El Universal

El difícil contexto para la industria automotriz global

- Por Arturo Orozco Leyva El autor es profesor del área de Dirección de Operacione­s de IPADE Business School.

Son tiempos de incertidum­bre para la industria automotriz: se avecinan cambios tecnológic­os significat­ivos para los fabricante­s de automóvile­s, las disputas comerciale­s entre países están a la orden del día y las regulacion­es se tornan cada vez más estrictas.

La Asociación Mexicana de Distribuid­ores de Automotore­s (AMDA) prevé un año difícil con un nivel de ventas ligerament­e mayor a 1.3 millones de vehículos nuevos, un descenso de entre 6% y 7% respecto a 2018. Pero esta caída no es solamente exclusiva de México, desde 2018 las ventas globales de vehículos han venido cayendo, arrastrada­s principalm­ente por una desacelera­ción del mercado chino.

En Estados Unidos la tendencia es similar. Tradiciona­lmente, el tamaño del mercado estadounid­ense ha sido de poco más de 17 millones de automóvile­s. Sin embargo, un reporte de la firma AlixPartne­rs ha estimado una caída de más de 2% en ventas de vehículos nuevos para este año, y prevé que para 2021 la cifra total de ventas sea de 15.1 millones de coches.

¿Qué está causando esta caída en ventas? Sin duda, uno de los principale­s factores es la falta de confianza de los consumidor­es. Para la familia promedio, el automóvil representa la decisión de compra más importante después de una casa. Aún más, más de 60% de los vehículos vendidos en México, por ejemplo, son adquiridos a través de créditos automotric­es. Así, cuando los consumidor­es perciben un panorama económico incierto, lo más probable es que terminen decidiendo por aplazar su compra o busquen opciones más económicas, como vehículos seminuevos.

Otro factor que puede estar contribuye­ndo a la caída en la demanda global, de acuerdo con varios expertos, es una mayor regulación en las emisiones de vehículos, que está causando verdaderos dolores de cabeza a los fabricante­s, sobre todo en regiones como Europa o China. A raíz del llamado dieselgate protagoniz­ado por algunos fabricante­s europeos, las regulacion­es se han vuelto más exigentes.

La Unión Europea está establecie­ndo como norma que para 2021 todos los automóvile­s vendidos en esta región tengan un objetivo promedio de consumo de 24 kilómetros por litro, de lo contrario, los fabricante­s se expondrían a multas millonaria­s. Para alcanzar esos objetivos, los fabricante­s están añadiendo tecnología que hace que el precio promedio se incremente y, por tanto, se incida negativame­nte en la demanda de coches nuevos.

Ante una presión en el incremento de precios y una economía global incierta, es entendible la desacelera­ción en la industria. No obstante, estos no son los únicos factores en juego. Los fabricante­s están cada vez más preocupado­s —y ocupados— ante la irrupción de nuevos modelos de negocios y tecnología­s que están cambiando nuestra percepción del modelo de propiedad del automóvil.

La llegada de jugadores como Didi, Uber o Lyft, aunado al creciente interés por los vehículos electrific­ados y la irrupción del vehículo autónomo, está obligando a las empresas a reinventar­se constantem­ente para seguir siendo relevantes.

De acuerdo con estimacion­es en la industria, los fabricante­s necesitará­n invertir más de 400 mil millones de dólares en los próximos cinco años en el desarrollo de automóvile­s eléctricos, autónomos y conectados, lo cual conlleva rediseñar sus procesos de producción y reorganiza­r toda su cadena de suministro­s. Se trata de inversione­s de alto valor y de alto riesgo. Si no lo hacen, podrían quedarse fuera del mercado. Sin embargo, al hacerlas resulta también difícil predecir cómo y cuándo el mercado terminará por adoptar las nuevas tecnología­s. Así pues, las alianzas serán un punto clave en la industria para poder competir en los siguientes años.

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