Adrenalina clásica. Emociones con memoria
La felicidad de cumplir años en 1964 tomaba forma de montaña rusa, sombrillas voladoras y un carrusel de dos pisos.
Fueron muchos niños los que asistieron a la ahora Feria de Chapultepec, que antes se llamaba Juegos Mecánicos de Chapultepec, a pesar de que cuando fue inaugurada por el presidente Adolfo López Mateos sólo tenía 14 atracciones.
Había tres lugares emblemáticos que aún se conservan: muchos han gritado en La Casona del Terror; se han aventurado al descender 36 metros de altura en la Montaña Rusa; y han sentido el vértigo del martillo, juego que, se anunció en su momento, era similar al que utilizan en la NASA para entrenar a los astronautas.
La Feria pasó a manos de la iniciativa privada en 1993, desde entonces ha renovado sus juegos (acaban de inaugurar la zona Plaza Sésamo), pero sigue conservando su esencia: las pistolas de agua para ganar premios, los globos que están inspirados en un famoso juego de Chicago y los carros chocones.
Frente a ellos está el carrusel, que remite al pasado de adultos con hijos emocionados que apenas escuchan la música clásica o, al atardecer, enciende sus luces.
Edmundo Pacheco, gerente general de La Feria, destaca la seguridad de los juegos, que son renovados y tienen mantenimiento continuo. Las nuevas generaciones disfrutan de esa renovación: el emblemático tren del lugar, actualmente se disfruta con realidad virtual. Un paseo histórico narrado por Cantinflas.