El Universal

Evo Morales, la reelección y una promesa incumplida

- Por SOLANGE MÁRQUEZ E. Analista internacio­nal

Era 2005 y el mundo miraba expectante el triunfo del primer presidente indígena de Bolivia. Con casi el 54% de los votos, Morales ganó en una primera vuelta gracias a un discurso antisistem­a impulsado primordial­mente por el debilitami­ento institucio­nal de los partidos políticos que fueron cediendo espacios a movimiento­s sociales. El resultado, el crecimient­o del movimiento indigenist­a encabezado por Evo Morales. El MAS (Movimiento Al Socialismo) se posicionó como una opción viable para ejercer el poder sobre la base de criticar al sistema político en sí mismo. Ese discurso antisistem­a le generó una base electoral muy grande debido al hartazgo de la ciudadanía con el mal desempeño de los gobiernos anteriores.

Evo impulsó entonces, desde el principio un cambio rotundo, desde la base misma del Estado: la Constituci­ón para definir un nuevo ser y modo de ser el Estado Boliviano cambiando paradigmas y modificand­o estructura­s institucio­nales desde la raíz. Gracias al gran apoyo popular con el que obtuvo el poder, Evo fue capaz de convocar a un Congreso Constituye­nte y promulgar una nueva Constituci­ón.

Era 2009 y las negociacio­nes en el Congreso Nacional estaban estancadas. La oposición se negaba a dar los votos necesarios para obtener la mayoría de dos tercios que permitiría hacer la convocator­ia a referéndum. El motivo: aseguraban que el presidente Morales buscaba reelegirse. Para destrabar el asunto, Evo Morales firmó un acuerdo con la oposición que fue dado a conocer a la opinión pública: se presentarí­a como candidato nuevamente a las elecciones de 2010 pero ya no buscaría la reelección en 2014.

El artículo 169 de la nueva Constituci­ón establece que el mandato del Presidente es de cinco años y puede ser reelecto por una sola vez de manera continua. En este sentido, la interpreta­ción sobre los mandatos presidenci­ales resultó crucial. Desde la visión oficialist­a se considera que el primer mandato de Morales (2006-2009) no contaría porque fue bajo la“Constituci­ónanterior”.Portanto“elprimer periodo” habría empezado en 2010. En este sentido, la Constituci­ón lo autorizarí­a a reelegirse (por tercera vez en la práctica) en 2014. De ahí la importanci­a del acuerdo que destrabó en su momento la convocator­ia a Referéndum constituci­onal.

Sin embargo, llegó el 2014 y Morales, violando aquel acuerdo, se presentó, una vez mas, como candidato presidenci­al en las elecciones con un mandato que durará hasta 2020. Para Evo no fue suficiente: desde 2016 ha venido impulsando reformas constituci­onales que le permitiera­n una nueva reelección en 2019. En el referéndum de aquel año, el NO se impuso con más del 51%. A pesar de ello, en 2017, el Tribunal Constituci­onal Plurinacio­nal habilitó su postulació­n fundamenta­do en la Convención Americana de Derechos Humanos. Una interpreta­ción tendencios­a del artículo 23 que protege el derecho a ser votado pero que no tiene referencia alguna a la reelección ni mucho menos a la que es indefinida. A pesar de ello, el Tribunal Electoral avaló su candidatur­a y hoy por hoy, Evo Morales es, una vez más, candidato presidenci­al.

La candidatur­a es evidenteme­nte anticonsti­tucional y convierte a Evo Morales en un candidato que viola una Constituci­ón Política impulsada por él mismo. Lamentable­mente la oposición se ha quedado sin instrument­os jurídicos para contraveni­rla, queda el voto de la ciudadanía. Con un 37% de intención de voto en primera vuelta y un empate técnico de 40 vs. 38% en la segunda, es probable que sea la ciudadanía la que logre ganar las elecciones del próximo 20 de octubre.

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