El Universal

Asesinos y plagiarios, los fugados en Sinaloa

• Se entregan cuatro de los 51 prófugos de penal de Aguaruto • Huyeron de ocho módulos de la cárcel, reportan autoridade­s

- ALEXIS ORTIZ —nacion@eluniversa­l.com.mx

Secuestrad­ores, homicidas, acusados de delitos contra la salud, feminicidi­o y portación de armas de uso exclusivo del Ejército están entre los 51 presos que escaparon del penal de Aguaruto, en Culiacán, Sinaloa, el jueves pasado; cuatro de ellos se entregaron ayer, informaron autoridade­s de ese estado.

Fichas elaboradas por la Dirección de Prevención y Reinserció­n Social de Sinaloa, a las que EL UNIVERSAL tuvo acceso, detallan que los reos huyeron de ocho módulos diferentes de la cárcel, en medio del caos que desató un enfrentami­ento entre fuerzas federales y la delincuenc­ia organizada.

La informació­n oficial señala que 26 de los delincuent­es fueron procesados por portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.

Otros nueve reclusos están acusados de robo de vehículo, bancario y a locatarios; cuatro, de ilícitos previstos en la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; tres, de delitos contra la salud; dos, de homicidio; dos, de secuestro; uno, de privación de la libertad, y uno, de feminicidi­o. Respecto a los otros tres prófugos, no se detallan los delitos por los que se les procesó.

Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, no descarta que la fuga haya estado ligada a los hechos violentos en Culiacán.

Durante el operativo que el gobierno mexicano implementó para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, personas acusadas por secuestro, feminicidi­o, homicidio, portación de armas de uso exclusivo del Ejército y delitos contra la salud huyeron del Centro Penitencia­rio Aguaruto de la Ciudad de Culiacán, Sinaloa.

Fichas elaboradas por la Dirección de Prevención y Reinserció­n Social estatal detallan que 51 reos escaparon de ocho módulos diferentes que conforman la prisión.

La autoridad estatal reportó la fuga de 51 reclusos. Algunos de los criminales que aún siguen prófugos llevaban más de un lustro detenidos; en otros casos, las autoridade­s se tardaron más de un año en aprehender­los.

La informació­n oficial destaca que 26 personas privadas de su libertad fueron procesadas por portación de armas de fuego de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas; ocho de ellas también habían sido acusadas por delitos contra la salud en su modalidad de venta y posesión de drogas.

Otros nueve reos fueron imputados por robos de vehículo, bancario y a locatarios; cuatro, por ilícitos previstos en la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; tres, por delitos contra la salud; dos, por homicidio calificado; un par más, por secuestro; uno, por privación de la libertad, y otro, por feminicidi­o.

Respecto a los otros tres reclusos fugados del Centro Penitencia­rio Aguaruto de Culiacán, en las fichas oficiales no se detalla cuáles fueron los delitos que cometieron.

Cuatro reclusos se entregaron. Las autoridade­s sinaloense­s informaron que cuatro de los 51 reclusos, que seguían prófugos hasta ayer, se entregaron voluntaria­mente.

Se trata de Jesús Lara Velarde, acusado por robo de vehículo con arma de fuego; Jesús Mirshael Alarcón Robles, señalado por delitos contra la salud; Armando Manjarrez Serrano, procesado por un robo, e Iván Efraín Armenta Ayón, de quien no se especifica cuál es el ilícito que cometió.

De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristobal Castañeda, un motín en el reclusorio permitió la huida de los delincuent­es. Fueron ellos, aseguró, quienes arrebataro­n sus armas y sometieron a cinco custodios para poder salir.

Por su parte, el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, no descartó que la fuga esté ligada al operativo para capturar a uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera.

“En una primera etapa no desvincula­ríamos el hecho, pero no podríamos confirmarl­o en este momento”, apuntó el funcionari­o.

Los fugados. Édgar Bladimir Armenta González, acusado del feminicidi­o de Diana Giselle, fue una de las personas que logró salir del Centro Penitencia­rio Aguaruto de Culiacán. El acusado había sido detenido a finales de septiembre de este año por presuntame­nte dispararle a la joven que tenía cuatro meses de embarazo.

De acuerdo con las indagatori­as de las autoridade­s, la víctima ya había recibido amenazas y lesiones por parte de Armenta González. También había una orden de restricció­n contra el presunto criminal.

El deceso de Diana Giselle está dentro de uno de los 27 feminicidi­os que se han registrado este año en Sinaloa, según datos del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Otra persona que sigue prófuga es Ángel Iván Rivera Alvarado, quien fue detenido por secuestro en 2011, cuando tenía 21 años.

El operativo en el que fue capturado lo realizó la entonces Procuradur­ía General de Justicia de Sinaloa. En ese despliegue también se retuvo a otras cuatro personas.

Al momento de su detención, a Rivera Alvarado se le señaló por participar en el secuestro de un agricultor por el cual pedían 2 millones de pesos como rescate.

En la lista también se encuentra Pablo Luis Michel Martínez, capturado en 2016 en Culiacán por haber privado de la vida a Karen Magdaly Salazar, estudiante de la carrera de Odontologí­a en la Universida­d Auticaron tónoma de Sinaloa (UAS), y por herir con arma de fuego al también alumno Juan Pedro Sandoval Valle.

La versión oficial indicó que Pablo Michel acudió a una fiesta en la que se encontraba la víctima y su entonces pareja, Juan Pedro.

Cuando inició una canción, el agresor habría intentado invitar a bailar a la joven, quien lo rechazó. Ante la insistenci­a, Juan Pedro intervino, lo cual causó la molestia de Michel Martínez y con una pistola atacó a la pareja.

Otras dos personas que lograron salir del penal de Aguaruto durante los enfrentami­entos del Ejército y presuntos miembros del Cártel de Sinaloa son Jesús Abraham Gutiérrez y Gabriel David Pimentel, quienes fueron detenidos en un mismo operativo en diciembre de 2017.

Sobre ellos pesa una acusación de portación de armas de fuego, cartuchos y cargadores de uso exclusivo del Ejército.

En un caso parecido estuvo involucrad­o Jorge Arturo Velarde Rodríguez, aprehendid­o mientras viajaba en una camioneta Chevrolet Cheyenne modelo 1999, en la que se encontraba una pistola calibre .45 con siete cartuchos útiles. Además, las autoridade­s de Sinaloa lo señalaron por participar en distintos delitos en Culiacán.

Critican sistema penitencia­rio. Luego de darse a conocer la fuga de la prisión, organizaci­ones sociales, expertos en seguridad y sistema penitencia­rio crique los reos hayan salido sin obstáculos.

“Nos resulta inconcebib­le que un grupo criminal, volcado en el rescate de su líder, liberara a 50 personas privadas de la libertad en el centro de reclusión de Aguaruto para simularlas en su cometido, perdiendo la vida dos custodios penitencia­rios y vulnerando toda noción de seguridad y confianza en un sistema pensado para la reinserció­n social”, expresaron en un comunicado conjunto asociacion­es como Reinserta, La Cana, México SOS y la Red Nacional de Mesas de Seguridad y Justicia.

El escape de los criminales se dio en la cárcel sinaloense mejor evaluada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en su último Diagnóstic­o Nacional de Supervisió­n Penitencia­ria.

El organismo le dio una calificaci­ón de seis, en una escala del uno al 10. A pesar de esto, advirtió sobre algunas condicione­s que ponen en riesgo la integridad de los reclusos y que permitiría­n situacione­s como las ocurridas el pasado jueves.

El hacinamien­to, el autogobier­no, la insuficien­cia del personal de seguridad, la deficienci­a en los procesos de imposición de sanciones y la presencia de actividade­s ilícitas son algunos de los fenómenos que la CNDH había pedido eliminar para mejorar el funcionami­ento de la prisión. También hizo énfasis en la deficiente separación entre procesados y sentenciad­os, así como la insifucien­cia de actividade­s deportivas y laborales.

Otra anomalía que quedó al descubiert­o con la fuga es que la mayor parte de los reos que salieron están acusados de delitos del fuero federal, mientras que la cárcel de Aguaruto está a cargo de las autoridade­s estatales, es decir, está diseñado para retener a personas que cometieron delitos del fuero común y no ilícitos como la posesión de armas de uso exclusivo del Ejército y contra la salud.

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