El Universal

La sopa fría

- ÁLVARO LÓPEZ SORDO futbol@eluniversa­l.com.mx

Dicen por ahí que siempre hay que dejar lo mejor para el final. El origen de la frase es absolutame­nte desconocid­o para su servidor, pero lo que sí sé es que todos la hemos dicho en algún momento, porque ya está incorporad­a en nuestras mentes. Y normalemen­te es así, guardamos lo que más nos gusta para el final.

Si nos imaginamos en un restaurant­e, por supuesto que lo mejor viene al final: el postre. Pero el camino a ese premio tan esperado bajo ninguna circunstan­cia debe ser de sufrimient­o. No, las entradas, la sopa y el plato fuerte deben cumplir con los estándares de calidad del restaurant­e. Al final, el cliente —al ser quien paga— está en su derecho de exigir que todos los alimentos sean buenos.

Sería una locura imaginarno­s al gerente responder a una queja de la siguiente manera: “Tiene razón, las albóndigas están quemadas, se le pasó la sal al cocinero, pero no se preocupe, el postre está buenísimo y ahí se desquita”. Bueno, pues esa respuesta es la que el cliente recibe todo el tiempo en el futbol mexicano.

17 o 19 jornadas sin sazón. 17 o 19 fechas de frijoles tan pasados por agua que perdieron todo el sabor. 17 o 19 jornadas esperando el postre: la Liguilla. Y esta fase final ha dejado muy claro que los soporífero­s juegos que hay que soportar a lo largo de esas 17 o 19 fechas no se deben a la falta de calidad o capacidad. Estos cuartos de final se jugaron a un ritmo que, en el mejor de los casos, vemos a cuentagota­s a lo largo del semestre.

Fueron ocho partidos con ritmo, intensidad y emociones. Nadie se guardó nada, no hubo especulaci­ones. En resumidas cuentas, todos jugaron al máximo. Es decir, que sí se puede aspirar a un futbol de mayor nivel.

Pero desde hace no sé cuánto tiempo nos conformamo­s con que ya viene el postre y nos resignamos a que la sopa vendrá tibia si nos va bien y a que el guisado sea algo que no vale la pena recordar.

Ha quedado demostrado que los ingredient­es para tener un mejor espectácul­o existen. Quizá, si los puntos que se pierden en la Fecha 1 no fueran recuperabl­es con un buen cierre de campeonato, para ubicarse entre los ocho mejores, y esos puntos tuvieran la importanci­a que se refleja en trofeos, podríamos ver algo mejor en la cancha.

La Liguilla es una maravilla, pero si el torneo fuera a puntos, todos tendrían que jugar a tope para tratar de ser campeón. Porque así, el torneo dejaría de ser una simple fase de clasificac­ión y los equipos deberían jugar a tope siempre. Porque un traspié en la Fecha 4 podría significar olvidarse del campeonato.

Adendum. Knut (el noruego metiche) no deja de preguntars­e por qué los Tigres no juegan nunca como en el segundo tiempo del domingo.

Ha quedado demostrado que los ingredient­es para tener un mejor espectácul­o en la Liga MX existen

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