LAS FACETAS DE ROBIN WILLIAMS
Tiempo de revalorar su drama
A un lustro de su muerte, revaloramos su capacidad para el drama a través de cinco películas.
En 1987, un joven de nombre Robin Williams, quien llevaba más de una década en el espectáculo y que inició como comediante en el show Mork and Mindy y más tarde fue anfitrión de Saturday night live y actor en filmes cómicos poco exitosos como la versión live action de Popeye, se encontraba sentado en una butaca del Shrine Auditorium, de Los Ángeles.
Era la primera vez que Williams pisaba ese recinto y la ocasión era especial, estaba nominado al Oscar como Actor por el filme de dramedy (drama con toques de comedia) Buenos días, Vietnam. La nominación de Robin era algo inusual por ser un actor que se dedicaba enteramente a la comedia y estaba en una entrega que se distingue por premiar largometrajes de corte dramático.
Aunque esa noche Williams perdió ante Michael
Douglas por Wall Street, no sería la última vez que estaría en ese escenario. Dos años más tarde regresó al mismo sitio para competir en la misma categoría pero ahora por La
sociedad de los poetas muertos, categoría que una vez más no ganó, pero que según expertos como Silvestre López Portillo y José Felipe Coria, demostró que Williams tenía la capacidad histriónica para hacer lo mismo drama que un comedia... o incluso combinarlos.
Según los especialistas, para entender el talento de Williams es necesario alejarse un poco de aquellos trabajos que hicieron reír a millones y adentrarse en aquellos en los que el actor sembró el miedo, la angustia y la tristeza.
En conmemoración a los cinco años de su fallecimiento (que se cumplen hoy), López Portillo y Coria eligen cinco filmes indispensables para entender su multifacética carrera.
En el marco del quinto aniversario luctuoso de Robin Williams se estrenará un nuevo documental sobre lo poco explorado en la vida del histrión: su batalla contra la depresión y el Parkinson que libró los últimos años de su vida.
Aunque Williams hasta sus últimas apariciones se mostraba feliz y sonriente y continuaba trabajando, en la intimidad el actor sufría esta enfermedad progresiva del sistema nervioso y que afecta el movimiento del cuerpo.
En el nuevo documental titulado Robin Williams: when the laughter
stops (Cuando la risa se detiene), sus seguidores en todo el mundo podrán seguir de cerca la lucha que el actor tuvo contra la enfermedad del Parkinson de la que nunca habló públicamente.
También se relatará su batalla contra la depresión durante los últimos meses de su vida y que él en algún puto confesó, lo llevó a ser alcohólico y drogadicto a inicios de la década de los 90.
A través de entrevistas con aquellos en su círculo íntimo. El protagonista de Una mente indomable se suicidó el 11 de agosto de 2014. Días mas tarde su esposa Susan Schneider dijo que el actor padecía demencia por cuerpos de Lewy y él no se encontraba preparado para hablar públicamente.
“Si bien estaba feliz de hablar sobre sus adicciones tanto al alcohol como a las drogas, mantuvo su batalla más larga y dolorosa personalmente con la enfermedad de Parkinson para él solo”, dijo el vicepresidente y director de contenido de AMI, Dylan Howard, sobre el nuevo documental.
Entre las personalidades quedarán su testimonio en este nuevo trabajo están su amigo y comediante Jeffrey Gurian quien hace unas semanas comentó: “Los comediantes experimentan altibajos. Por lo general, son muy sensibles, muy creativos, muy inteligentes”.
Para el crítico de cine José Felipe Coria, esa parte hermética de Robin hacia sus batallas personales nunca afectaron su trabajo, ya que siempre antepuso las risas de su público sobre sus demonios y sus propias enfermedades.
“Tenía la habilidad para conservar el ánimo en alto, no se si esto se considera un síntoma de su depresión, pero creo que, pese a todo lo que le pasaba siempre tenía un tono en su trabajo muy alto”, dijo.