José Xavier Návar
El mítico lugar de la bucanería aplicada a la difusión de la cultura, música y cinematografía mundial de los diferentes géneros atraviesa por un crítico momento, por disputas territoriales y derechos de piso.
Sin embargo, hay algunos que no están dispuestos ni a abandonar su trabajo, ni a dejar desprotegidos a los que acuden cada semana a la sorpresa inesperada en materia de películas que sabe Dios cómo consiguen.
Desde las muertes anunciadas, el barrio bravo luce fantasmal. Poca gente deambula entre semana por la calles en busca de algún estreno, eso sí, el cine de culto sigue rifando para regocijo los que pisan el territorio donde Armando Ramírez escribió su novela Chin Chin el teporocho, llevada al cine por Gabriel Retes en 1975.
Por sus calles uno se puede encontrar con David Lynch, Jim Jarmush, Hitchcock, Kurosawa, Fellini, Chaplin, Scorsese, Buñuel, Francis Ford Coppola, Stanley Kubrick, John Waters, Roger Corman, Terence Fisher, Herzog, Eastwood… descontando a los mexicanos como Emilio Indio Fernández, Alfonso Arau, Bolado, Amat Escalante, Carrera, Iñárritu, Del Toro, Chano Urueta, Ripstein, Raygadas, Cuarón, don Juan Orol (mexicano-gallego-chicaguense) y Pepe Buil, por citar a los más conocidos, con casi su filmografía completa.
Tepito, escenario de muchas más películas, dicen los enterados, que en este tipo de cine y géneros adyacentes fueron influidos por el doctor cinematográfico más famoso del tianguis del Chopo, Juan Heladio Ríos, mezcla de Menudo y Harry Poter en versión dark, con amplio conocimiento sobre cine, literatura, filosofía y anexas.
De este personaje son famosas sus clínicas gratuitas que imparte los sábados para transformar lo intransformable: a los millenials que estén dispuestos a ver cine de calidad, arte, horror y costumbrismo, y cine asiático, chino y japonés, hasta llegar al abismo del cine de luchadores, entre otras cosas.
Emblemáticos del barrio que instituyeron la llamada alfombra negra para celebrar sus lanzamientos alternativos, hoy siguen ofreciendo el cine de festivales como Sundance, Sitges, Cannes y otros de alto octanaje, como alternativa viable a lo que las compañías establecidas no se arriesgan a sacar con ciertos géneros de películas porque no saben. Por esa razón, uno puede encontrarse con pelis recientes como Érase una vez en… Hollywood, Rocketman, John Wick 3, Parabellum o Los crímenes de Mar del Norte, que le darían frío a Luis Calzada y otros farsantes del medio que navegan en el medio del DVD básicamente, porque le tienen miedo al Blu-ray.
El asiduo al barrio se encuentra en su caldo cuando algún promotor le suelta la frase autorizada del doctor Poter: “¡Es como Kurozawa, pero con esteroides!”