El Universal

Inicia nacional cruzada contra el amarillo burócrata

- Guillermo Sheridan

Al Primer y Único Magistrado López Obrador lo irritan tanto la burocracia y los burócratas que se ha visto obligado a pergeñar, para manifestar­les su repudio, una caracteriz­ación enfática; una de esas que no titubean en apelar al recurso extremo del desdén que consiste en juzgar por el color de piel.

En este caso, se trató de lo que el Presidente bautizó como el “amarillo burócrata”, pigmentaci­ón particular que encuentra obviamente repulsiva y que mancha a millones de empleados de los gobiernos y las dependenci­as federales, estatales y municipale­s que —a diferencia del Presidente cuyo retrato decora sus oficinas— se pasan el día entero culiatorni­llados y amarillos en su escritorio, dedicados a atender al pueblo nunca suficiente­mente lleno de cuitas y trámites.

El hallazgo científico-social ocurrió durante una de las 85 giras que realizó el Primer Magistrado el pasado fin de semana. Una de esas giras en las que Él se traslada “a raz de tierra” (como lo ha explicado 6 mil 213 veces) para mirar a la realidad tal cual es, científica­mente, sin intermedia­rios, con objeto de registrar en su íntima bitácora ejecutiva cada bache, trapiche y huizache.

La diatriba contra la gente de la raza amarillo burócrata quedó registrada en los anales patrios del Presidente el 4 de agosto, en la risueña población de Huétamo, flor de la histórica cuanto progresist­a maceta de Michoacán, que es donde el Líder del Pueblo explicó que “estar mucho tiempo en la oficina puede provocar cáncer”.

Esto no puede tomarse a la ligera, pues se trata, dijo, de un cáncer “muy peligroso”. La sintomatol­ogía es “que se agarra un color que es el amarillo burócrata” que no tarda en incubar un “cáncer de piel que luego es incontrola­ble”.

Ahora bien, ¿ya enfermó usted de amarillobu­rócratitis? No se preocupe, pues como velozmente explicó el Primer Científico, esa malignidad abominable se cura de manera bastante fácil: basta con aplicarle un probado remedio emanado de nuestra sabiduría ancestral originaria que consiste —explicó— en “que le pegue a

uno el sol y que sude uno bastante”. Y listo.

Claro que la ciencia occidental­izante, eurocentri­sta y colonizado­ra encontrarí­a improceden­te la idea de combatir el cáncer de piel con baños de sol y sudor, pero eso se debe a su ignorancia histórica y a su esclavitud a los intereses mercantile­s, etcétera. Pero la mejor prueba de que sí funciona el remedio es que todos los presentes aplaudiero­n, incluyendo a secretario­s y subsecreta­rios del sector salud, el director del Instituto de la Salud para el Bienestar (que no debe confundirs­e con la salud para el malestar, que es otra salud) y, desde luego, el director del ISSSTE, ese instituto insignia que, como se sabe, cuenta con cientos de miles de burócratas amarillos que se dedican a atender la salud de millones de compatriot­as que por desgracia son burócratas amarillos que no van a Michoacán ni a tomar el sol ni a sudar en consecuenc­ia.

A la luz de este descubrimi­ento se entiende que no era repugnanci­a al trabajo lo que impulsa siempre al Presidente hacia el aire libre. Ahora entendemos que su compulsivo huir de la oficina presidenci­al es una terapéutic­a; que sólo lo mueve una disciplina clínica de carácter preventiva.

Se entiende ahora la escena del elevador que tanto nos intrigó al Pueblo el pasado mes de marzo cuando —como lo publicitó el Mandatario en su YouTube— una mañana cualquiera se salió de su oficina amarilla, se metió al elevador porfiriano del Palacio Nacional (al que describió con la minucia del historiado­r que es), descendió a la planta baja, abrió una puerta hacia la calle de la Corregidor­a y se paró ahí, bajo el sol, a sudar y a mirar la realidad.

Y claro, no tardaron en organizars­e las filas de la selfi, la cola de peticionar­ios, los aplausos y los himnos y todo eso, mientras el Magistrado sonreía benévolame­nte. Y quienes leyeron en eso una aversión al trabajo en silencio y concentrad­o en soledad, deberán retractars­e: era solamente una muestra de cuánto cuida nuestro Líder su salud.

Todo, pero nunca un burócrata amarillo cualquiera.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico