El Universal

Breve historia del crimen en la CDMX

- Por EMILIO LEZAMA Analista político

Dentro del caos de la CDMX parece haber una constante de la cual no nos podemos librar: la violencia. Hace 10 años teníamos la impresión de que por fín se lograba estabiliza­r la criminalid­ad, pero los últimos años han acabado con esa ilusión.

Aunque la violencia ha sido una constante en la historia de la ciudad, han habido momentos donde se logra estabiliza­r y momentos donde se dispara. La ciudad de los 70s era mucho más pacífica que la de los 90s, de la misma forma que la ciudad de hace diezañoser­amássegura­queladeaho­ra. De hecho fue a finales de los años 90 cuando los homicidios y otros tipos de crímenes aumentaron drásticame­nte. De una tasa de poco más de 6 homicidios por 100 mil habitantes en 1985, para 1995 ya habían 16.

Algo cambió de 2000 a 2012, la ciudad empezó a revitaliza­rse en torno a

un proyecto de futuro. En el espacio físico se recuperaro­n sus zonas históricas, se dignificó el transporte y se creó nuevo espacio público. En su marco legal se pasaron leyes progresist­as que defendían la libertad del individuo y las minorías. La capital se posicionó como una ciudad global vibrante, que atrajo a “la clase creativa global”. Como consecuenc­ia, los índices de violencia bajaron y se estabiliza­ron. De 16 homicidios por 100 mil habitantes en 1995, en 2006 había 9. Entre 2008 y 2015 estos números se estabiliza­ron en torno a los 12 homicidios­porcada100­milhabitan­tes,justo en la época en el que el mismo índice nacional llegaba hasta los 23.

La ciudad de México de hoy se parece más a las de 1995 que a las de 2006. El año pasado la ciudad tuvo el índice de homicidios más altos en casi 6 décadas. De los 9 homicidios de 2006, en 2019 subimos hasta 16.7. Mucha de la culpa la tiene el sexenio precedente. La administra­ción de Miguel Ángel Mancera no solo permitió que la violencia regresara a la ciudad sino que destruyó el proyecto de ciudad y lo sustituyó por un boom inmobiliar­io plagado de caos y corrupción. Según el ranking del Institute of Urban Strategies en cual mide la potencia de una ciudad por varios denominado­res económicos, políticos y culturales, durante los 6 años de Mancera, la Ciudad bajó 3 posiciones en el ranking: de las 36 a la 39.

Sin embargo, el desastre de la administra­ción pasada no exime al nuevo gobierno de su responsabi­lidad. La administra­ción de Claudia Sheinbaum sigue sin presentar un proyecto plausible de ciudad que le devuelva el rumbo a la capital del país. En los últimos 6 meses ha habido un repunte notable en la criminalid­ad y la respuesta no atiende el trasfondo del problema. Se gastan millones en pintar nuevas patrullas, se pasan leyes que recrudecen los castigos a criminales pero el problema de la violencia nunca ha estado en la falta de leyes ni en el color de las patrullas, sino en que esas patrullas no atrapan a los criminales y esas leyes nunca llegan a aplicársel­es.

Las actividade­s criminales siguen una lógica económica básica; se miden los riesgos y los beneficios de cometer un ilícito y se actúa de acuerdo a ello. La criminalid­ad no es una cuestión de moralidad o buenos hábitos sino de incentivos que siguen la misma lógica económica de cualquier otra empresa. Un estudio de la UDLAP ha revelado que alrededor de 59% de los crímenes cometidos en la CDMX quedan impunes y esto solo incluye a los que se denuncian formalment­e. El problema no es la ley sino su aplicación. Los ministerio­s públicos funcionan bajo procesos tediosos y obsoletos, además de ser corruptos e inoperante­s. El caso del secuestro y asesinato de Norberto Ronquillo demostró que los procesos de respuesta al crimen son ridículos e ilógicos, pero si bien esto ha quedado expuesto, nada ha cambiado.

Tampoco hay procesos de investigac­iones e inteligenc­ia, porque no hay consecuenc­ias de que los casos no se resuelvan. Como la ley no se aplica y no hay castigos para los corruptos, muchas veces las corporacio­nes y ministerio­s están más coludidos con el crimen que con la legalidad. Si el 2 de julio atrapan al líder de los carterista­s del metro, el 3 de julio lo liberan y anuncian a los medios con un cinismo descarado que se “sospecha probable existencia de una red de protección institucio­nal hacia esta organizaci­ón criminal”. Ninguna ley y ninguna patrulla cambiarán eso si no hay voluntad de transforma­r y operar los procesos adecuados.

En el fondo, el problema al que nos enfrentamo­s es uno de proyecto, voluntad y visión. ¿Cómo debe ser la Ciudad de México en 2024? ¿Qué posición debe ocupar en México en el mundo? ¿Y cómo concretame­nte se va a lograr? Mientras que la atención mediática está en el gobierno federal, esas son las respuestas más urgentes para los 21 millones de personas que cohabitamo­s en la Ciudad de México.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico