santiago Baños y Miguel Herrera les trae un problema evidente, que ahora con gran cantidad de dólares en la cuenta bancaria, tienen el deber de resolver de inmediato. La misión ahora es remplazarlo, y no habría nada mejor que traer al verdadero ídolo de la portería americanista, Guillermo Orchoa.

Y eso sería ya un hecho, de no ser porque el entorno familiar del también portero de la Selección Nacional preferiría que buscara algún otro equipo en Europa. Aunque claro, con el mal promotor que tiene Ochoa, tendría que ser un club de medio pelo, en el que además, no cobraría lo que seguramente le ha ofrecido el América para regresar a nuestro país.

Lo poco que le falta a la directiva americanista para convencer a Memo para que regrese debe trabajarse de inmediato. Porque la salida de Marchesín es, sin duda, un duro golpe a las aspiraciones de este equipo por salir campeón de nueva cuenta. Pero para sanar de ese porrazo, nada mejor que lograr que uno de los últimos ídolos de esta institución regrese. Eso mantendría al América entre los candidatos al título.

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