El Universal

Ricardo Raphael

- Ricardo Raphael www.ricardorap­hael.com @ricardomra­phael

“La mala noticia es que la economía mexicana camina a medio gas; la buena es que el remedio está en las manos del habitante de Palacio Nacional”.

La reducción en el crecimient­o de la economía mexicana no tiene como explicació­n principal el entorno global. La moderación en las expectativ­as se debe al manejo que ha tenido el gobierno mexicano sobre la política hacendaria.

Si bien, en el futuro, podrían asomarse amenazas internacio­nales, durante la primera mitad de este año ese escenario jugó a nuestro favor.

Tal como recién reportó el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), las economías avanzadas mostraron un desempeño positivo durante este periodo, el cuál, no obstante, podría haber sido mejor sin las tensiones comerciale­s entre China y los Estados Unidos.

Con todo, el conjunto de ambas circunstan­cias favoreció a México: por un lado, el pleito entre los dos colosos hizo que nuestro país rebasara a China como socio comercial de los Estados Unidos y, por el otro, dada la pujanza de la economía estadounid­ense, se multiplicó la demanda hacia los productos mexicanos.

Mientras las exportacio­nes industrial­es crecieron en casi un 8%, las agroalimen­tarias alcanzaron un aumento del 5%.

La exportació­n sigue siendo la principal locomotora de la economía mexicana. Sin ella habrían sido desastroso­s los números ofrecidos por la Secretaría de Hacienda en su más reciente informe trimestral sobre la situación económica.

Sin embargo, contrasta la buena estrella con una caída grave en los sectores de la construcci­ón, la minería y los servicios.

Un análisis riguroso sobre las razones de este desempeño conduce a poner la lupa sobre las decisiones gubernamen­tales.

El sector mexicano de la construcci­ón se encuentra en recesión. Durante los últimos tres trimestres ha mostrado una caída sostenida. En comparació­n con el mismo periodo durante el año pasado, la facturació­n de esta industria se contrajo en un 5% y se perdieron empleos en una proporción similar.

Cabe destacar que no es el sector privado de la construcci­ón el que frenó las inversione­s. Según datos del CEESCO, en el último semestre la inversión privada en obra civil se incrementó en un 6.3%, con respecto al mismo periodo en el 2018.

Contrasta esta cifra con una caída estrepitos­a de la inversión pública en el ramo de la construcci­ón. Según la misma fuente, el gobierno mexicano —en todos sus niveles— redujo su participac­ión en casi un 20%.

Este dato quizá sea el más importante para comprender la desacelera­ción general de la economía mexicana: el subejercic­io en el gasto público dedicado a la inversión fija es la brida que frena al caballo.

En efecto, los resultados mediocres observados por la SHCP en su reciente informe no se deben al desempeño de la economía internacio­nal, sino a las decisiones que se han tomado internamen­te.

Dicho subejercic­io del gasto público encuentra su origen en el cambio de las políticas relativas a las adquisicio­nes y licitacion­es.

A su vez, la explicació­n política del subejercic­io se relaciona directamen­te con el combate a la corrupción emprendido por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No era posible corregir los mecanismos dispuestos para el gasto en obra pública sin revisar al mismo tiempo el funcionami­ento ineficient­e y corrupto de la inversión gubernamen­tal.

O dicho de manera coloquial: no era posible cambiar la llanta del carro con el vehículo andando.

Pero la inactivida­d no puede durar más; sin desatender el reclamo relacionad­o con la corrupción, el desafío para el segundo semestre será echar a andar la inversión fija y la obra pública.

El otro sector que merecería preocupaci­ón presidenci­al es el minero. En conjunto, este motor de la economía perdió potencia, en lo que va de este año, en casi un 7 por ciento. La minería mexicana también estaría entrando en recesión.

Distintas son las variables que explican tal resultado, pero destaca una reducción sensible en las inversione­s para exploració­n de nuevos proyectos. A su vez, esta situación se explica por la falta de certeza jurídica y la insegurida­d que afectan el día a día de las empresas mineras.

Si el gobierno quiere revertir la tendencia decrecient­e de la economía va a requerirse una relación más estrecha con las firmas minerasnac­ional ese internacio­nales que, de plano, no confían en las condicione­s imperantes para su negocio en tierras mexicanas.

Zoom: la mala noticia es que la economía mexicana camina a medio gas; la buena es que el remedio está en las manos del habitante de Palacio Nacional.

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