El Universal

ENTRE EL CAOS Y LA IDOLATRÍA

El regreso de Guillermo Ochoa como refuerzo del América detona la locura amarilla en el AICM. El portero agradece el recibimien­to y hoy presentará exámenes médicos; el sábado debutaría ante el Morelia en el Azteca .

- CHRISTIAN MENDOZA —christian.mendoza@clabsa.com.mxmx

Cientos de aficionado­s recibieron a Guillermo Ochoa, quien puede jugar el sábado en el Azteca.

Apenas los rizos de Guillermo Ochoa se asomaron en la puerta de llegadas internacio­nales del aeropuerto capitalino, más de 500 americanis­tas explotaron en júbilo y cánticos.

Magno recibimien­to el de ayer para el guardameta que regresa al Nido tras ocho años de vivir su sueño de jugar en Europa.

Antes de las 14:00 horas, centenares de fanáticos —entre pasajeros, familias, niños y grupos de animación— ya habían abarrotado la Terminal 2 del aeropuerto.

Los altercados no se hicieron esperar entre aficionado­s, policía y representa­ntes de los medios de comunicaci­ón. Empujones, desor

“El cariño de la gente es inigualabl­e, por esto da gus to volver a c asa. Estoy feliz, i m pre s io n ado”

den y un arriesgado ambiente ya se percibía minutos antes de que el arquero apareciera cobijado con una sudadera de las Águilas.

El cántico “¡Memo, Memo, oeee, oeee , oeee, Memo, Memo!, retumbó con mayor potencia en el recinto una vez que su ídolo apareció.

“El cariño de la gente es inigualabl­e, por esto da gusto volver a casa. Estoy muy feliz, impresiona­do”, dijo cautivado, pero al mismo tiempo nervioso, por el intimidant­e recibimien­to azulcrema.

Los empujones y el cerco de seguridad de los guardaespa­ldas lo alejaron de los micrófonos, para adentrarse a una arriesgada marejada que trataba de robarle abrazos, fotografía­s, autógrafos y hasta jalones de cabello, por si algún rizo de la suerte se desprendía del carismátic­o portero, quien nunca dejó de sonreír, ni cuando tropezó junto con aficionado­s y un camarógraf­o que lo rodeaban, dentro de la peligrosa multitud.

Por fortuna no pasó del susto de quienes se percataron de la caída. Recepción nunca antes vista, pero de alto riesgo y sin presencia de policías federales.

Después de un caótico recorrido, con líderes de las porras que se encargaron de repartir insultos y empujones sin distinción, Guillermo Ochoa logró subirse a una camioneta blanca, no sin antes alentar un par de porras más, mientras un par de seguidores celebraba a su manera, desafiante­s, sobre el toldo del vehículo.

Felicidad total, ciega, sin dudas ni cuestionam­ientos de aquellos que dejaron la rutina de un martes por la tarde, para hacer épico el regreso de Memo y hacerlo sentir de inmediato que está en casa, que es bienvenido.

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Estadio Mercedes-Benz / Canal 5 y TUDN
19:06 horas Estadio Mercedes-Benz / Canal 5 y TUDN
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Entre risas nerviosas y emoción por volver a México, Memo se dejó apapachar por los aficionado­s.
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