“Frenemos inmigración en Quebec”
••• St. Bernard de Lacolle, Quebec.— El tema migratorio no está en debate en Canadá. La imagen de un país acogedor y que da la bienvenida a los inmigrantes no entra en discusión, más allá de propuestas políticas de los muchos vacíos legales de su sistema migratorio meritocrático, y el intento de ajustar una política de asilo muy generosa. Sin embargo, el Partido Popular Canadiense (PPC), una escisión ultraderechista del Conservador de Andrew Scheer, ha tratado de ponerlo en primera página, utilizando retóricas y tácticas que calcan las que se viven en Estados Unidos con el republicano Donald Trump.
Este sábado, a escasos metros de la frontera con Estados Unidos, unos 200 miembros de grupos ultranacionalistas y ultraderechistas canadienses intentaron mostrar una imagen de fuerza de su oposición a la supuesta política de “puertas abiertas” a lo migrantes de Justin Trudeau, a quien gritaron que “hay que echar” del gobierno del país. “Frenemos la inmigración ilegal en Quebec”, rezaba una pancarta, en la que se mezclaron banderas de Canadá y la región francófona con símbolos tachados de Naciones Unidas y personas con vestimenta casi militar o gorras de: “Make Canada Great Again”.
Entre ellos se coló un ultra con una máscara de luchador mexicano con una bandera de México en la frente, que confesó habérsela puesto simplemente para ocultar su identidad. Quizá sin tener en cuenta el mensaje esquizofrénico que estaba transmitiendo. Acordonados por una fuerte presencia policial, a escasos metros se manifestaron activistas proinmigrantes. En la zona de la protesta está Roxham Road, uno de los cruces de indocumentados más activos de la frontera entre Estados Unidos y Canadá, que ayer estaba bloqueado por un par de coches de policía que impedía el paso hasta el punto exacto que divide ambos países.
Según los activistas, los ultraderechistas quieren que ese bloqueo sea permanente “y quizá incluso que se construya un muro”, a la par de la promesa de Donald Trump para la frontera con México, dijeron en un tono entre la broma y la preocupación. “No hay una crisis en nuestra frontera, la crisis está en los países de origen”, dijo Wendy Ayotte, de la asociación Bridges not borders. “Es de risa decir que es una invasión”. Según cifras de las autoridades canadienses, más de 50 mil personas han cruzado por ese punto de manera irregular desde 2017; según los activistas, después que en verano de ese año hubiera un pico de cruces, ahora se promedia la llegada de 43 migrantes al día, en descenso en comparativa con años anteriores.