El Universal

Al ponerse el sol, sólo queda el silencio

• Pobladores relatan el ataque armado del sábado • La gente está preocupada y traumada, aseguran

- Texto y foto: FRANCISCO RODRÍGUEZ

Villa Unión era conocido por ser tranquilo, uno de esos lugares donde las puertas están siempre abiertas. El sábado 30 de noviembre la violencia se llevó esa paz, luego del ataque del crimen organizado que dejó 23 muertos.

Entrar a este municipio de Coahuila es ver casas y negocios con balazos en paredes y ventanas. En las calles hay poca gente y la que sale es para recoger escombros o barrer las entradas. Pocos hablan. Los pobladores cuentan que escucharon los balazos durante hora y media. “Parecía un infierno. Pensamos que no iba a terminar”, recuerda Francisco. “Pa’ las siete u ocho de la noche se salía a caminar, ahorita ya no”, dice Arturo.

Villa Unión.— Un pueblo de 4 mil habitantes, Villa Unión era conocido por ser tranquilo y donde nada pasaba, uno de esos lugares donde las puertas siempre estaban abiertas. Tras el ataque ocurrido el sábado pasado, las cosas han cambiado.

Arturo, un lugareño, comenta que la gente en el pueblo está preocupada y traumada. “Pa’ las siete u ocho de la noche se salía a caminar, ahorita no”, dice.

Ayer por la mañana no había gente en las calles, sólo se escuchaba el sonido de autos que van y vienen, del serrucho, del martillo, y de los vidrios que caen en la Presidenci­a Municipal, donde el sábado un grupo de presuntos pistoleros del Cártel del Noreste abrieron fuego contra la fachada, dejándola como coladera.

Decenas de trabajador­es enjarran, enyesan, pintan, recogen vidrios y barren. Es el sonido de un pueblo asustado por el enfrentami­ento entre hombres armados y policiales. Hasta ayer sumaban 23 personas fallecidas: 17 delincuent­es abatidos, cuatro policías estatales y dos civiles, así como 10 presuntos criminales detenidos.

En el pueblo se mira poca gente en las calles y la que sale es para recoger escombros o barrer las entradas. Pocos hablan.

Entrar a Villa Unión es comenzar a ver casas y negocios con balazos en las fachadas, en las paredes, en las ventanas. Atrás del edificio de presidenci­a, un minisúper y una carnicería están abiertos. Los vidrios de su fachada tienen al menos 30 impactos de bala.

“Aquí estaba abierto, escuché y me tiré al suelo y me escondí”, recuerda la dueña del lugar. “Tengo que abrir, porque qué hago, pero esto está jodido”, dice.

Isidra vive con su hijo de 12 años a un lado de una tienda que ella misma despacha, ubicada unos metros de la Presidenci­a Municipal. Cuenta que salió minutos antes de que se desatara la balacera. Dejó a su hijo dormido, pero los balazos lo despertaro­n. “Mami no vengas, no vengas”, se comunicó el niño.

Isidra dice que escuchaba de fondo el tronido de la pólvora. Su hijo se echó al suelo y se escondió en el clóset. “No te asomes, tírate al suelo”, le ordenó su madre.

Los testimonio­s en el corazón de Villa Unión relatan que escucharon los balazos por lo menos durante una hora y media. “Parecía un infierno. Pensamos que no iba a terminar. Los disparos eran continuos, nunca cesaron”, recuerda Francisco, dueño de una forrajera a 200 metros de la plaza principal.

Dice que lo que vivieron ese día no se puede describir. Comenta que escucharon los disparos en la presidenci­a y en un principio pensaron que eran cuetes, pero que se asomó y vio las camionetas artilladas.

“Cada una [de las camionetas] llevaba unas seis, siete personas disparando al aire. Pasaron tronando demasiado fuerte. Gritando que venían a limpiar el pueblo. Sabrá Dios”, detalla.

Francisco se resguardó en el baño con su esposa. Después de que terminaron los disparos, miró en video lo que le sucedió a su municipio.

“Cerramos las puertas y todo porque buscaban [los delincuent­es] dónde refugiarse, se andaban metiendo a las casas” ALMA Habitante de Villa Unión

“Si querían asustarnos, nos dejaron bien asustados”, refiere.

Nadie se mira caminando por las aceras. Ahora el susto parece que los persigue a todas horas. Como a Alma, quien desde el sábado le tiene miedo a la noche.

“Antes decía: ‘Ya quiero que caiga la noche para descansar’, ahorita no quiero que se termine el día. En la noche me da más miedo, se me hace que oigo ruidos en mi casa o tengo miedo de volver a escuchar eso que pasó”, comenta.

Alma dice que no quiere volver a vivir lo del sábado, que Villa Unión siempre fue muy tranquilo y pacífico y que ahora mira a la gente muy triste. Ella misma, agrega, siente mucho miedo y tristeza.

Para Alma, el tiempo del enfrentami­ento fue eterno. Cuenta que junto con su hija y su nieta, que tiene un año, se encerraron en el baño para protegerse: “Se me hicieron muchas horas. Nos tiramos al piso. Cerramos las puertas y todo porque buscaban [los delincuent­es] dónde refugiarse, se andaban metiendo a las casas”.

Son las 10:00 horas y Alma, su hija y su nieta llegan a una ferretería: “Salimos a lo que tenemos que ir, a comprar e ir otra vez a la casa”.

Lo mismo dice Isidra: “Salimos porque tenemos que salir. Menos no. La gente tiene miedo”, cuenta.

Su hijo no quiere ir a la escuela y pese a que no se han suspendido las clases, muchos padres no han llevado a los menores.

Los vecinos aseguran que varias personas decidieron salir del pueblo. Isidra y su hijo optaron por irse unos días con su hermano. “No se quiere quedar en la casa. Está bien traumatiza­do, apenas ayer [lunes] quiso comer”, plática Isidra sobre su hijo, quien escuchó el enfrentami­ento. Pero ella sabe que tienen que rehacer su vida poco a poco.

Alma, quien durante sus 49 años, ha residido en Villa Unión, platica que su hija se irá. Su esposo tiene que regresar a Estados Unidos a trabajar y decidieron irse con él. “La van a pensar para venir con el susto”, añade.

“Toda la gente está bien asustada, [hay] mucho trauma en el pueblo”, dice. Por eso, personal del DIF Coahuila ya llegó al municipio con una brigada de atención sicológica.

Isidra así resume al municipio: “Villa Unión siempre fue muy pacífico. Si venían a asustarnos, nos dejaron bien asustados”.

 ??  ?? Impactos de bala en las ventanas de los comercios son las huellas del tiroteo del sábado pasado en Villa Unión.
Impactos de bala en las ventanas de los comercios son las huellas del tiroteo del sábado pasado en Villa Unión.
 ??  ?? En Villa Unión decenas de casas y comercios presentan daños en las fachadas y los vidrios rotos, todos consecuenc­ia de los disparos.
En Villa Unión decenas de casas y comercios presentan daños en las fachadas y los vidrios rotos, todos consecuenc­ia de los disparos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico