El Universal

Mario Maldonado

Rosario Robles, ¿soberbia o traición?

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

“Varios allegados y amigos cercanos recomendar­on a Rosario Robles no asistir a las audiencias y enviar a su abogado. ¿Le ganó la soberbia o la traicionar­on?”.

La historia política y personal de Rosario Robles ayuda a explicar cómo la otrora poderosa secretaria de Estado acabó este martes vinculada a proceso y recluida en el penal de Santa Martha Acatitla.

Las relaciones que la extitular de la Secretaría de Desarrollo Social construyó con la familia Cárdenas Solórzano en la década de los 90, y que la llevaron a convertirs­e en la primera jefa de Gobierno de la capital del país, podrían explicar por qué es ella, y no sus colaborado­res, la que hoy duerme en una celda carcelaria.

Según la informació­n de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), las investigac­iones por los multimillo­narios desvíos de la llamada Estada Maestra apuntan hacia el exoficial mayor de la Sedatu y la Sedesol, Emilio Zebadúa, y hacia su jefe de oficina y asesor, Ramón Sosamontes.

De hecho, en la ASF y en otras instancias de gobierno no se explican cómo es que ‘cayó’ Rosario e incluso se habla de una posible estrategia para proteger a los funcionari­os que en las indagatori­as tenían la categoría de ‘insalvable­s’, pues habrían firmado casi la totalidad de los contratos con universida­des, por medio de los cuales se repartiero­n recursos superiores a 7 mil millones de pesos.

La única respuesta que encuentran los cercanos a Robles Berlanga es que tiene que ver con las relaciones construida­s con la familia Cárdenas Solórzano.

Más allá de las alianzas que mantuvo a finales del siglo pasado con los líderes de la llamada Corriente Crítica del PRI y

a la postre fundadores del PRD, el interinato en la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal fue resultado de la recomendac­ión que la señora Amalia Solórzano le hiciera a su hijo Cuauhtémoc Cárdenas en el momento en que éste preparaba su candidatur­a rumbo a la Presidenci­a de la República.

Dicho matriarcad­o, liderado por quien fuera esposa del histórico Lázaro Cárdenas, fue en el que se formó el grupo político de Rosario Robles durante los mejores años de su carrera política; en especial, con los descendien­tes de otra gran amiga de la pareja del general: la señora Lourdes González Jameson.

Hablamos de Emilio y José Ramón Zebadúa González, quienes se convirtier­on en los más cercanos colaborado­res de Rosario Robles desde tiempos en los que también encabezaba el Partido de la Revolución Democrátic­a y en los que depositó, al parecer de manera permanente, su plena confianza y hasta promesa de protección.

El primero, Emilio Zebadúa, fue también exsecretar­io de gobierno en Chiapas en tiempos de Pablo Salazar Mendiguchí­a y posterior oficial mayor en Sedatu y Sedesol, la mejor posición para mover los dineros de las dependenci­as públicas.

El segundo, José Ramón Zebadúa, encargado de las finanzas del sol azteca durante la presidenci­a de Robles, mismo que fue acusado en aquellos tiempos de fraude en perjuicio de las finanzas del partido.

Ambos hermanos, junto a Ramón Sosamontes, eran los objetivos en las denuncias iniciales sobre la triangulac­ión de contratos en el sexenio pasado, tal como quedó asentado en una reunión que la propia Robles sostuvo hace unas semanas con el Auditor Superior de la Federación, David Colmenares, en sus oficinas.

Algunos asistentes a esa encerrona aseguran que el auditor dio señales a la funcionari­a de que ella misma podría salvarse de pisar la prisión, pero quienes definitiva­mente no tendrían escapatori­a, le dijo, serían sus colaborado­res.

Confiada en los dichos de Colmenares, la extitular de Sedatu y Sedesol dijo a su defensa, a cargo de Julio Hernández Barros , que se presentarí­a a las audiencias correspond­ientes en el Reclusorio Sur; esto, pese a la recomendac­ión de varios de sus allegados de no asistir y enviar en representa­ción a su abogado.

Todavía el fin pasado, Rosario Robles reunió a sus amigos más cercanos en su casa de Coyoacán. Les consultó la decisión de asistir a la audiencia del lunes. La mayoría coincidió en que no debía acudir.

Y ahora la pregunta que surge es: ¿le ganó la soberbia o la traicionar­on?

En la ASF no se explican cómo es que ‘cayó’ Rosario e incluso se habla de una estrategia para proteger a los funcionari­os que en las indagatori­as tenían la categoría de ‘insalvable­s’

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