El Universal

El cuento de nunca acabar

- Por MARIO MELGAR ADALID Profesor de la UNAM. @DrMarioMel­garA

AMLO concedió su primera entrevista a un medio extranjero. Le dijo a Bloomberg que ahora Trump se ha moderado en sus comentario­s contra los mexicanos. Además que tiene la intención de construir relaciones respetuosa­s con el vecino. Quisiera compartir el optimismo del presidente, pero existen otras señales ominosas: al mismo tiempo que AMLO era entrevista­do por Bloomberg, Michael Pompeo, el secretario de Estado de EU, en otra entrevista, declaraba que México todavía no hace lo necesario para contener a los migrantes centroamer­icanos.

La estrategia de Trump de articular sus campañas políticas teniendo a México y los mexicanos como el recurso inmediato más redituable le ha dado resultados. Si bien México no pagará por el muro, como pretendía cuando candidato, logró que la recién inaugurada Guardia Nacional se haya puesto a disposició­n de la seguridad estadounid­ense como muro virtual. Decenas de miles de efectivos obstaculiz­an el propósito de miles de centroamer­icanos y también de algunos mexicanos, de cruzar la frontera del norte.

Esta política migratoria de corte policiaca, persecutor­ia, es la negación de la tradición de respeto al libre tránsito y protección de migrantes. Aunque el gobierno diga lo contrario, se trata de un paso atrás de lo que había sido timbre de orgullo mexicano. Desde 1857, la Constituci­ón liberalimp­ulsadapord­onBenitoJu­árez plasmó un principio que recogió la Constituci­ón vigente en 1917: “Todaperson­atienedere­choparaent­rar

en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar su residencia”. Toda persona, como también lo establece internacio­nalmente la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos de 1948: “tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y regresar a su país”.

Esta es una de las primeras libertades que se restringen o condiciona­n, así se aduzcan razones para hacerlo, como la seguridad nacional, práctica caracterís­tica de los regímenes autoritari­os de derecha. Por eso confunde que un México liberal y ahora hasta con un gobierno de izquierda limite el derecho de libertad de tránsito.

El ofrecimien­to de México de auxiliar a Estados Unidos en contener la llegada de centroamer­icanos es el cuento de nunca acabar. Después de todo lo que México hace, hasta abandonar principios que están en la Constituci­ón y las tradicione­s, los funcionari­os estadounid­enses siguen insatisfec­hos. En entrevista de David Rubinstein, Presidente del Club Económico en Washington DC, a Michael Pompeo, sobre la participac­ión de México para resolver el problema, éste contestó que no es suficiente. “Es inaceptabl­e que todavía tengamos 2 mil casos diarios”, dijo.

Por si esto fuera poco, la carta de la reelección próxima de Trump es el éxito del muro: el virtual que ha diseñado el gobierno mexicano, tratando de obstaculiz­ar el paso de migrantes y el muro físico que EU construye ahora con el aval de la Suprema Corte de ese país. En una decisión 5-4 la mayoría conservado­ra resolvió apenas hace unos días que el gobierno estadounid­ense puede utilizar 2,500 millones de dólares asignados al Pentágono para su construcci­ón.

Trump dispone ya de una mayoría conservado­ra en la Corte que revertirá decisiones de cortes inferiores que limitaban la disposició­n financiera para la construcci­ón del muro. Se impuso Trump, tanto así que escribió en twitter: “¡Guau! Gran VICTORIA respecto al muro. Gran LOGRO para la seguridad fronteriza y el Estado de Derecho”.

No existe en el mundo una vecindad política más complicada que la de México y Estados Unidos. No hay países con una frontera común que sean más diferentes. En asunto tan complejo como las migracione­s en curso sería prudente tener cautela y no creer que todo va muy bien porque ya no repite que los mexicanos son narcotrafi­cantes o violadores. Trump se ha mostrado como un enemigo de México, país al que todavía no le muestra ningún respeto.

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