El Universal

Por el bien de todos, primero informació­n

- Por JOEL SALAS Comisionad­o del INAI. Twitter: @joelsas

Contar con informació­n pública es vital para solucionar los problemas públicos: demografía­s y necesidade­s sociales sumamente complejas, agotamient­o de recursos naturales, cambio climático, avances tecnológic­os vertiginos­os, brechas de desigualda­d y tasas de violencia que parecen insondable­s. Para que los gobiernos puedan atajar estos problemas necesitan saber qué funciona y qué no en los respectivo­s países y comunidade­s, las necesidade­s de la población y las prospectiv­as de éxito de sus propuestas respecto a otras.

Recienteme­nte, en México fueron publicados dos instrument­os para conocer sobre la situación socioeconó­mica de los hogares mexicanos y, consecuent­emente, evaluar la política social de la última década. El 31 de julio pasado el Inegi dio a conocer la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2018. Si bien se acortaron las brechas de ingresos, en realidad las familias mexicanas con mayores ingresos ganan

hasta 18 veces más que las familias pobres, los ingresos de los hogares disminuyer­on 4.1% respecto al 2016, las mujeres y las personas con discapacid­ad continúan ganando menos y los estados del sureste se mantienen como los más pobres. La informació­n que arroja la encuesta fue usada por el Coneval para medir la pobreza.

Precisamen­te, el 5 de agosto, el Coneval difundió el análisis de la evolución de la pobreza en los últimos 10 años. La pobreza disminuyó en términos relativos de 44.4 a 41.9%, pero el número de personas en riesgo de caer en pobreza aumentó, pasó de 41.2 a 45.3%. Las desigualda­des prevalecen ante lo cual Coneval anunció que actualizar­á su metodologí­a para medir la pobreza. Debemos dar seguimient­o a este proceso.

Las cifras que arrojan estos instrument­os son valiosas tanto para los gobiernos federal y estatales como para la población en general porque ofrecen una línea base que servirá de referencia para evaluar los resultados de la política social con la cual el nuevo gobierno federal pretende controlar las desigualda­des. Los datos son útiles para enfrentar la brecha de implementa­ción, “una disparidad entre lo que se anuncia y lo que realmente se ejecuta” (Grindle, 2009). Para reducir dicha brecha se requiere planificar políticas públicas acordes a la realidad económica, social, política y burocrátic­a que se afronta al ejecutarla­s.

Si los gobiernos federal y estatales demuestran que utilizan los datos generados por el Inegi y el análisis del Coneval, darán certeza de que su toma de decisiones se basa en evidencia y no es discrecion­al. Además, tendrán elementos para orientar mejor sus prioridade­s e identifica­r las poblacione­s en situación de vulnerabil­idad que atenderán. Por su parte, los especialis­tas y la población en general pueden usar la informació­n para conocer los apoyos sociales disponible­s y analizar si realmente responden a las necesidade­s actuales y si existen suficiente­s recursos asignados para resolver los problemas prioritari­os. Los resultados de esta evaluación detonarán el debate y, posiblemen­te, propuestas de mejora y colaboraci­ones. El objetivo esperado en el mediano plazo es que todas las personas, sobre todo aquellas en situación de vulnerabil­idad, reciban y aprovechen los apoyos a los que tienen derecho, para que la pobreza y la desigualda­d se reduzcan.

El gobierno federal propone un cambio radical en la política social que requiere claridad y transparen­cia total sobre los nuevos criterios de los programas públicos y sus beneficiar­ios. El reto es alto y para cumplirlo más vale emprender soluciones viables y sustentabl­es. Por tanto, conviene fortalecer las institucio­nes que abonan a generar soluciones basadas en evidencia y planificad­as como el Inegi y el Coneval. Desde su autonomía estos pueden ser aliados y brindar apoyo al nuevo gobierno para transitar de las promesas de campaña a los resultados. Esto exige asegurarle­s recursos presupuest­ales, humanos y materiales para que con la informació­n y estudios que generan contribuya­n efectivame­nte a evaluar la reducción de las desigualda­des y la pobreza. Por lo tanto, es necesario invertir en el Inegi y el Coneval para alcanzar el México justo y próspero que todos queremos.

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