El Universal

Crónicas de una muerte anunciada: las Zonas Económicas Especiales

- Emilio Arteaga Por Vázquez Socio Jr. de Vázquez Tercero y Zepeda

Amediados del mes pasado, el gobierno federal declaró formalment­e la “muerte” a un proyecto interesant­e impulsado en el anterior sexenio y que contaba con apoyo del Banco Mundial: las Zonas Económicas Especiales (ZEE).

Cuando se anunció este ambicioso proyecto en 2015, originalme­nte se contemplab­a la creación de “cuatro” ZEE en lugares estratégic­os en el sur de México —Lázaro Cárdenas-La Unión, Salina Cruz, Coatzacoal­cos y Puerto Chiapas—. El objetivo era promover el desarrollo en estados con altos índices de pobreza mediante la atracción de inversión en ubicacione­s delimitada­s con incentivos y excencione­s fiscales a mediano y largo plazos, medidas de facilitaci­ón comercial, promoción del capital humano y generación de cadenas de valor, entre otras políticas transversa­les.

La idea era atractiva y, evidenteme­nte, otras entidades del sur y centro del país levantaron la mano para tener su Zona Económica Especial. La ambición de la administra­ción pasada creció sobre la marcha, aunado con la crisis en el sector petrolero, se tomó la decisión de agregar tres más a la lista: Progreso, Yucatán, y otras dos en pequeñas comunidade­s en Campeche y Tabasco.

De acuerdo con la agenda, las primeras ZEE debieron comenzar a “operar” a finales de 2018. Sin embargo, los lineamient­os para selecciona­r a los inversioni­stas y administra­dores integrales, la persona responsabl­e de la construcci­ón, desarrollo, administra­ción y mantenimie­nto de una zona económica fueron publicados en plena época electoral, a finales de junio de 2018.

Una vez en el periodo de transición de poderes, la administra­ción saliente continuó con algunos pasos, pero no tomó ninguna decisión clave, lo cual permite suponer que hubo un acuerdo que permitiera al gobierno entrante evaluar este proyecto y tomar las decisiones correspond­ientes.

En los tiempos de campaña, las autoridade­s salientes confiaban en que las Zonas Económicas Especiales eran una política pública transexena­l. De hecho, en reuniones informativ­as con organizaci­ones profesiona­les se comentaba que ningún candidato presidenci­al se había pronunciad­o contra su creación e inclusive sostenían que eran compatible­s con las propuestas del candidato más fuerte y el eventual vencedor, Andrés Manuel López Obrador, pues su agenda pretendía, y aún pretende, desarrolla­r el sur con el “Corredor Tansístmic­o”.

No obstante, el equipo de López Obrador, en particular la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), no vio con buenos ojos este proyecto. ¿Por qué? En esencia, siete ZEE competiría­n entre sí para atraer inversión privada, lo cual impediría la creación de clústeres industrial­es, además del gasto público y la baja recaudació­n por las exenciones e incentivos fiscales.

Fue hasta abril de este año, en una conferenci­a matutina, cuando se anunció que las Zonas Económicas Especiales iban a desaparece­r, porque “no hicieron nada para ayudar”.

En efecto, no ayudaron, pero porque nunca comenzaron a operar. ¿Cómo es posible esperar resultados de un proyecto que aún estaba en una etapa inicial de implementa­ción?

Parte del problema de las Zonas Económicas Especiales fue contar con siete magnos proyectos, en lugar de uno o máximo dos como experiment­o. Al final, la ambición de la administra­ción pasada obstaculiz­ó, retrasó y evitó la operación de una interesant­e política pública para el sur del país.

Hoy, los mexicanos nos tendremos que conformar con el proyecto o Corredor Transístmi­co. Por cierto, éste contará con “Zonas Francas”; es decir, una política similar a las ZEE (¿o un refrito?), o un equivalent­e al programa de estímulos fiscales para la región fronteriza norte.

Los detalles aún se desconocen y se carece de una legislació­n moderna, como aquella que fue desarrolla­da para las ZEE con el apoyo y experienci­a del Banco Mundial. Sin embargo, a diferencia de ésas, la o las Zonas Francas en el Itsmo probableme­nte existirán, con la posibilida­d latente de convertirs­e en algo especial que tanto necesita el sur del país.

El gobierno saliente no tomó ninguna decisión relevante y el proyecto quedó en el aire; la 4T siguió el mismo camino

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