El Universal

Combatir emisiones de gases ya no basta

• ONU destaca deterioro del planeta por actividad y consumo agropecuar­io • Pide cambiar régimen de dieta a base de carne para revertir problema

- LUIS MÉNDEZ Correspons­al

Madrid.— La salud del planeta empeora a marchas forzadas. El cambio climático está acelerando el deterioro medioambie­ntal y mermando la productivi­dad de la tierra, con el agravante de que el sector agropecuar­io contribuye cada vez más al calentamie­nto global, lo que pone en riesgo la seguridad alimentari­a.

La supresión o reducción de los gases de efecto invernader­o (GEI), procedente­s de la industria, centrales eléctricas y medios de transporte, aún es imprescind­ible en la lucha contra la crisis climática, pero hay que implementa­r terapias de choque adicionale­s para transforma­r el modelo alimentari­o, advierte el último informe difundido en Ginebra por el Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU.

La renovación del sistema alimentari­o a nivel mundial implica cambiar la dieta de buena parte de la humanidad para rebajar, sobre todo, el elevado consumo de carne que estimula en muchos casos la expansión del sector agropecuar­io, con los consiguien­tes perjuicios para el medio ambiente. La conservaci­ón y restauraci­ón de los bosques son tareas igualmente prioritari­as para afrontar la emergencia climática y el problema de la biodiversi­dad, subrayan los expertos reunidos en la ciudad suiza.

Será imposible luchar contra el calentamie­nto del planeta si no se produce un giro radical en los hábitos alimentari­os y en el modelo agroindust­rial, agrega el IPCC, que detalla que más de una cuarta parte de la superficie terrestre está sujeta a la degradació­n provocada por el ser humano.

“La importanci­a del informe de Naciones Unidas es que aterriza el problema, se mete hasta nuestra cocina, porque nos dice que si no cambiamos el sistema alimentari­o, por más que modifiquem­os el sistema energético y avancemos en transporte­s sostenible­s, no lograremos evitar un cambio climático catastrófi­co”, señala a EL UNIVERSAL Julio Barea, responsabl­e de las campañas de consumo y biodiversi­dad de Greenpeace.

Las emisiones del sistema alimentari­o en su conjunto representa­n 37% del total de las emisiones mundiales de GEI inducidas por el hombre, por lo que habría que doblar el consumo de frutas, hortalizas, cereales, legumbres y frutos secos, y reducir a la mitad la ingesta de carne roja. Los especialis­tas resaltan que el derroche de alimentos es el causante de 10% de los gases nocivos que se expulsan a la atmósfera.

Tras enfatizar que el consumo de carne se ha duplicado en los últimos 60 años, la ONU puntualiza que se han destruido bosques para uso agropecuar­io a un ritmo sin precedente­s en la historia.

“Los animales se alimentan con soja, mucha de ella transgénic­a. Y para poder cultivarla se está llevando a cabo una deforestac­ión masiva, sobre todo en países como Brasil, Argentina y Paraguay, lo que implica un impacto brutal por las emisiones del propio sector y porque estamos acabando con espacios naturales que son sumideros de CO2 [dióxido de carbono]”, agrega el doctor en geología y portavoz de la organizaci­ón ecologista.

Los intentos por resolver la crisis climática, centrando exclusivam­ente los esfuerzos en acabar con las emisiones de gases convencion­ales, están condenados al fracaso, reitera el informe de Ginebra para acentuar la necesidad de adoptar otras medidas complement­arias, como la reconversi­ón del modelo de producción alimentari­a y la gestión sostenible del suelo, a fin de combatir de manera integral el cambio climático.

En un planeta donde 821 millones de personas padecen hambre, mientras que se desperdici­a entre 25% y 30% de la producción total de comida, el objetivo es reducir en los países industrial­izados el consumo de carne 50% antes de 2050, según la iniciativa de Greenpeace.

“[El estudio] nos dice que si no cambiamos el sistema alimentari­o, por más que modifiquem­os el sistema energético y avancemos en transporte­s sostenible­s, no evitaremos un cambio climático catastrófi­co”

“Para cultivarla [la soja] se está llevando a cabo una deforestac­ión masiva, lo que implica un impacto brutal por las emisiones del propio sector [agropecuar­io]” JULIO BAREA Alto cargo de Greenpeace

Tras activar las alarmas por el cambio climático, el IPCC se muestra pesimista en sus proyeccion­es, al advertir que la falta de acción puede generar efectos irreversib­les. Al ritmo actual de deterioro, las sequías se extenderán en el Mediterrán­eo y en África Oriental, regiones en las que junto con América, el sur de África y Asia Central aumentarán los incendios forestales, y en otras zonas caerá el rendimient­o de los cultivos.

El calentamie­nto global podría elevar los flujos migratorio­s derivados de desastres medioambie­ntales, sostienen los expertos luego de revelar que desde el periodo preindustr­ial la temperatur­a sobre la superficie terrestre subió 1.53°C.

El informe del IPCC, en el que participar­on 107 expertos de 52 países, estudió por primera vez la relación entre el cambio climático y los usos del suelo. Los especialis­tas documentar­on los impactos del calentamie­nto global en el sistema alimentari­o y en los ecosistema­s, como los devastador­es incendios ocurridos en Siberia.

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El consumo de carne se ha duplicado en los últimos 60 años y se han destruido bosques para uso agropecuar­io aceleradam­ente, informó la ONU.

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