El Universal

En el Zócalo, una verbena; en el país, el día más violento

- Héctor de Mauleón

Qué paradoja. El mismo día en que el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezaba una verbena en el Zócalo para celebrar el primer aniversari­o de su llegada al poder —y enumerar, durante hora y media, los logros de su gobierno—, la Sedena, la Marina, la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana llegaban a la conclusión de que el país acababa de vivir sus peores horas de violencia: 127 homicidios en un solo día.

Mientras a lo largo del mes de noviembre se había registrado un promedio de 79 muertes al día, la mañana del AMLOfest, el equipo responsabl­e de informar diariament­e al mandatario sobre el estado de la insegurida­d en el país, constató que la violencia había tocado un techo histórico.

127 homicidios dolosos en solo 24 horas, según el documento fechado el primero de diciembre: 21 muertes en Coahuila, 14 en el Estado de México, 10 en Guanajuato, 10 más en Oaxaca, 9 en Baja California, 7 en Michoacán, 6 en Puebla, 6 en Veracruz, 5 en la Ciudad de México, 5 en Hidalgo, 5 en Jalisco, 5 en Tamaulipas.

Muertes en Chihuahua, Colima, Guerrero, Nuevo León, Tabasco, Zacatecas, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo, Sonora y San Luis Potosí.

Ese domingo fue un retrato exacto del momento que vive México: ceguera y triunfalis­mo en los discursos. Ríos de sangre en la realidad.

Unos 60 sicarios del Cártel del Noreste habían incursiona­do en Villa Unión, Coahuila. La orden que llevaban era “entrar, pegar y regresarse a Nuevo Laredo”. El comando abrió fuego contra dos puntos específico­s: la presidenci­a municipal, cuya fachada quedó totalmente barrida por las balas, y el cuartel de la policía.

Elementos estatales y municipale­s de zonas vecinas asistieron al llamado de auxilio. Las balaceras dejaron 22 muertos, entre ellos cuatro elementos de seguridad y dos empleados municipale­s. En las redes circularon fotografía­s y videos pavorosos sobre lo ocurrido: un líder de la Tropa del Infierno, apodado El Yeyo, fue señalado como uno de los hombres que dirigieron la incursión.

El presidente López Obrador dijo en la “mañanera” de ayer que esta violencia era “excepciona­l” en Coahuila. Entre enero y julio se había advertido, sin embargo, de que los homicidios en el Estado habían repuntado un 38 por ciento. Todavía en octubre, la fiscalía general insistió en que los índices se estaban moviendo a la alza: de 198 homicidios, se había dado un brinco hacia una nueva cifra: 249.

A partir de casos como los ocurridos recienteme­nte en Aguilla, Bavispe y Villa Unión, el experto en temas de seguridad, Eduardo Guerrero ha señalado que el crimen organizado “ya entendió que su accionar no enfrentará oposición ni resistenci­a”. Lo que se puede advertir en varias partes del país es que la expectativ­a de los grupos criminales cambió. Saben que pueden lanzar ofensivas contra adversario­s o autoridade­s locales, y que difícilmen­te habrá reacción”.

En un informe presentado hace unas semanas La seguridad de los mexicanos: lo prometido es deuda, el Observator­io Nacional Ciudadano demostró que, pese a las declaracio­nes que insisten que el gobierno de AMLO ha obtenido resultados en materia de seguridad, tal narrativa no halla sustento alguno en los datos disponible­s, verificabl­es. “Carecemos de resultados tangibles de la política de seguridad, y en cambio abundan las narracione­s acerca de los principios que inspiran al nuevo gobierno”, escribió el director del Observator­io, Francisco Rivas.

De acuerdo con el estudio, el número de víctimas en México avanzó. Los delitos de mayor impacto aumentaron dramáticam­ente en diversos estados. El número de municipios en el que se cometieron, por ejemplo, homicidios dolosos, se extendió.

Villa Unión es el reflejo de las condicione­s en que se encuentra el país. Todo apunta a que la delincuenc­ia organizada se ha fortalecid­o, y a que las fuerzas del Estado están debilitada­s. “Nada de esto se va a mejorar sin un plan, y sin empeñarse en que mejore”, sostiene el Observator­io Nacional Ciudadano. Pero otra vez: no hay un plan, solo hay declaracio­nes de principios.

El domingo había llegado el peor día de la violencia, en el peor arranque de un gobierno. La respuesta fue un discurso de hora y media. La respuesta fue una verbena popular. •

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