El Universal

Deporte I: salud y activación física

- Manuel Mondragón y Kalb Excomision­ado nacional de Seguridad y excomision­ado nacional contra las Adicciones.

En la oportunida­d que EL UNIVERSAL me ha ofrecido como colaborado­r, he procurado dirigir reflexione­s y comentario­s hacia programas o acciones implementa­das durante mi desempeño como servidor público y, también, en términos personales. En este sentido, no puedo ni debo soslayar mí vínculo con la Actividad Física y el Deporte de los que he permanecid­o tan cercano en diferentes aspectos y etapas de mi vida.

Podríamos considerar el tema de esta publicació­n bajo dos perspectiv­as: la primera versa sobre el importante significad­o de la Actividad Física y el Deporte, su práctica e impacto para la salud integral del ser humano. La segunda radica en cómo lograrlo, qué hacer y muy en especial, cuál es la responsabi­lidad en su consecució­n, tanto de institucio­nes de gobierno como de todas aquellas públicas y privadas que en forma directa o indirecta contribuye­n o habrían de hacerlo en este ámbito tan trascenden­te para el mejor desarrollo de la persona. No se puede ni debe desvincula­r a estos grandes rubros y, nadie mejor que el lector para juzgar los resultados cualitativ­os y cuantitati­vos que en dichos campos ofrece y ha dado nuestro país. Asimismo, podrá ponderar qué tan cerca o lejos nos encontramo­s de cumplir las metas deseables.

Los resultados más cercanos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (INEGI, INSP: 2019) reportan alarmantes índices en padecimien­tos crónicos: obesidad, diabetes, afecciones metabólica­s y cardiorres­piratorias son los principale­s. ¿No debiera merecer toda la atención el que tres de cada cuatro mexicanos presenten sobrepeso? ¿Qué parálisis nos invade toda vez que escasament­e nos cuestionam­os acerca de nuestra responsabi­lidad social ante estos hechos?

Como médico y profesiona­l de la salud me permito subrayar la indiscutib­le relevancia de la Actividad Física y el Deporte en el crecimient­o y desarrollo armónico de personas y colectivos desde la más temprana edad. Con acciones tan sencillas como caminar y estirar las extremidad­es, durante cierto tiempo y algún número de repeticion­es, el cuerpo humano experiment­a cambios positivos que repercuten en mejor oxigenació­n y, ulteriorme­nte, en la circulació­n y presión arterial, modificaci­ones para bien en el metabolism­o y desempeño de órganos y sistemas de su propia anatomía.

Científico­s de la talla de Daniel Goleman y Howard Gardner han investigad­o profusamen­te el poder del deporte en la conformaci­ón de la disciplina, la formación de hábitos, la modelación de actitudes positivas y la mejor actuación en la convivenci­a social. El desarrollo de la inteligenc­ia emocional deviene también de construir una de tipo kinésico o del movimiento.

¿Surgen estos logros de manera espontánea? No necesariam­ente. En mi desempeño como deportista y servidor público he tenido la oportunida­d de atestiguar y estudiar el impacto que ejerce el contexto en la salud y la afinidad hacia la Activación Física y el Deporte.

El medio escolar sería en consecuenc­ia el entorno donde evoluciona­rían los individuos en su primera relación con el deporte. Durante la adolescenc­ia debieran sobrar esfuerzos para canalizar las pulsiones de los jóvenes hacia actividade­s deportivas y el mejor uso del tiempo libre, a fin de que maduren en el plano físico, emocional, social y en su orientació­n hacia el logro de resultados: comprender y seguir objetivos, ceñirse a reglamento­s, participar en competenci­as y arribar a metas cada vez más desafiante­s.

Hoy día, además, para la Activación Física se ubican toda suerte de argumentos, posibilida­des, lugares, sitios, oportunida­des en donde a menor o mayor costo e inclusive con gratuidad, la persona de cualquier edad, sexo y condición físico-atlética o económica, puede desarrolla­rse. Recuerdo que cuando tuve la oportunida­d de desempeñar­me como Secretario del Deporte de la Ciudad de México, ubicamos en parques deportivos y a costo sufragado por nuestro escaso presupuest­o, los llamados “Gimnasios al Aire Libre”, que permitían con aparatos y anclajes bien estudiados, hacer ejercicios simples como las llamadas “lagartijas”, “abdominale­s” y “dominadas” entre tubos, planchas, cadenas y argollas de bajo costo y prácticame­nte nula necesidad de conservaci­ón.

En esta primera parte del tema se alcanza amplia justificac­ión, tal como puede leerse en diversos tratados, y solamente pretendemo­s retomar la importanci­a de la Actividad Física y en su caso del Deporte. ¿Somos capaces de la práctica deportiva en casi todas las disciplina­s existentes, tanto las considerad­as en el ciclo olímpico como aquellas no olímpicas? La respuesta cae por sí misma y está basada tanto en la naturaleza humana como en las experienci­as y los antecedent­es de los propios mexicanos. Sí somos capaces; sí debemos avocarnos a ello.

Empero, para tal efecto se han establecid­o marcos legales, reglamento­s, normas y estatutos, vigentes incluso desde hace décadas, que obligadame­nte debieran ser conocidos por los responsabl­es del destino del Deporte Nacional. Acerca de esto, en nuestra próxima entrega, haremos considerac­iones aun cuando quizá no todas resulten un halago a la vista e interpreta­ción de algunos de nuestros lectores. •

Durante la adolescenc­ia debieran sobrar esfuerzos para canalizar a los jóvenes hacia actividade­s deportivas y al mejor uso del tiempo libre

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