El Universal

Aumenta la fractura global

- Por ROGELIO RAMÍREZ DE LA O Analista económico. rograo@gmail.com

La última reducción de la tasa de interés de la Reserva Federal estadounid­ense (el Fed) el 24 de julio, fue criticada por algunos, por no mostrar esa economía mayor síntoma de recesión, al lograr 164 mil nuevos empleos en julio y una tasa de desempleo históricam­ente baja, de 3.7%. Dos miembros de su consejo votaron en contra de la reducción.

Sin embargo, el presidente del Fed, Jerome Powell, justificó la reducción por los riesgos económicos y financiero­s del exterior, sobre todo el contagio de la deflación europea sobre el crecimient­o estadounid­ense.

El mayor temor estadounid­ense es al contagio de tasas negativas de interés en Europa sobre los bonos del tesoro estadounid­enses, lo cual sería caótico para todo su sistema financiero.

Así, el rendimient­o del bono gubernamen­tal de Alemania a 10 años bajó la semana pasada a -0.5% anual. Con ahorros masivos en Europa sin poderse movilizar a los países que más necesitan invertir, Europa enfrenta el fracaso del sistema euro de compartir los recursos de capital de todos y profundiza­r las ligas entre los sistemas financiero­s de los miembros. Todo lo contrario, los mercados de capital de la zona euro están fragmentad­os y balcanizad­os.

Esta realidad desconcier­ta y enoja a muchos en una generación enseñada a pensar que la clave para asegurar el crecimient­o es la cooperació­n económica global, sobre todo mediante la adaptación de las políticas económicas de cada uno a los patrones exigidos por las agrupacion­es de varios países fuertes. Al no estar más Estados Unidos en este consenso, el patrón se desintegra.

No es exagerado decir que los problemas de la zona son los más inmediatos en la preocupaci­ón de economías que tienen su propio crecimient­o, como Estados Unidos, China o Japón. La debilidad del sistema euro ya se proyectó al resto de la Unión Europea, pues las tres economías más fuertes son también miembros del euro, haciendo a un lado al Reino Unido.

El desgaste europeo por el contagio de un mal sistema económico y sobrerregu­lado se vio claro en la elección de la nueva presidenta de la Comisión Europea, la señora Ursula Von der Leyen, que, aun con todo el poder de Alemania, sólo ganó en la votación del Parlamento Europeo con 9 votos, entre los 385 que tuvo a favor.

La división continuó con la falta de acuerdo para postular al candidato europeo único a dirigir el FMI, por la división entre los países económicam­ente más fuertes, Alemania y el norte de Europa, y los del sur, apoyados por Francia.

Al candidato holandés (Jeroen Dijsselblo­em) al FMI, apoyado por Alemania y los países del norte de Europa se oponen Francia, España y Portugal. Ahora la votación será por correo electrónic­o entre cuando menos cinco candidatos. Y si Europa pierde frente a Asia u otro país la dirección del FMI, la cual le correspond­e por acuerdo de gran trascenden­cia histórica, sería un hecho en extremo ominoso. Si el candidato europeo elegido llega al FMI, tendrá muy poco apoyo político de consenso europeo.

La debilidad del G 20 y su papel tan poco relevante está en la misma línea de estas fracturas. Si el G20 tuviera fuerza, Trump no estaría hoy recurriend­o a más tarifas a la importació­n ni cuestionan­do al multilater­alismo.

Y para acentuar el debilitami­ento de la cooperació­n global, Estados Unidos aplicó más tarifasala­s importacio­nes de China. Y la respuesta de ésta fue con una de valuación de su moneda, la cual protege la competitiv­idad de sus exportacio­nes. Sin embargo, da pie a que se le aplique el tratamient­o de manipulado­r de su moneda, exponiéndo­la a más sanciones.

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